Puerto Deseado-, Se trata de Silvia Vidal, una trabajadora municipal que estaba internada en el hospital de Puerto Deseado tras haberse intentado matar luego de matar a Juan Carlo Urriche, la semana pasada en un confuso episodio.
Un hecho de sangre conmocionó a la tranquila localidad de Puerto Deseado, la semana pasada, cuando se conoció que un hombre había fallecido a raíz de un disparo de arma de fuego accionado por quien era su propia pareja.
Tal como lo informó La Opinión Austral, la víctima había sido identificada como Juan Carlos Urriche, un hombre de unos 50 años y, tras el suceso, la asesina confesa intentó quitarse la vida con la misma arma de fuego con la que había atacado a su pareja.
De acuerdo a la información a la que tuvo acceso este diario, a través de fuentes consultadas, se pudo establecer que se trató de un suceso confuso en el que la tiradora, identificada como Soledad Vidal, se habría defendido tras una agresión por parte de Urriche.
Todo se registró en la madrugada del miércoles en una casa ubicada en la calle 156, en la periferia de la localidad portuaria. Allí se encontraban los principales protagonistas de esta historia con dos personas más que luego darían su testimonio.
En un momento dado, Vidal tomó el arma de fuego y disparó contra la humanidad de Urriche. Luego tomó su teléfono celular y envió un mensaje de texto a un familiar en el que indicaba lo que había hecho momentos antes. Tras eso, con el fin de terminar con su vida, agarró la pistola calibre .32 y se disparó en el pecho.
Las autoridades no tardaron en arribar, cuando los profesionales de la salud y de la Policía llegaron, se encontraron con el dantesco escenario del hombre fallecido y la mujer herida de bala. En ese momento se vivió algo fundamental para la causa que estaba dando sus primeros pasos: Ella les confesó que ella le había disparado a su pareja.
El cuerpo de Urriche se encontraba tendido en el suelo de la habitación matrimonial, en posición decúbito dorsal, sin signos vitales y con un disparo de arma de fuego que le impactó en el lado izquierdo del sector del pecho. A pocos pasos estaba el arma que había sido utilizada, una pistola calibre 32 largo tipo revólver que fue incautada por la Policía.
En la jornada del lunes se supo la triste noticia. El cuerpo de Soledad no resistió la herida que se había autoinfligido y, pese al esfuerzo de los profesionales de la salud que intentaban que se recupere, falleció en el centro asistencial en donde se encontraba internada. (La opinión Austral)