Barreras mortales: los alambrados en Patagonia y su impacto sobre los guanacos

Santa Cruz-, Un trabajo pionero evalúa la efectividad de acciones de conservación que disminuyan la mortalidad de guanacos en los alambrados de la Patagonia. De ser efectivas, estas soluciones podrían transformar las políticas de conservación en toda la región. Con más de 27.000 muertes anuales estimadas por enganches en Patagonia, se apuesta por alambrados amigables para el guanaco y otras especies fauna nativa. En el amplio panorama de la conservación global, uno de los desafíos más significativos y menos visibles es el impacto de los alambrados sobre la fauna silvestre. En todo el planeta, millones de kilómetros de tierra están cercados, creando barreras lineales que dificultan o incluso impiden el movimiento natural de los animales. Estas barreras no solo fragmentan hábitats, sino que también provocan mortalidades masivas, afectando a diversas especies, desde los guanacos en la Patagonia, hasta ciervos y antílopes en otras partes del mundo. Este es un problema que, aunque global, tiene características particulares en cada región. En la Patagonia argentina, una región icónica por su biodiversidad y vastos paisajes, el guanaco se enfrenta a los alambrados que delimitan propiedades y rutas. Este herbívoro nativo, que durante décadas fue perseguido y cuya población ha comenzado a recuperarse recientemente, ahora enfrenta una amenaza tan sutil, como mortal. El biólogo Emiliano Donadío, quien lidera un estudio pionero en la región, detalla que el motivo que los llevó a trabajar en esta problemática es “la cantidad alarmante de guanacos que se observan muertos colgando de los alambrados en diferentes áreas de la Patagonia”. Esta trágica imagen es una constante a lo largo de las principales rutas sureñas, y especialmente en Santa Cruz, donde el paisaje patagónico se ve teñido por la presencia de estos animales muertos. A pesar de que esta escena se ha vuelto común para los habitantes locales, Donadío subraya que «se trata de una muerte completamente antinatural que podría ser evitada”. El trabajo, que comenzó hace tres meses y que se extenderá durante un año, tiene como objetivo no solo documentar la magnitud del problema, sino también evaluar la efectividad de posibles soluciones. “Estamos recorriendo diferentes zonas una vez al mes, evaluando dos sitios clave: el Parque Patagonia y el Parque Nacional Monte León”, explica Donadío. En Parque Patagonia, se está probando una medida de conservación que, aunque simple, podría tener un impacto significativo: la “remoción de la última hebra de alambre,” que idealmente debería estar a una altura no mayor a un metro. Los investigadores del CONICET han señalado que esa última hebra, que por lo general supera los 1,20 m de altura, es la principal responsable de los enganches mortales de los guanacos.  “Recorremos una vez por mes un segmento de 22,5 kilómetros de alambrado sin la hebra superior y contamos la cantidad de guanacos que hay enganchados ahí. Luego, comparamos esos resultados con 22,5 kilómetros de alambrados cercanos que aún conservan esa hebra final”, detalla. Esta comparación permitirá determinar en qué medida la remoción del último alambre reduce el número de enganches y, por ende, la mortalidad de los guanacos. Simultáneamente, se están evaluando los atropellamientos de guanacos en las rutas, especialmente en zonas vecinas a áreas protegidas como el Parque Nacional Monte León y el Parque Patagonia. Si bien los incidentes viales que involucran guanacos representan menos del 2 % del total de siniestros en las rutas de Santa Cruz, es importante identificar si existen puntos específicos donde estos incidentes son más frecuentes, con el fin de implementar medidas de mitigación. “En los alrededores de Monte León por ahora solo estamos evaluando el número de enganches, porque todos los alambrados mantienen la última hebra” superior al metro de altura, pero si en el futuro esta hebra es removida, tendremos una línea de base que nos permitirá comparar si, en el tiempo, disminuyen los enganches”, aclara Donadío. La idea de medir el impacto de la eliminación de la séptima hebra fue sugerida en su momento por colegas del CONICET, pero nunca había sido implementada, mucho menos evaluada; en este sentido, el trabajo es innovador, ya que “hasta ahora no se han realizado estudios similares en la región”. Hasta ahora no se han realizado estudios que midan de manera tan directa el impacto de la remoción de alambres en los cercos. El biólogo resalta que “cuando se toman algunas medidas de conservación, muchas veces no se evalúa su efectividad. En este caso, estamos midiendo la efectividad de esta acción de conservación». La magnitud del problema es alarmante. Estimaciones preliminares sugieren que cada año mueren al menos 27.000 guanacos en los alambrados de la Patagonia. Esta tasa de mortalidad, mayor que la que sufren otros grandes herbívoros en diferentes regiones de la tierra, aunque impactante por sí misma, es aún más preocupante cuando se considera que representa solo una pequeña fracción del impacto global de los alambrados sobre la fauna silvestre. A nivel mundial, estos cercos actúan como barreras que impiden el movimiento natural de los animales, fragmentando sus hábitats y reduciendo sus posibilidades de supervivencia. El estudio que lidera Donadío podría tener implicaciones mucho más allá de la Patagonia. “Si los datos muestran que los animales se enganchan menos, esta medida podría convertirse en una herramienta probada y útil para la conservación del guanaco en general y de sus movimientos migratorios en particular”, señala. Además, esta investigación podría sentar las bases para cambios en la legislación sobre el manejo de alambrados en áreas protegidas y “podrían tener una influencia en cómo se manejan los alambrados en áreas protegidas del área de distribución del guanaco, incluyendo Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Paraguay», subraya. Aunque el guanaco es relativamente abundante en comparación con otras especies patagónicas, su supervivencia es crucial para el equilibrio ecológico de la Patagonia. “El guanaco se está recuperando de décadas y décadas de caza de control, la cual dio como resultado una reducción dramática de sus números en décadas pasadas”. De hecho, aunque en algunos sectores se percibe al guanaco como una ‘plaga’ debido a su creciente número, Donadío explica que esta percepción …

