Santa Cruz. El desafío de conservarla como santuario para las aves migratorias

Provinciales-, Día mundial de las aves migratorias// Mantener limpios los espejos de agua es elemental para el ciclo migratorio de miles de aves que llegan desde el norte y el sur a Santa Cruz cada año, recorriendo miles de kilómetros. La cooperación entre Estado, privados y ONG resulta fundamental para reducir al mínimo el impacto de la actividad humana.

Las aves migratorias dependen del agua y los hábitats que ella genera. Serán los lagos, ríos, arroyos, estanques, todos los humedales continentales y costeros a donde se trasladaran para alimentarse, beber, invernar, anidar y reproducirse, o para retomar fuerzas para enfrentar sus largos viajes. La creciente demanda humana, la contaminación y el cambio climático, tienen amenazados a esos valiosos ecosistemas y a las especies migratorias que dependen de ellos.

De allí que este año, el Día Mundial de las Aves Migratorias 2023, que se conmemora este 13 de mayo, viene asociado a un lema que no deja lugar a dudas: «Agua: Sustentar la vida de las aves».

Todos los años, muchas especies de aves y en gran cantidad llegan a Santa Cruz para el verano. Algunas (las más numerosas) nidifican en el Ártico, como los chorlos o los playeros. “Esas son las migraciones más grandes, pero hay especies que vienen desde el sur, desde la Antártida. O algunas golondrinas que vienen de la zona del Amazonas o del norte de Argentina. Muchas aves pueden estar en el invierno en el norte de Argentina y en el verano llegar hasta acá”, explica Hernán Povedano, licenciado en Biología egresado de la Universidad Nacional de la Plata y fotógrafo profesional.

Principalmente, la búsqueda del alimento es lo que determina los desplazamientos. “Por lo general, cuando los lugares que habitan, empiezan a ponerse fríos, escasea el alimento y se ven impulsadas a desplazarse a lugares más cálidos”.

En Santa Cruz, las aves migratorias más conocidas, son las playeras que nidifican en el ártico, y que en la primavera llegan a las costas santacruceñas. “Podemos mencionar el Cauquén colorado y las otras especies de cauquenes, aves pequeñas, que nidifican en la estepa y después migran; las dormilonas, el picaflor rubí, también algunos gaviotines”.

También contamos a las especies playeras, que son las que nidifican en el ártico y hacen miles de kilómetros de distancia hasta las costas santacruceñas, “el Playero rojizo, el Playerito blanco, Trinador, algunas especies de chorlos que son característicos de la provincia de Santa Cruz, porque tienen la mayor área de nidificación ahí, como el Playerito ceniciento, el Chorlito pecho canela, que nidifican en las estepas de Santa Cruz y después migran un poco hacia el norte”.

¿Y cómo hacen para trasladarse tantos kilómetros? El biólogo explica que “lo más importante para un ave es tener un peso adecuado y reservas de grasa suficientes como para enfrentar el gasto energético tremendo que implica una migración de largas distancias. Es por eso que, generalmente, están un tiempo alimentándose, ganando peso antes de iniciar la migración”.

n el medio de su ruta migratoria pueden parar a alimentarse en algunos lugares, “por eso es importante que los sitios de alimentación estén suficientemente cuidados. Muchas veces, los impactos antrópicos pueden causar problemas en estos sitios, o en las presas de las que las aves se alimentan de ellos y que son vitales, ya que al llegar más delgadas, necesitan ganar peso” explica Povedano.

Con relación a la importancia del agua para las aves, el Parque Patagonia puede dar testimonio de ello, ya que los espejos de agua de la meseta del Lago Buenos Aires -destino de las migraciones del Macá tobiano en verano- son vitales para la supervivencia de la especie.

Declarado como Monumento Natural Provincial, el Macá tobiano es un ave única y en peligro de extinción, no solo amenazada por especies invasoras como el visón americano y la gaviota cocinera, sino también por el cambio climático. Y es que, según explica Hernán “muchas de las lagunas donde la especie tradicionalmente nidifica, se secaron por completo, y además, muchas veces los fuertes vientos arruinan las nidadas, y no permiten que se produzcan las condiciones para el crecimiento de la vinagrilla, que es la planta que ellos utilizan para nidificar sobre las lagunas. Esto genera una producción de pichones muy baja o en muchos casos, nula”.

Hernán tuvo “la suerte” —dice— de ser parte de algunas campañas para fotografiar al Macá tobiano, y su impacto es fuerte al ver que actualmente algunas de estas lagunas, como la de “El Cervecero”, de donde son la mayoría de sus fotos, están secas.

Es una especie poco fotografiada porque vive en un lugar muy inhóspito climáticamente y muy difícil de acceder. “Estuvimos mucho tiempo en las lagunas haciendo observaciones, acompañando a los investigadores que están trabajando en los proyectos de conservación ahí, de Aves Argentinas y la Asociación Ambiente Sur, que trabajan permanentemente por la conservación de la especie”.

Desde su lugar, Povedano siente que aporta con estas fotografías, ayudando a difundir para que se conozcan estas aves, generando conciencia de la importancia de cuidar de ellas y de sus hábitats.

“Pienso que todas las especies de animales deben ser respetadas per se. Muchas veces son especies paraguas; conservando una, conservamos todo. Es importante generar conciencia, para que las decisiones políticas sobre su territorio, ya sea permitiendo algunos desarrollos que las perjudican, se puedan evitar”.