Estación biológica: Trabajo en equipo para valorizar el noroeste de Santa Cruz

Provinciales-, Estudiar y recuperar la fauna originaria de la estepa patagónica y concientizar a los habitantes de las localidades cercanas sobre la riqueza que hay “en el patio de su casa”, es parte de los objetivos del equipo de la estación biológica del cañadón Caracoles en el Parque Patagonia.

En el noroeste de Santa Cruz, sobre el cañadón Caracoles la vista obsequia paisajes maravillosos de la estepa Patagónica. Con mesetas de altura, grandes lagos, valles y glaciares como marco natural, la estación biológica “El Unco”, cuenta con un equipo de ocho profesionales que viven y proyectan distintas tareas que van, desde la captura y monitoreo de fauna silvestre, translocación de individuos, eliminación de amenazas, colocación de cámaras trampa, control de exóticas, de flora y fauna, hasta el mantenimiento de infraestructura y la comunicación para dar a conocer la evolución de su trabajo.

“En la actualidad estamos trabajando fuertemente con el monitoreo de 115 animales entre pumas, guanacos, choiques, chinchillón anaranjado, gallineta austral y huemul. En el caso del coipo y el gato de pajonal, aún estamos intentando capturar y colocar collares”, afirma Emanuel Galetto, técnico y coordinador de rewilding en el Proyecto Patagonia.

Además de generar información científica de base de esos animales, los técnicos y científicos que integran la dotación controlan las especies exóticas invasoras introducidas que dañan el ambiente, compitiendo o depredando la fauna autóctona, como los animales domésticos asilvestrados, el visón americano, etc.

“La Fundación Rewilding Argentina trabaja para revertir la crisis de extinción de especies, una de las tragedias ambientales que asedia nuestro planeta. Por eso es importante nuestro trabajo, no solo en lo que hace al número si no a la extinción del rol ecológico que debería cumplir esa especie dentro del ecosistema donde vive”, describe Galetto.

El trabajo en la estación depende en mucho de las condiciones climáticas y de los hábitos de cada especie. En el caso de que se estén capturando pumas, las tareas serán nocturnas. Si es con guanacos, habrá que hacerlo de día. Se buscará equiparlos con collares VHF, GPS o con conexión satelital, para conocer hábitos, revalorizar su rol ecológico e identificar amenazas para trabajar en eliminarlas.

La dotación tiene una relación de ida y vuelta con los vecinos y vecinas de Perito Moreno, Los Antiguos y Bajo Caracoles. Dentro de los objetivos de la Fundación está el desarrollo económico de las comunidades y la valorización del área protegida y su ecosistema.

“Sentimos que hemos podido revertir -en parte-  cierta valoración negativa que había, en especial sobre el puma y el guanaco. Poco a poco eso va cambiando. Se tiene mucha visita de las localidades vecinas para conocer el parque, la Cueva de las Manos. Además, se sigue fomentando la capacitación de guías locales -que son los que conocen la fauna y donde encontrarla- para que puedan obtener un beneficio económico con un desarrollo local sostenible”, expresa Emanuel.

La tarea del equipo incluye el contacto con los productores ganaderos y buscar alternativas para que la opción no sea exterminar al puma y al guanaco, si no encontrar una forma de convivencia donde la actividad ovina y la producción de naturaleza puedan convivir.

“De a poco nos van abriendo las puertas, pensé que nos iba a llevar más tiempo”, afirma el técnico. “La gente local, los niños, son los que van a cuidarlo para que las nuevas generaciones puedan disfrutarlo. Hoy por hoy, ven cómo trabajamos y que hay pequeños cambios, que los cambia a ellos y mejoran el ambiente”.

Cuando una especie se extingue, perturba los ecosistemas que sostienen el delicado equilibrio en el que coexistimos, perdiendo biodiversidad, cultura y calidad de vida. Galetto es optimista y considera que en la estepa patagónica, “aún hay tiempo de salvarlas”