Sofía Ocampo: la veterinaria que protege la fauna de Parque Patagonia

Santa cruz-, Con una vida dedicada a la veterinaria y la conservación, Sofía Ocampo nos cuenta cómo, su amor por los animales la llevó desde su hogar en Chilecito hasta los vastos paisajes de Parque Patagonia, donde enfrenta nuevos desafíos cada día. Nacida en Córdoba capital y criada en Chilecito, La Rioja, Sofía Ocampo, la veterinaria de Parque Patagonia siempre sintió una profunda conexión con los animales. Su hogar riojano estaba lleno de vida; con gatos, perros, cabras y gallinas; que despertaron en ella una curiosidad innata y un amor profundo por el bienestar animal. «Desde que tengo memoria, siempre mi sueño fue ser veterinaria», recuerda. Estudió en la Universidad Nacional de La Rioja, en la sede de Chamical. La institución, según ella, le brindó una formación académica excepcional y le permitió aprender de grandes profesionales. Durante sus años universitarios, trabajó en una veterinaria de pequeños animales en su pueblo. «En los veranos o fines de semana largos, iba a la vete a aprender y ayudar en lo que podía», comenta. Esta experiencia temprana le mostró que su verdadera pasión no estaba en una clínica, sino en el trabajo con fauna silvestre. Antes de llegar a Parque Patagonia, trabajó con un veterinario local que atendía casos de fauna silvestre y participó como voluntaria en el Centro de Rescate, Rehabilitación y Liberación de Fauna «Aguará» en el norte del país. Sin embargo, su aventura en el sur comenzó en marzo del año pasado. “Vine como voluntaria, con muchas ganas de conocer la Fundación y sus proyectos, sin expectativas de quedarme a trabajar acá, pero se fue dando, me enamoré de lo que se hacía acá y del lugar”. Sofía cuenta que su aspiración siempre ha sido contribuir a la conservación, y “la oportunidad de crecer tanto en lo profesional como en lo personal, sumaron a la decisión de quedarme”. El primer día en Parque Patagonia, en marzo del 2023, es uno que —sin duda— jamás olvidará. «¡Caminamos un montón, más de 20 kilómetros, una locura para mí, para ver a los ‘chinchis’ (como ella nombra a los chinchillones anaranjados) en los paredones, saltando en las grietas de un lado para otro y aprender sobre telemetría! Realmente fue una experiencia que compensó ampliamente la caminata”. Sofi revive la anécdota entre risas, y remarca: “Fue un día excelente”. En su rol actual, como veterinaria en Parque Patagonia, sus responsabilidades incluyen monitorear las capturas de animales silvestres, verificar su salud y supervisar los procedimientos de anestesia. Trabaja con pumas, guanacos, huemules, chinchillones, coipos, choiques, pequeños felinos y gallineta chica, lo que es “todo un desafío, así que nos aseguramos de trabajar con protocolos seguros». Hasta el más profesional de los profesionales, tiene su especie preferida. En el caso de Sofía, son dos: el chinchillón y el puma. “Los ‘chinchis’ son un desafío personal, nunca había trabajado con roedores, ¡y ahora es la especie con la que más trabajo! Verlos en las grietas, la agilidad que tienen para moverse es tremenda”. Y respecto del puma, “anestesiar a un animal tan grande, que además impone cierto respeto, da una adrenalina qué me gusta mucho, son esas oportunidades donde sabes que es un privilegio estar ahí”. Para realizar las capturas, hay que minimizar los riesgos al máximo. “Tanto en invierno como en verano, se pueden generar problemas en la temperatura del individuo ya sea por frío o calor, razón por la cual las realizamos en las fechas más seguras y convenientes”. En los inicios de su trabajo, comenzó haciendo capturas y collarización de los individuos con el objetivo de juntar datos e información base de las especies y poder reforzar la importancia de las que están presentes. Actualmente, está involucrada en la captura y traslocación de individuos, como el reciente traslado de un grupo de guanacos a La Pampa. Su tarea tiene un impacto significativo en la conservación de la fauna local, asegurando la supervivencia y bienestar de los animales durante los procesos de captura.  “La conservación implica un equipo diverso de personas donde cada uno cumple un rol, ya sea dando a conocer la importancia de las especies, realizando traslocaciones de individuos y monitoreo -entre otros- pero todos con un objetivo común. Y soy una más del equipo que trabaja en el parque con el fin de la restauración y recuperación del ecosistema”. Mirando al futuro, su meta es seguir perfeccionándose. “A nivel profesional estoy cursando un diplomado en anestesia y estudiando sobre las especies que trabajamos. A nivel personal, vivir en un lugar tan grande y lindo te da la libertad de poder salir a explorar y conocer una inmensidad de sitios hermosos y no aburrirte. Además, me volví una experta cocinando budines y cosas dulces”, se ríe. Para aquellos jóvenes interesados en una carrera en veterinaria y conservación, su consejo es claro: «Realizar prácticas, pasantías y voluntariados que son experiencias muy enriquecedoras. Llevan su tiempo, pero vale la pena». El sol vuelve a caer tras los imponentes paisajes de la estepa en Patagonia. La veterinaria reflexiona sobre su camino recorrido y todo lo que aún le espera. Su dedicación y pasión por la conservación de la fauna silvestre son un testimonio vivo de cómo los sueños de la infancia pueden transformarse en una carrera llena de propósito y significado.

Pingüinos en invierno: ¿A dónde van los penachos amarillos?

