Santa Cruz-, Salvaje, sereno y vasto, en el Parque Nacional Monte León la estepa se encuentra con el Atlántico. En un solo día es posible recorrer senderos, observar fauna silvestre, descubrir fósiles marinos y disfrutar de uno de los paisajes más imponentes del sur argentino.
A 35 kilómetros de Puerto Santa Cruz, el Parque Nacional Monte León protege más de 62 mil hectáreas de estepa, acantilados y mar. Es el primer parque nacional marino continental del país y uno de los lugares donde la naturaleza todavía conserva su ritmo intacto.
La jornada puede comenzar temprano en el Centro de Visitantes, instalado en el antiguo casco de la Estancia Monte León. Allí se registran los ingresos y se reciben indicaciones sobre los caminos habilitados e información sobre la marea. Una buena opción es visitar el Centro de Interpretación Ambiental, que funciona en el antiguo galpón de esquila de la estancia. El espacio exhibe información sobre los ecosistemas patagónicos y la historia del parque, además de promover prácticas de turismo sustentable. Desde allí parten senderos cortos hacia miradores naturales donde pueden observarse fósiles marinos y la transición entre la estepa y el mar. En el camino, abundan los coirones, matas negras y molles, especies típicas de la flora patagónica.
Después de hacer el ingreso y recorrer el Centro de Interpretación, se puede realizar el recorrido principal hacia la costa, con una primera parada obligada en el Mirador Cabeza del León, una formación rocosa que recuerda el perfil de un león y ofrece vistas panorámicas del litoral santacruceño. Esta esfinge natural sirvió como punto de referencia a embarcaciones a lo largo de la historia.
Uno de los atractivos imperdibles es el Sendero a la Pingüinera, que conduce hasta una colonia de pingüinos de Magallanes. Cada primavera, aproximadamente 75 mil parejas llegan para anidar en las laderas cercanas al mar. Durante la caminata —de dificultad baja a media— se pueden observar guanacos, choiques, zorros grises, piches y una gran variedad de aves, como cauquenes, teros y caranchos. Otro de los atractivos de Monte León es la lobería donde se puede observar a los lobos marinos yendo y viniendo entre los bosques de macroalgas. Los miradores están señalizados para permitir la observación sin alterar el entorno.
Después de visitar los miradores, se puede acceder a la playa que, cuando la marea baja, se descubre una extensa franja de rocas donde se concentra la vida intermareal. Es posible ver mejillones, anémonas, estrellas de mar y pequeños crustáceos, además de cormoranes, gaviotas australes y lobos marinos de un pelo descansando en los roqueríos. En días de mar calmo, algunos visitantes logran divisar toninas overas o delfines australes desde la costa. Siempre es recomendable consultar los horarios de la marea baja para poder disfrutar de toda la riqueza que ofrece la experiencia.
Cuando el hambre empieza a sentirse, nada mejor que aprovechar los nuevos asadores, protegidos del viento y con una vista inmejorable al mar. Cada espacio cuenta con parrilla, bancos y mesas, ideales para compartir un almuerzo en familia. Además de estas áreas recientemente inauguradas, el parque dispone de baños y duchas para mayor comodidad. El espacio cuenta con una renovada proveeduría con ventanales y un cálido ambiente. Su concesión finalizó y aún no se ha adjudicado una nueva administración, por lo que se recomienda llevar comida. Para quien esté interesado, están abiertas las inscripciones para administrar la proveeduría del parque Monte León.
Por la tarde, después del almuerzo, el plan perfecto es una siesta frente al mar: con la bajada a la playa hecha a nueva, muchos visitantes bajan con la reposera para descansar mirando el horizonte. Si bien Monte León es muy visitado por aficionados a la pesca de róbalo, pejerrey y palometa, la temporada comienza en enero. Así y todo, disfrutar del horizonte marino del parque, no tiene comparación.
Para los más aventureros, el parque cuenta con un sector de camping con parcelas protegidas del viento y espacios habilitados para instalar carpas. Es una alternativa ideal para quienes quieren pasar más de un día en contacto con la naturaleza y aprovechar los servicios disponibles, como baños y duchas. Pasar la noche en Monte León permite disfrutar de la tranquilidad del entorno y aprovechar mejor los senderos en horarios de menor afluencia. Para quienes prefieren mayor comodidad, hay opciones de alojamiento en Puerto Santa Cruz —a unos 50 kilómetros— y en la localidad de Comandante Luis Piedrabuena, donde se encuentran hosterías, cabañas y restaurantes.
Monte León no solo ofrece paisajes. Su mayor valor está en la experiencia del silencio, el aire puro y el contacto directo con la vida silvestre. Caminar por sus senderos y contemplar los acantilados genera una sensación de desconexión y bienestar que pocos lugares logran. La Administración de Parques Nacionales recomienda realizar una visita responsable: no dejar residuos, mantenerse en los caminos señalizados y evitar acercarse a los animales. Por otro lado, en el parque también se realizan diversas actividades como caminatas, maratones, etc. Es importante estar atento a las redes para mantenerse informado.
Para muchos santacruceños, Monte León sigue siendo un secreto a pesar de su cercanía. Tal vez porque no tiene los grandes centros turísticos ni los carteles luminosos que invitan al visitante. Pero ahí está: salvaje, sereno y vasto. Recorrerlo es una forma de reconectar con lo que somos: una provincia de horizontes amplios, de naturaleza viva y de historias que aún se cuentan con el viento. En tiempos donde todo parece ir demasiado rápido, pasar un día en Monte León recuerda algo simple y esencial: no hace falta ir lejos para encontrar lo extraordinario.
