Se inauguró las nuevas aulas en la Esc del Viento en la sede de Río Gallegos

Rio Gallegos-, Rafael Güenchenen manifestó que “Hoy inauguramos las nuevas aulas en la Escuela del Viento, en la sede de Río Gallegos. Lo que para algunos podría ser apenas un acto institucional, una ceremonia más de las muchas que atravesamos durante el año, para nosotros no lo fue. Invertir en educación no es una consigna ni un gesto simbólico. Es una decisión gremial, ética y estratégica. Desde el Sindicato Petrolero, Gas Privado y Energías Renovables (SIPGER) y la Mutual 12 de Septiembre asumimos ese compromiso con responsabilidad, y lo honramos con hechos concretos todos los días.

Las acciones que impulsamos reflejan con claridad este compromiso. Sumamos nuevos espacios en la sede de la capital provincial, avanzamos con la construcción del nuevo edificio educativo en Pico Truncado y seguimos desarrollando el laboratorio tecnológico en Caleta Olivia, en articulación con Pan American Energy y el ITBA. No se trata de intervenciones aisladas, sino de un proyecto sostenido que apuesta a transformar, con seriedad y visión de futuro, la realidad educativa de nuestra provincia. Quiero agradecer especialmente al Jefe de Gabinete, Daniel Álvarez; al secretario adjunto, Nallib Rivera; a los miembros de la Comisión Directiva de la Mutual; a los directivos, docentes y familias que nos acompañaron en el corte de cinta.

Lo que hacemos en materia educativa no es improvisado ni coyuntural. Es fruto de una convicción colectiva, construida con el tiempo y desde el territorio, a partir de una lectura clara de la realidad que nos rodea. Santa Cruz es una provincia con recursos, pero también con una historia de postergaciones y un sistema educativo golpeado por años de abandono. Ante esa realidad no miramos para otro lado. Decidimos involucrarnos. No levantamos escuelas por inercia ni por obligación. Lo hacemos porque creemos en la educación como una herramienta concreta para construir justicia, desarrollo y equidad. No hay otro camino.

La educación debe responder a las necesidades reales de nuestra gente. No copiamos modelos vacíos ni aplicamos recetas ajenas. Diseñamos una propuesta propia, con identidad territorial, arraigo comunitario y una mirada estratégica hacia el futuro. Ofrecemos una trayectoria educativa completa que va desde el Nivel Inicial hasta el Secundario Técnico, con orientaciones como Energía y Sustentabilidad y Tecnología Agropecuaria, pensadas en función del perfil productivo de nuestra provincia. Formamos personas críticas, preparadas para transformar su entorno, aportar al desarrollo local y construir una provincia más justa.

La excelencia educativa que promovemos no se declama. Se construye con trabajo sostenido, planificación y presencia institucional real. Los resultados de las Pruebas Aprender 2023, donde nuestras y nuestros estudiantes se ubicaron entre los mejores del país, reflejan parte de ese esfuerzo. Pero el impacto más profundo está en lo que sucede cada jornada en nuestras escuelas: en el modo en que se enseña, en la forma en que se aprende, en el vínculo entre docentes y estudiantes. Se cumple el calendario escolar, se enseña con rigor y con afecto, y se invierte de forma continua en infraestructura moderna, tecnología aplicada y formación docente permanente. Cada estudiante es acompañado con respeto, escucha atenta y una pedagogía centrada en la participación y el sentido de pertenencia. Nuestra propuesta curricular incluye robótica, programación, diseño digital, impresión 3D, energías renovables, automatización, agro sustentable, inteligencia artificial y otros campos estratégicos. No son contenidos decorativos. Son núcleos formativos pensados para desarrollar pensamiento crítico, capacidad técnica y compromiso con el entorno.

La educación que impulsamos no se queda entre paredes. Está pensada para conectarse con lo real, con el entorno que habitamos y con los desafíos que enfrentamos como comunidad. Por eso fortalecemos las salidas educativas y los proyectos que cruzan saberes, disciplinas y oficios. En la orientación agropecuaria, por ejemplo, los chicos y chicas visitan lugares como el Feedlot Pioneros o el INTA de Río Gallegos, donde trabajan directamente con el campo, la sanidad animal y las buenas prácticas productivas. Ahí comprenden qué significa, en serio, hablar de trazabilidad, bioseguridad o bienestar animal. En la Estancia Laguna Colorada, estudiantes de tercer año aprenden inseminación artificial en ovinos, entienden cómo funciona la mejora genética y se forman para ser técnicos, productores o simplemente personas que saben lo que hacen en su tierra.

En el área tecnológica también hay experiencias concretas. Alumnos y alumnas de la Tecnicatura Agrotécnica diseñan y fabrican placas electrónicas con software profesional, cruzando conocimientos de electricidad, dibujo técnico y planificación. Otros se inician en robótica, automatización e impresión 3D. Uno de nuestros egresados, de hecho, armó con su familia un pequeño emprendimiento de impresiones 3D en su barrio, con lo que aprendió en la escuela. No es algo extraordinario. Es lo que pasa cuando hay herramientas, acompañamiento y sentido del hacer. Lo llamen STEAM o de otra manera, esta forma de enseñar y aprender articula lo que pasa en la escuela con lo que pasa en el territorio. Y eso, en Santa Cruz, tiene un valor concreto.

También hay espacio para lo esencial, aquello que nos define como colectivo y nos vincula con los demás. En el taller de Horticultura, nuestros estudiantes cultivan hortalizas mediante sistemas hidropónicos y donan sus cosechas a merenderos y familias de la comunidad. Siembran, cuidan, aprenden y, sobre todo, comparten. Para nosotros, la técnica no se limita a ser eficiente. Es una herramienta con sentido social, una práctica de entrega y una forma concreta de construir comunidad. Esa experiencia los forma no solo como estudiantes, sino como ciudadanos capaces de pensar el bien común.

Aprender a leer, escribir, hablar y escuchar bien no es algo menor. Es el punto de partida de todo lo demás. En las Escuelas del Viento, la alfabetización no es un contenido entre otros. Es una convicción que se sostiene desde el Nivel Inicial, con equipos docentes que trabajan de forma articulada para garantizar que cada estudiante acceda a la lengua como un derecho, como una herramienta de participación y de pertenencia. Sabemos que enseñar bien también implica seguir aprendiendo. Por eso impulsamos de manera constante la formación continua de nuestros docentes. Dar la mejor educación posible no es una meta abstracta. Es una práctica que se construye entre todos, todo el tiempo.

Invitamos a más familias a conocer nuestras escuelas, a recorrer las aulas, conversar con docentes y estudiantes, y ver con sus propios ojos lo que estamos construyendo. No alcanza con una publicación, una imagen o un video. Para comprender lo que hacemos, hay que estar, hay que escuchar, hay que formar parte.

La educación que defendemos no es una promesa vacía. Está en marcha, incluso en medio de un contexto difícil, y sigue adelante a pesar de los obstáculos, gracias al compromiso real de quienes la sostenemos cotidianamente.

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