Santa Cruz-, El Parque Interjurisdiccional Marino Isla Pingüino es el lugar perfecto y único para avistar a los pingüinos de penacho amarillo entre octubre y abril. El área protegida les ofrece cuidado y alimento a una especie que se encuentra amenazada. ¿Hacia dónde van en invierno? Existe en Santa Cruz un lugar único, donde los pingüinos de penacho amarillo viven y se reproducen entre los meses de octubre y abril. Para el comienzo de la temporada invernal, esta especie -considerada como vulnerable a escala regional y global- emprende un viaje por las aguas australes. Isla Pingüino le da nombre al Parque Interjurisdiccional Marino ubicado en Puerto Deseado. Ariel Rodríguez, intendente del Parque, cuenta cuál es el destino de esta especie: “En invierno, después de su temporada reproductiva, los pingüinos de Penacho Amarillo migran mar adentro. Una vez que los pichones de ese año y algunos juveniles se encuentran en condiciones -y cuando los adultos ya han mudado de plumas para poder ingresar al mar nuevamente por seis meses- migran hacia el este, manteniendo aproximadamente la misma latitud, pero al norte de las Islas Malvinas, a la altura de las provincias de Río Negro, Chubut y parte de Santa Cruz”. Durante el tiempo que los penacho amarillo pasan en Isla Pingüino, convierten al lugar en el único sitio en el continente a donde es posible observarlos. A tan solo 22 km. de la costa de Puerto Deseado, en pleno Mar Argentino, esta isla representa un espacio muy especial para el turismo de naturaleza. Para visitar esta exclusiva colonia, pueden contratarse excursiones en lancha que arriban al lugar, y en el camino avistar toninas overas o delfines. “La gente se ve sorprendida cuando hace las excursiones. Siempre supera las expectativas, sobre todo por la biodiversidad con la que cuenta todo el Parque. La gente nunca imagina interactuar tanto con los pingüinos, estar tan cerca de ellos”, explica Daniel Oscar Fuello de Puerto Penacho Excursiones. Daniel detalla que, desde la pandemia hasta ahora, la cantidad de turistas que se acercan al parque va en aumento, atraídos por el estado prístino de la isla y sus alrededores. Lo que pasa es que los penachos no están de paso en Isla Pingüino. El lugar cumple un rol clave en el desarrollo de su especie: los penachos ponen sus huevos, los incuban y alimentan y ven crecer a sus pichones. En octubre se forman las parejas y ya en noviembre comienza la actividad en el nido. Para diciembre, ya pueden observarse pequeños pichones y el movimiento en la costa, cuando buscan comida para alimentarlos. En verano, durante enero, febrero y marzo, los pichones están más grandes y se los puede ver fuera del nido. Respetando sus nidos y tiempos, la época que pasan en Isla Pingüino es el momento ideal para observarlos y una oportunidad única, ya que, una vez que se sumergen al agua, se hacen invisibles a nuestros ojos, hasta que se termina el período invernal. “El Parque Interjurisdiccional Marino Isla Pingüino es clave para esta especie porque es el área de alimentación en la temporada más vulnerable, cuando están en tierra, donde menor capacidad de defenderse tienen frente a algún tipo de amenaza, justamente porque ser especies adaptadas totalmente a la vida acuática”, explica Rodríguez. “Isla Pingüino les provee alimentación segura, ya que dentro de su área protegida hay actividades que no se encuentran permitidas”. Isla Pingüino asegura, además, la presencia de una gran cantidad de especies que son el alimento para sostener las colonias reproductivas, no solamente de penacho amarillo, sino también pingüinos de Magallanes, lobos marinos de un pelo, de dos pelos, cetáceos, delfín austral, toninas, que habitan la zona en temporada de verano. Rodríguez enfatiza que esa disponibilidad de alimentos  “está dada por la conservación de inmensos bosques de macroalgas que son áreas de reproducción de muchas especies emblemáticas para la alimentación de las especies de mayor porte. Dentro del área protegida, podemos encontrar en temporada alta sardina fueguina, calamares, calamaretes, anchoitas y otras de pequeño porte que son la base de sustentación de estas colonias reproductivas de pingüinos”. Según investigaciones científicas, el 38 % de los bosques de macroalgas a nivel mundial se han reducido y Santa Cruz, junto a Tierra del Fuego, tienen los últimos bosques vírgenes de todo el planeta. En este sentido, la importancia ecosistémica y ambiental que tiene el Parque Interjurisdiccional Marino Isla Pingüino, a la hora de conservar las algas y su diversidad marina, adquiere una relevancia destacada a nivel mundial. Aunque la colonia de pingüinos de penacho amarillo se encuentra en constante aumento, también es una especie amenazada, principalmente por el cambio climático. “La alteración de las temperaturas, el aumento de las mismas a nivel global, afecta de manera indirecta y también de forma directa: cuando eclosiona el huevo y están sin su plumaje definitivo para iniciar la temporada de alimentación invernal, las altas temperaturas generan mucha mortandad. Afortunadamente, el éxito reproductivo de la especie, todavía es ascendente”. Actualmente, detalla Ariel Rodríguez, son alrededor de 1.600 las parejas que llegan a la Isla Pingüino para reproducirse: “Los pingüinos de penacho amarillo no son una especie que migre tan al norte como el pingüino de Magallanes, sino que se encuentra distribuida de manera más local. Se juntan con las poblaciones de la zona de la Isla de los Estados y las Malvinas. Una vez que abandonan las colonias reproductivas, se dirigen mar adentro para alimentarse, preparándose para la próxima temporada, llegando a tocar tierra nuevamente en los meses de octubre-noviembre”. El momento de la vida acuática les brinda a los pingüinos de penacho amarillo unas merecidas vacaciones de invierno, fundamentales para recargar alimento y energía, de cara a la siguiente temporada reproductiva.

