Provinciales-, Actualmente, sobreviven unos 1.500 ejemplares de huemul entre Argentina y Chile, convirtiéndolo en el ciervo más amenazado del continente americano. Un proyecto que se lleva adelante en Santa Cruz busca aumentar los conocimientos sobre su biología y recuperar el esplendor de sus antiguas poblaciones.
El huemul es una de las ocho especies de ciervos nativos de la Argentina y es la más amenazada del continente americano. Su área de distribución en nuestro país abarcaba desde el sur de Mendoza hasta el sur de la Patagonia y desde los Andes hasta la costa atlántica. Hoy, con una población de menos de 400 ejemplares adultos en Argentina, se encuentra en peligro de extinción y la provincia de Santa Cruz es uno de sus últimos refugios.
El primer paso para conservar este animal único era relevar datos sobre su ecología y comportamiento. Con esa premisa, desde abril de 2021 se capturaron y colocaron collares equipados con emisores de radio VHF y GPS con conexión satelital a 12 individuos adultos: cuatro machos y tres hembras en el Parque Nacional Los Glaciares, tres hembras en la reserva privada Los Huemules y, hace unos días, a dos machos en la estancia Río Toro.
La tecnología que portan los collares permite localizar a través de información que brindan los satélites la posición exacta de cada individuo varas veces al día. Además, el emisor VHF permite realizar el avistaje directo de cada individuo. Se trata de un registro y estudio de sus movimientos, lo que permitirá conocer mejor cómo usan el ambiente en el que sobreviven durante las distintas estaciones del año.
“Los investigadores estiman que solo sobrevive el 1 % de la población histórica de la especie. El estado de conservación del huemul es dramático y, de hecho, varias subpoblaciones han desaparecido recientemente, incluso dentro de los parques nacionales”, explica Emanuel Galetto, coordinador del proyecto Patagonia de la Fundación Rewilding Argentina.
Junto a esta Fundación llevan adelante el proyecto el Gobierno de Santa Cruz, la Administración de Parques Nacionales y la Reserva Natural Los Huemules.
Este proyecto viene dando señales concretas que marcan el camino en el desarrollo de estrategias más eficientes en el manejo y la conservación de las poblaciones existentes, y permite soñar con que recuperen el esplendor de antaño.
Es así que se han podido evaluar los movimientos estacionales del huemul en la región, establecer como usa el hábitat y el tamaño de las áreas de acción de cada individuo. También se han recabado algunos datos preliminares sobre la época de nacimiento de las crías, hasta cuándo permanecen con la madre, cómo superponen el territorio los distintos ejemplares, entre otra información valiosa.
Con respecto a su desplazamiento, Galetto explica que han podido “establecer patrones de comportamientos generales, pero siempre surgen algunos datos que sorprenden”. Por ejemplo, “una hembra recorrió 11,26 km durante el mismo día, mucho más que el promedio que se desplaza cada individuo. Es muy motivante obtener información nueva, conocer aspectos que nunca fueron estudiados»
Con el objetivo de intentar localizar las hembras marcadas que han parido y en el futuro conocer la supervivencia de crías y juveniles, en diciembre de 2021 junto a personal del Parque Nacional Los Glaciares se realizó una campaña de seguimiento. Gracias a ese monitoreo, en marzo de este año se logró el avistaje de Kenkon (Luna) y Terge (Estrella), dos hembras que presentaron un perfecto estado, aunque sin crías.
“La mayoría de los animales de los que obtuvimos datos a lo largo de las cuatro estaciones del año, tendieron a recorrer superficies levemente mayores en la primavera o el verano, en comparación con el otoño y el invierno”, remarca Galetto.
Durante la mayor parte del tiempo, los individuos alternaron diariamente entre zonas altas y bajas. Los seis individuos que habitan el sector norte y centro del área de estudio rompieron con esta alternancia: al comienzo de la primavera o en el verano, limitaron sus actividades a ambientes con altitudes relativamente bajas. Esto sugiere desplazamientos reducidos que podrían estar asociados con la actividad reproductiva.
Todos estos datos permitirán también realizar recomendaciones para mejorar el estado de conservación de los sitios donde aún subsiste y donde necesita ser reintroducido.
Para Galetto, una de las mejores noticias que trae este pormenorizado trabajo es que “se generó un equipo técnico altamente capacitado para poder capturar y manejar a la especie en Argentina, lo cual constituye el primer paso para pensar en acciones que permitan su recuperación”.