Docentes, Judiciales, Viales, Apap y Jubilados, pidiendo respuestas al Gobierno

Las Heras-, Lo hicieron durante una marcha con antorchaS, donde cada referente dio un discurso en la esquina de la Av. Perito Moreno y Sarmiento, en pleno centro de nuestra ciudad.

El discurso más largo y más duro lo dijo la referente de ADOSAC Bibiana Fernández, al mencionar las siguientes palabras:

La “Marcha de las antorchas por la Salud, la educación, la justicia y el salario”, es de quienes adherimos a esta manifestación colectiva y vamos contra la corriente del gobierno provincial que tiene a estos conceptos completamente excluidos y no como objetivos de sus políticas públicas.

La Educación en Santa Cruz, ni siquiera figura entre las prioridades del Ejecutivo, más abocado a sus intereses espurios, que en restablecer el orden perdido en la comunidad educativa, donde todos estamos comprendidos: desde alumnos, padres y docentes, hasta las autoridades de Educación y particularmente el gobierno provincial desde el cual la gobernadora, realiza ensayos discursivos para la tribuna, casi como forma de burlar la historia, la cual nos muestra exactamente lo contrario a lo que escuchamos en cada ejercicio retórico de Alicia Kirchner, más aún, cuando vemos lo que ha quedado al final de decenas de años de mala gestión, autoritarismo y corrupción que ellos mismos provocaron.

La comunidad educativa sufre, todos sufrimos; los únicos que parecen inmunes al sufrimiento de la sociedad, son los que gobiernan. Sin sensibilidad por los alumnos ni el mínimo respeto por los padres, cuando no reglamenta la aplicación del boleto estudiantil gratuito o delegan en las cooperadoras escolares la responsabilidad del estado. Este gobierno provincial ningunea al trabajador docente y no solo se niega a acordar salarios: ni siquiera cumple con el pago mensual de los sueldos, ningún funcionario piensa en la estabilidad familiar de los trabajadores, como si los únicos con derechos a vivir dignamente fueran los que viven de la política, sin cumplir mínimamente las obligaciones para lo cual fueron puestos allí por el voto de una parte de la sociedad.

Y estos conceptos los podemos extrapolar a la Justicia y a la Salud de Santa Cruz, motivo por el cual hoy se encienden las antorchas. El simbolismo de la luz con las que marchamos en nuestras manos no es para confrontar, es para ayudar, para que despierten aquellos mesiánicos de la política que conducen la provincia. Que se sacudan de su “modorra social” los pequeños burgueses que hace casi 30 años tienen el gobierno en sus manos y no gobiernan; pero creen que les durará eternamente. Estas antorchas tienen una carga simbólica que nadie puede desconocer. Solo los alienados por la soberbia pueden desoír el grito de la sociedad. No tenemos médicos, ni gasas, no hay enfermeros bien pagos y la infraestructura se cae a pedazos; abunda aparatología inservible que no es reparada y falta otra necesaria que nadie se preocupa en comprar para los pacientes de Santa Cruz. No hay derivaciones, no se pagan los salarios, se posterga a nuestros jubilados, no se reconoce el sacrificio de hombres y mujeres de la salud que dejan su descanso y su tranquilidad familiar, para cumplir con su tarea humanitaria. No hay control ni sensibilidad social por parte de quienes deben proveer y administrar la salud pública y por ellos, también, se encienden nuestras antorchas.

La justicia enferma, esa misma que ha envuelto a Santa Cruz en un santuario de impunidad para malos gobernantes y corruptos, hoy está en crisis y allí resisten los trabajadores judiciales, como nuestros jubilados o nuestros docentes, cumpliendo su vigilia en las veredas del Superior Tribunal de Justicia, para ver si de tanto tropezarse con los tensores de las carpas, algún funcionario provincial o la propia gobernadora, que hace años no camina las calles de Río Gallegos, advierte que hay un reclamo más allá del reclamo mismo; existe una necesidad de atención plena y a conciencia de los graves problemas que atraviesa hoy la justicia provincial, empezando por el avasallamiento de la independencia de los poderes y terminando por la inestabilidad laboral, el incumplimiento a los acuerdos previos y la falta de respeto hacia el trabajador judicial que día a día permite el funcionamiento de la maquinaria jurídica de Santa Cruz.

Este no es un día más, no es una marcha más. El gobierno parece ajeno al dolor que imponen sus actos, su desidia, sus olvidos y sus procedimientos anticonstitucionales y socialmente repudiables. La marcha de las antorchas es para acercarle luz y que puedan pensar en función de todos nosotros. Si no lo logramos, al menos servirá para recordarles que más allá de su accionar oscurantista y perverso con el pueblo trabajador de Santa Cruz, somos capaces de iluminar nuestro propio camino en busca de la dignidad que ellos nos niegan.