El astrónomo Josep Masalles será testigo del eclipse anular en Parque Patagonia

Santa Cruz-, El próximo 2 de octubre, los cielos de la Patagonia se vestirán de gala para recibir un evento astronómico de gran magnitud: un eclipse anular de sol. Este acontecimiento será presenciado por cientos de personas, pero entre ellas destaca un nombre con experiencia y dedicación en la observación de estos fenómenos: Josep Masalles Román, un experimentado astrónomo y observador de eclipses originario de Barcelona. Aunque los eclipses anulares suelen ser considerados de menor interés comparados con los totales, el astrónomo barcelonés, Josep Masalles, insiste en que todavía tienen mucho valor. «Los diferentes contactos entre la luna y el sol permiten estudiar diversos aspectos astronómicos. Espero poder disfrutarlo plenamente en Patagonia y que el tiempo acompañe”. ¿De qué se trata? Un eclipse anular de sol ocurre cuando la luna pasa entre la tierra y el sol, pero no cubre completamente el sol. Esto sucede porque la luna está más lejos de la tierra y parece más pequeña en el cielo. Como resultado, durante el máximo del eclipse, se ve un anillo brillante del sol alrededor de la luna oscura, conocido como «anillo de fuego». A diferencia de un eclipse total, donde el sol está completamente bloqueado, en un eclipse anular siempre queda visible una parte del sol. La trayectoria del eclipse solar anular de este año tendrá una visión privilegiada del “anillo de fuego” cuando alcance su punto máximo en Parque Patagonia, donde se preparan distintas actividades para disfrutarlo. Josep Masalles Román se describe a sí mismo como un observador de eclipses, más que un cazador. “Entiendo que se me llame cazador de eclipses porque voy recorriendo el mundo observándolos —explica— pero prefiero utilizar la palabra observador, incluso diletante». Desde muy joven, Masalles ha sentido una profunda fascinación por la astronomía. “Mi interés por los eclipses comenzó en mi adolescencia, a los 15 o 16 años, cuando vi mi primer eclipse parcial. A pesar de no ser un eclipse total, me impresionó profundamente, por el hecho de que muchas de las cosas que yo había leído y que había estudiado en relación con las órbitas del sistema planetario, a la composición del universo, las veía reflejadas en un acontecimiento único, como es que la luna oculte el disco solar”. Su primer eclipse total lo llevó a recorrer 4.000 kilómetros en coche hasta Finlandia en 1990. “Ver la oscuridad y la sensación de la primera vez que se oculta totalmente el sol, impresiona a cualquier persona”, recuerda. Desde entonces, su pasión lo ha llevado a presenciar la abrumadora suma de 42 eclipses, de los cuales 22 han sido totales y 10 anulares, incluyendo el próximo en Patagonia. Masalles menciona el primer eclipse total como un evento incomparable: “Un eclipse total es el mayor espectáculo que hay en el cosmos. Ver el anillo de diamante, las perlas de Bailey, la corona… es un espectáculo científico que une la belleza intrínseca con la del conocimiento”, cuenta entusiasmado. La observación de un eclipse no es una tarea sencilla. Requiere una preparación meticulosa que combina conocimientos astronómicos, meteorológicos y logísticos. «Primero tienes que tener en cuenta la trayectoria del eclipse y las condiciones del terreno y meteorológicas”, explica el astrónomo. “Hay que ver las previsiones meteorológicas para encontrar el lugar con mayor probabilidad de cielos despejados y también considerar las infraestructuras necesarias para llegar allí”. Para el eclipse anular de octubre, Masalles ha estado en contacto con el Grupo Osiris, liderado por Diego Galperín. “Ellos tienen experiencia en organizar observaciones de eclipses en Argentina. Ya he ido varias veces con ellos y confío en su organización para este evento en el Parque Patagonia”. El eclipse anular del 2 de octubre en el Parque Patagonia no solo será un evento astronómico de relevancia, sino también una oportunidad para destacar la belleza natural y el potencial turístico de la región noroeste de Santa Cruz. “Espero poder disfrutar del eclipse en Patagonia y que el tiempo acompañe”, dice Masalles con anticipación. Josep anima a todos a presenciar al menos un eclipse total en sus vidas. “Es un espectáculo fantástico. Ver cómo el sol desaparece, cómo oscurece, cómo llega la sombra, el anillo de diamante, las perlas de Bailey y la corona solar es un espectáculo único”. Su consejo para aquellos interesados en seguir sus pasos es claro: “Unirse a grupos con conocimiento, visitar planetarios, relacionarse con universidades y buscar información en internet. La belleza del acontecimiento se disfruta mucho más si conoces los entresijos científicos que supone”. Además, Josep ha visto eclipses en lugares tan diversos como Argentina, Chile, la Guayana, Panamá, Estados Unidos, Irán, Mongolia, Libia, Kenia, Australia y China, entre otros. Cada destino ofrece una experiencia única y contribuye al vasto conocimiento que ha acumulado a lo largo de los años. Con su vasta experiencia y pasión por la astronomía, Masalles no solo observará el eclipse este año en Parque Patagonia, sino que también contribuirá a la comprensión y apreciación de este magnífico evento natural, ineludible este año para todos aquellos que deseen maravillarse con uno de los espectáculos más impresionantes del cosmos.

El misterioso Gato de Pajonal: un proyecto de conservación en la Patagonia

Santa Cruz-, Desentrañar los misterios del gato de pajonal, el felino más pequeño de la estepa patagónica, es el objetivo de un ambicioso proyecto en el Parque Patagonia que utiliza tecnología de rastreo y esfuerzos de conservación. El gato de pajonal (Leopardus colocolo) es una de las diez especies de felinos que habitan en Argentina y es la más pequeña entre los tres felinos de la estepa patagónica, compartiendo su hogar con el puma y el gato montés. Emanuel Galetto, coordinador de Conservación de Parque Patagonia, explica que “el gato de pajonal o pajero tiene una amplia distribución que va desde el sur de Argentina hasta el norte de Ecuador, habitando diferentes ecosistemas asociados a los pastizales y la cordillera de los Andes. Igualmente, es una especie considerada rara por la escasa información que se tiene.» De tamaño similar al de un gato doméstico pequeño, el gato de pajonal tiene una coloración gris-amarronada con rayas negras en sus miembros anteriores. En la Patagonia, su pelaje es denso para protegerlo del intenso frío, y su peso oscila entre 3 y 4 kilogramos. «Como la mayoría de los felinos, son solitarios, estando en pareja cuando las hembras entran en celo. Suelen tener entre uno y tres cachorros, pero lo normal es que tengan dos» detalla Galetto. Su período de gestación es largo en relación con su tamaño, pudiendo durar entre 80 y 85 días y suelen tener entre 1 y 3 crías. Aunque aún se desconoce el período en que las hembras entran en celo en esta región. Se estima que las pariciones se concentran en primavera y verano, cuando las condiciones climáticas son más favorables y las presas más abundantes. Estrictamente carnívoro, el gato de pajonal se alimenta de pequeñas aves, roedores y chinchillón anaranjado. Para vivir en la estepa patagónica, utiliza matorrales y humedales, que son los lugares donde abundan sus presas. «Tienen hábitos principalmente diurnos, y los registros de cámaras trampas utilizadas en el Parque muestran bastante actividad crepuscular». A pesar de su importancia, si bien aún se desconoce mucho sobre esta especie y su impacto ecológico, Galetto explica: «Su principal rol o impacto ecosistémico es controlar las poblaciones de roedores y aves, evitando las sobrepoblaciones de los mismos, reduciendo el impacto que estos pequeños mamíferos y aves ocasionan en la escasa vegetación esteparia, principalmente frutos y semillas» Cómo es el trabajo que se hace para conocer más sobre Gato del Pajonal Utilizando tecnología de rastreo como cámaras trampa, collares VHF, GPS y satelitales, los investigadores trabajan para ampliar el conocimiento sobre la biología, ecología espacial, interacciones y rol ecológico de la especie y poder proponer acciones de conservación efectivas. Con respecto al gato de pajonal, el proyecto se enfoca en la captura de individuos para equiparlos con collares GPS que registran su ubicación cada tres horas durante aproximadamente un año. El proceso de captura inicia con la identificación de áreas de mayor uso mediante cámaras trampa. Una vez identificada la zona, se colocan trampas Tomahawk con cebo para capturar al felino, y tras la captura, se anestesia al animal para colocarle el collar, tomar medidas morfométricas y obtener muestras de pelo y sangre.  “con toda esta información podremos conocer sobre los hábitos del felino – selección de hábitat, horarios de actividad, zonas de mayor presencia” En febrero de 2024, después de cuatro años de esfuerzo, se capturó al primer individuo: una hembra subadulta de casi dos años de edad y 3.5 kilogramos de peso, que fue bautizada como «Odisea». Un mes después, se capturó un macho juvenil de 4.2 kilogramos, nombrado «Moflete». «¡De repente teníamos dos gatos de pajonal en 30 días!», cuenta con alegría, Galetto. Desde entonces, el equipo ha recopilado valiosa información sobre sus hábitos y movimientos. “Por ejemplo, se descubrió que estos felinos están estrechamente asociados a los escasos mallines y vertientes, probablemente debido a la abundancia de presas en estas áreas. Odisea, la hembra, ha parido dos cachorros a finales de febrero en un matorral prácticamente impenetrable de calafates y molles. Respecto del territorio que ocupan, Moflete se desplaza por un área de aproximadamente 3000 hectáreas y Odisea ha recorrido unas 4000 hectáreas, pero posiblemente se deba a que lleva más tiempo monitoreada”. Este proyecto es pionero en la región, aunque existen estudios similares en otras partes de Argentina, como en Jujuy. Los investigadores esperan seguir capturando más individuos y recolectando información valiosa para conocer mejor a esta especie y contribuir a su conservación en la Patagonia. «Esperamos pronto capturar más individuos y que sigamos recolectando información valiosa, para conocer más sobre esta espléndida especie», finalizó Galetto.

La Ruta 41 en invierno: aventura en el noroeste de la provincia

Santa Cruz-, En el noroeste santacruceño, la Ruta Provincial N.º 41 ofrece una aventura única y desafiante para aquellos que buscan sentir la belleza que trae el invierno. Un experimentado prestador turístico de la región cuenta las particularidades de recorrerla en esa época del año. Durante sus hipnóticos 155 kilómetros, “la 41” exhibe las razones por la que se la reconoce como “ruta escénica”. Este camino de ripio une a las localidades de Los Antiguos y Lago Posadas, y durante su trayecto se puede acceder a 22 puntos panorámicos ideales para los que buscan una aventura turística única. Pero recorrer “la 41” en invierno es un desafío adicional. Mauro Pratti un emprendedor turístico en Perito Moreno, con amplia experiencia en la región noroeste de Santa Cruz, que A pesar de haber recorrido este camino varías veces en las distintas estaciones, el entorno invernal no deja de sorprenderlo. “El invierno aquí trae un espectáculo en sí mismo. Las nubes rasantes, junto a la gran acumulación de nieve, transforman el paisaje en una vista impresionante”, describe Pratti. En el paso El Portezuelo, que con 1492 msnm es el punto más alto del recorrido, “suele acumular alrededor de los 80 cm de nieve en junio, recién arrancado el invierno, y ya llegar hasta ahí es una gran travesía a pura aventura”. Para quienes decidan aventurarse en estas condiciones, es vital tomar precauciones y buscar un acompañamiento avezado. “Es esencial ir con vehículos preparados y, en lo posible, tener comunicación satelital, porque no hay conectividad. Llevar palas, abrigos y alimentos” advierte Pratti. Las condiciones pueden ser extremas, con mucha acumulación de nieve y barro cuando la nieve se derrite. El Paso Portezuelo está a 72 km al sur de Los Antiguos y durante el invierno se puede recorrer —con mucha precaución— hasta el kilómetro 50. A la salida de esa localidad hay una delegación de Vialidad Provincial donde se recomienda siempre consultar por el estado de la ruta antes de iniciar el recorrido Pratti recuerda que, la última vez que recorrió este mítico camino en invierno, “fue una gran travesía en 4×4, con cadenas en las cuatro cubiertas, llevamos palas y abrimos el camino a medida que avanzamos. Es una experiencia dura, agreste y comunitaria, y siempre este tipo de desafíos es muy importante el compañerismo, el sentido de comunidad y estar dispuesto para el otro. Si no te movés en conjunto, no avanzás. Eso es lo más relevante de esta experiencia”, resalta. Pero el viaje no solo ofrece desafíos, sino también encuentros con la fauna local. Los avistamientos de cóndores están casi asegurados y -con algo de suerte-, se puede ver un puma, varios tipos de aves como cóndores, pájaros carpinteros y cachañas, una especie de loro que vive en los bosques andinos patagónicos. “Estos loros suelen hacer migraciones estacionales y bajan hacia estos valles más bajos. Fue una gran alegría escuchar su sonido nuevamente después de casi 20 años”, rescata Pratti. Cuando la nieve cubre la estepa, da un marco único para avistar y conocer la vida silvestre que habita en esta región. Las actividades que se pueden disfrutar en este entorno son diversas. “Se puede usar tabla de snowboard, ‘culipatín’, guerra de nieve, armados de iglú, lo que se imaginen. Hay mucha cantidad de nieve, y las laderas tienen inclinaciones ideales para estos deportes de invierno”. En este tipo de escenarios, sobran las anécdotas inolvidables. Mauro cuenta que en el último campamento itinerante que realizaron, “un grupo se quedó abajo organizando y haciendo tortas fritas, mientras otro grupo hacía descensos. Fue una experiencia muy linda, éramos como 18 personas, y nos pusimos a compartir un almuerzo al costado de la 41”, relata. Los grupos con los que Pratti realizo este periplo siempre estuvieron integrados por habitantes de las localidades vecinas. “Es para que puedan acceder a una ruta provincial que está en desuso casi seis meses, solamente lo usa gente de la estancia La Frontera”. En ese establecimiento hay un lugar de uso público en el arroyo Lincoln, preparado con baño seco y sectores de fogones. “Ahí es donde nosotros solemos hacer el campamento y desde donde encaramos para más para arriba o hacia las laderas”, destaca. Como Las temperaturas pueden ser extremas, oscilando entre los -14 y los -19 °C, es crucial llevar equipamiento adecuado: buenas bolsas de dormir, carpas resistentes y ropa térmica e impermeable. Pratti concluye: “La experiencia en invierno es épica. No existe el camino, el camino te lo vas haciendo vos. Y pienso que puede ser una buena oportunidad para desarrollar un producto de invierno relacionado con la aventura”. La Ruta 41, con su paisaje impresionante y desafíos únicos, es una joya escondida del turismo invernal de la región. Con su entorno teñido de blanco y sus imponentes atardeceres, en esta época del año posee la fórmula para transportarnos a la auténtica Patagonia, donde podemos experimentar la sensación de ser verdaderos pioneros en medio de paisajes impresionantes.

Los secretos de los lagos patagónicos del noroeste de Santa Cruz

Santa Cruz-, En una región casi árida se esconden verdaderos tesoros naturales: los lagos del noroeste de Santa Cruz. Según Guido Vittone, estos cuerpos de agua «recrean la vista, abren el panorama y reflejan el clima y ambiente de la región», mostrando un contraste notable con su entorno. Uno de los protagonistas de esta zona es el lago Buenos Aires. «Es el más grande de la Patagonia y el segundo en extensión en el continente», afirma Vittone, señalando que sólo es superado por el Titicaca. Este lago es tan vasto que «cruza literalmente la cordillera», compartiendo aguas con Chile donde se le conoce como lago General Carrera. El lago Pueyrredón, también binacional y conocido como lago Cochrane en Chile, presenta peculiaridades geográficas únicas. Un «llamativo istmo de apenas unas decenas de metros lo separa del lago Posadas», dice Vittone, sugiriendo que ambos lagos podrían considerarse parte de un mismo origen. Sin embargo, la diferencia de color entre ellos y un corto río que los vincula «les da entidad individual». Los lagos, explica Vittone, son «el resultado del avance de enormes glaciares desde un gran casquete de hielo que cubrió la cordillera». Durante el último millón de años, Patagonia experimentó al menos cuatro «Edades de hielo», en las que «grandes topadoras de hielo profundizaron los valles y depresiones actualmente ocupadas por los lagos». Estos antiguos glaciares transformaron la geografía, creando las impresionantes formaciones que hoy admiramos. Al hablar de los cambios geológicos, Vittone destaca el «levantamiento de la cordillera, el volcanismo de las mesetas y las glaciaciones». Todos estos eventos han modificado profundamente la red hidrográfica de la región. El pueblo de Lago Posadas, por ejemplo, «se asienta sobre el fondo de un antiguo lago», un testimonio de la historia dinámica de estas tierras. Los menos conocidos lagos Columna y Ghio también tienen historias que contar. «Son remanentes de las glaciaciones, pero a una escala menor», señala Vittone. A mayor altura sobre el nivel del mar, ambos lagos pertenecen a la misma cuenca endorreica, siendo el lago Columna «el único que puede congelarse en inviernos severos». Finalmente, Vittone reflexiona sobre la preservación de estos parajes. A pesar de que los lagos son «fríos y profundos» y los vientos los hacen «peligrosos para cualquier actividad náutica», esto ha ayudado a mantenerlos prístinos. «Tal vez sea mejor así», concluye, instando a que se contemplen desde las orillas, respetando los sitios arqueológicos y rincones que han permanecido casi inalterados por siglos. Este viaje a través del tiempo y el agua no sólo revela la riqueza natural de Santa Cruz, sino también la importancia de entender y conservar nuestra historia y geografía para las futuras generaciones.

Un inédito abrazo santacruceño a la protección marina

Santa Cruz-, Edificios públicos iluminados de azul, paseos en bote, buceo, avistaje de aves, nado en aguas abiertas y hasta un estreno de un corto sobre una campaña en Monte León; fueron algunas de las actividades que se realizaron en las ciudades costeras de la Provincia, en conmemoración del Día Mundial de los Océanos. Cinco localidades costeras de Santa Cruz decidieron celebrar en conjunto el Día de los Océanos, mediante distintas actividades con la comunidad, como una manera de reforzar su compromiso con la protección de las aguas marinas y afianzando la identidad y cultura santacruceña, tan vinculada al mundo azul. Generar conciencia y profundizar los vínculos entre la comunidad y su entorno marino son algunos de los objetivos que impulsaron estas actividades en Puerto Deseado, Caleta Olivia, San Julián, Puerto Santa Cruz y Río Gallegos, localidades donde se iluminaron de azul las costas y monumentos históricos como el Gorosito en Caleta Olivia, la Nao Victoria de Puerto San Julián, la plaza San Martín de Río Gallegos y hasta la Casa de Gobierno provincial se vistió de azul para visibilizar el Día de los Océanos que, precisamente, es una fecha instalada con el objetivo de difundir información y conocimiento sobre la importancia de las aguas marinas. Además, fueron muchas las organizaciones locales que se sumaron a esta celebración, entendiendo el valor que tiene el mar santacruceño para la comunidad: la escuela de kayak I Yenu Jono (nombre que significa “mi amigo el mar”, en aonikenk), los Guardianes del Estuario (programa de la Asociación Ambiente Sur), y la Escuela de Buceo local, la fundación Conociendo Nuestra Casa y la fundación Por el Mar, se sumaron al Municipio de Río Gallegos realizando actividades en la costanera de la ciudad como paseos en botes, buceo, avistaje de aves y un nado simbólico del grupo de nadadores de aguas abiertas. En esta unión simbólica, los distintos municipios decidieron ofrecer en simultáneo el estreno del cortometraje Pyrifera. Ana Fernández, referente de Fundación Por el Mar (PEM), participa y organiza diferentes proyectos culturales en Santa Cruz, es la impulsora de las actividades al aire libre y la educación ambiental y participa activamente en la vinculación de la comunidad con el mar. Fernández cuenta de qué se trata este corto, que busca profundizar aún más ese vínculo: “‘Pyrifera’ es un documental grabado en Santa Cruz, en una de las expediciones científicas de Por El Mar. Cuenta sobre la importancia que tienen los bosques de macroalgas y el trabajo que viene llevando adelante la Fundación”.  “El 8 de junio se generó en Santa Cruz una unión única entre cinco municipios que se unieron para festejar este día tan especial que nos hace replantear como santacruceños cuál es la conexión que tenemos con el mar y nuestras costas”. Ana Fernández explica sobre el fundamento de las actividades y la importancia de la conservación marina y el cuidado de las costas: “El principal objetivo es dar a conocer estos ecosistemas tan importantes que viene estudiando y difundiendo la Fundación por el Mar, como lo son los bosques de macroalgas. Poder generar un sentido de pertenencia, identidad en la comunidad y poder replantearnos como santacruceños cuál es la relación que tenemos con el mar. Fue una celebración sin precedentes en nuestra provincia, que nos permitió acercarnos a nuestras costas, revalorizarlas y conocer el valor que tienen estas masas de agua para la salud del ambiente”. Además del estreno del documental y las actividades llevadas adelante en los municipios costeros, se realizaron exposiciones fotográficas, charlas, conciertos y bailes, como una manera de fomentar la apreciación de los océanos desde otro lugar, vinculado con los sentimientos, el arte y la cultura. Los océanos: “los grandes pulmones del mundo” El documental ‘Pyrifera’ que se estrenó este fin de semana a lo largo de la costa santacruceña, apunta a concientizar sobre la importancia de la salud de los océanos para la vida en nuestro planeta. Conservar prístinos ecosistemas como los bosques de macroalgas, también aseguran la protección de recursos que posee Santa Cruz, como pueden ser la centolla, el róbalo y el calamar. Ana Fernández de PEM explica por qué es tan importante que la comunidad santacruceña tome conciencia de la importancia de su mar: “Los océanos son los grandes pulmones del mundo y Santa Cruz cuenta con casi mil kilómetros de costa. Es imprescindible tomar medidas para la conservación del Mar Argentino: protegerlo beneficia a las economías locales y regionales. Nuestra Patagonia se ha convertido en el último refugio global para los bosques de macroalgas, ecosistemas clave para la conservación de la biodiversidad marina, de allí la importancia de seguir estudiando y dando a conocer todos los hechos científicos que viene trabajando el equipo de conservación de PEM”. La reciente aprobación del Parque Interjurisdiccional Marino Monte León, es una de esas acciones que demuestran el entendimiento unánime de esa importancia por parte de los representantes de los distintos partidos políticos. Este nuevo parque interjurisdiccional (ley que aún espera su aprobación en el Congreso Nacional) es un hito en la conservación ambiental, que impulsa el desarrollo sostenible y enfrenta a las amenazas de la deforestación marina. Las áreas marinas protegidas (AMP) son una forma de protección de los océanos esenciales para la conservación de la biodiversidad marina y la protección de los ecosistemas. Las poblaciones de peces y otras especies se ven protegidas, asegurando recursos sostenibles para las futuras generaciones, vinculando acciones como el turismo azul y generando empleo en las comunidades locales. Para Ana Fernández, este tipo de medidas legislativas se suman a las acciones en el territorio y ayudan a la conciencia necesaria para que el mar y las comunidades se unan: “Poder seguir haciendo visible lo invisible, como lo es toda la biodiversidad que existe en las costas del mar argentino, que podamos comenzar a sentir que el mar forma parte de nuestra vida diaria, que forma parte del aire que respiramos, y poder recordar cuál es el valor ecosistémico y el valor que tiene para todos nosotros”.

Identidad Patagónica: Ciclo de Talleres ‘Cuando Digo Sur’

Santa Cruz-, El ciclo de talleres “Cuando Digo Sur” invita a la comunidad de Perito Moreno a reflexionar y compartir sobre el territorio patagónico. A lo largo de seis encuentros, que se realizarán a partir de este domingo 16 de junio, los participantes explorarán su identidad mediante la música, la escritura y la pintura, inspirados por los paisajes y la fauna locales. Perito Moreno es un rincón de la estepa patagónica con una economía basada en la ganadería, la minería, el turismo y es un punto de partida para explorar maravillas naturales en el noroeste de Santa Cruz. La comunidad local, arraigada en tradiciones rurales, también está influenciada por el creciente turismo, creando una mezcla única de costumbres y hospitalidad. Perito Moreno no es solo un destino turístico, sino un lugar donde los habitantes mantienen un vínculo profundo con su entorno natural. Desde esa premisa nace “Cuando Digo Sur”: un ciclo de talleres organizado por la Municipalidad de Perito Moreno y Rewilding Argentina, en honor a uno de los poemas de la reconocida poeta santacruceña Flora Rodríguez Lofredo. Este taller, que comenzará el próximo domingo 16 de junio, busca reflexionar sobre el significado del sur y explorar la conexión con el entorno natural a través de la música, la escritura y la pintura. “Es un espacio para preguntarnos, ¿qué significa para nosotros el sur? ¿Qué elementos de nuestro entorno nos inspiran y nos moldean?”, explica Rocío Navarro, coordinadora de Comunidades en Parque Patagonia. A través de seis encuentros, los participantes explorarán su identidad mediante la música, la escritura y la pintura, inspirados por los paisajes y la fauna locales.  La iniciativa surge de un profundo amor por Perito Moreno y la región. Rocío explica que lo que buscaron, es “crear una experiencia que involucre nuestra cultura y naturaleza, y que ofreciera una manera de conectarnos más profundamente con ellas”. El objetivo principal del ciclo de talleres «Cuando Digo Sur» es fortalecer el vínculo de las personas con su tierra natal, haciéndolas sentir más conectadas y orgullosas de su entorno, arraigando un profundo sentido de pertenencia. Además, se busca que los participantes descubran y desarrollen nuevas formas de expresión artística. La iniciativa está diseñada para ser inclusiva. “Es una oportunidad para familias, jóvenes, adultos y mayores de unirse y compartir un viaje artístico y emocional”, creando un espacio donde diferentes generaciones puedan compartir experiencias y aprender juntas. Las actividades de los talleres son diversas, incluyendo escritura, pintura y música, todas inspiradas en estímulos audiovisuales que reflejan la región. “Trabajaremos con arcilla y elementos naturales, crearemos textos y poesías, pintaremos inspirados en música y fotografías de artistas locales”, detalla Navarro. Cada encuentro busca no solo enseñar técnicas artísticas, sino también fomentar una conexión emocional con el entorno. La integración de la cultura local y la naturaleza es fundamental en estos talleres. “Utilizaremos materiales y símbolos propios de nuestro entorno, como la arcilla y elementos de la flora autóctona. Nos inspiraremos en las historias, las tradiciones y la música de nuestra tierra”, concluye Navarro. “Cuando Digo Sur” promete ser un viaje artístico y emocional, celebrando la profunda conexión con la Patagonia.

Patagonia invernal: la vida silvestre en el Parque Patagonia

Santa Cruz-, El invierno transforma el Parque Patagonia en un escenario de supervivencia y adaptación, poniendo a prueba la resiliencia de su fauna. Con la llegada de las primeras nevadas, desde aves migratorias hasta chinchillones, guanacos, pumas y cóndores, todos encuentran formas ingeniosas de enfrentar los desafíos del frío extremo.. A medida que las primeras nevadas cubren las zonas altas y la meseta, los guanacos comienzan su descenso. “Los guanacos ya migraron, al menos todos los individuos que tenemos con collar han descendido de la meseta del Lago Buenos Aires”, comenta Emanuel Galetto, coordinador del equipo de Conservación en Parque Patagonia.. Este viaje, que suele iniciarse a principios de mayo, es un espectáculo natural dictado por la nieve. «Mientras más nieve caiga, más van descendiendo”, explica Galetto. Los guanacos descienden de los 1400 metros de la meseta a los 400 metros de los valles más bajos en busca de alimento. “No son de escarbar; si la nieve deja descubierta la vegetación, ellos se alimentan de eso». Este proceso es gradual y a veces cubre hasta 70 kilómetros en apenas tres o cuatro días durante grandes nevadas. La travesía no está exenta de peligros. Alambrados y rutas representan obstáculos significativos. “Los alambrados marcan mucho la capacidad de los individuos de seguir desplazándose”, señala Galetto. Estos impedimentos pueden atrapar fatalmente a los guanacos, especialmente durante nevadas intensas. En respuesta, el Parque Patagonia ha removido y modificado sus alambrados para facilitar el paso de los animales. «Hemos retirado la mayoría de los alambrados internos, bajamos la altura e hicimos pasafaunas de los alambrados perimetrales. Con estas acciones, se ha reducido significativamente la cantidad de guanacos atrapados en alambres”. En los valles más bajos, los guanacos se agrupan en grandes manadas, a veces formando grupos de hasta 200 individuos. Es ahí donde se produce un intercambio social crucial para la especie. “Durante todo el invierno, los grupos se mantienen grandes,” dice Galetto. Los juveniles forman nuevas alianzas y los machos adultos comienzan a seleccionar los grupos familiares de hembras, con los cuales ascenderán nuevamente en primavera. El invierno patagónico no solo transforma la vida de los guanacos. Los depredadores y carroñeros también encuentran nuevas oportunidades. “Los pumas, zorros y gatos de pajonal tienen mayor disponibilidad de alimento porque sus presas están más concentradas y los carroñeros merodean las zonas de cacerías en busca de sobras para alimentarse”, explica Galetto. Las duras condiciones invernales y la debilidad de algunos guanacos facilitan la caza. «Se ve mayor cantidad de cóndores, caranchos y águilas moras, en la zona. La presencia de zorros, zorrinos y peludos en carcasas de guanacos aumenta, al igual que las interacciones entre ellos”. Esta interacción fortalece el delicado equilibrio en el que coexisten las especies, resaltando la importancia de mantener grandes áreas protegidas para el desplazamiento libre y la conservación de estas dinámicas naturales. “La creación del parque y de las áreas protegidas ayuda a mantener las estructuras ecológicas, protegiendo los frágiles ecosistemas para las generaciones futuras». El Parque Patagonia representa un refugio vital para muchas especies durante el invierno. Aunque algunas aves migratorias abandonan la zona, otras especies, como la gallineta austral, se concentran en áreas donde el agua de las vertientes impide la congelación completa del humedal, como los extensos juncales restaurados del Cañadón Caracoles. En esas zonas también se refugian los coipos, roedores acuáticos, que controlan la densa vegetación, generando refugios y hábitat para las aves. Los chinchillones también muestran adaptaciones ingeniosas, pasando más tiempo asoleándose en las grietas soleadas de los paredones rocosos, donde la nieve es menos persistente. «Pasan gran parte del tiempo asoleándose y durante la noche se alimentan», añade Galetto. El ciclo de vida en la Patagonia es un testimonio de la resiliencia y la interdependencia de las especies que la habitan y evolucionaron junto con ella desde hace millones de años. La migración de los guanacos no es solo un viaje físico, sino un evento ecológico que conecta depredadores, presas y carroñeros en una red de supervivencia. A través de los esfuerzos de conservación en Parque Patagonia, esta frágil danza de vida continúa ofreciendo a futuras generaciones la oportunidad de presenciar la majestuosa migración de los guanacos y la vida que depende de ella.