Museos dedicados a preservar el patrimonio natural e histórico del noroeste santacruceño

Perito Moreno-, El complejo «Somos Museos» en la localidad de Perito Moreno, en el noroeste santacruceño, es un ejemplo de dedicación para preservar el inmenso patrimonio natural, arqueológico, histórico y cultural de la región. Este desafío ha sido asumido por los vecinos y autoridades de la localidad, quienes han creado un complejo cultural de gran importancia. El Complejo de Museos de Perito Moreno “Somos Museos” es un conjunto de espacios y paisajes culturales dedicado a indagar las identidades, las historias y la naturaleza que lo conecta con la región patagónica y está integrado por el Museo de Arqueología Carlos Gradin desde el año 2018 y la incorporación de los ya existentes, Salón Iturrioz – Monumento Histórico y Mini Mood Thomas Biblioteca y Archivo, junto al nuevo Museo Etnográfico e Histórico, que será próximamente inaugurado. ¿Habrá un mejor homenaje para un investigador que dedicó su vida a desentrañar parte de los misterios naturales y culturales que encerró y encierra la región, que un museo lleve su nombre? El Museo de Arqueología Carlos Gradin resalta a quien realizó importantes investigaciones en la zona. Inaugurado en el año 1992 y constituido en una referencia, cuenta con una variada colección de artefactos y restos arqueológicos pertenecientes a las culturas prehispánicas que habitaron la zona. “Aquí recuperamos, protegemos, investigamos y divulgamos el patrimonio cultural y natural de la cuenca del río Pinturas y sus áreas circundantes. Especialmente el Sitio Arqueológico Cueva de las Manos, declarado Patrimonio de la Humanidad por Unesco. A Gradin se le deben las primeras publicaciones sobre el área y la cueva, por eso siempre decimos que su legado nos representa como uno de primeros gestores culturales del patrimonio argentino”, afirma Franco Barletta, responsable de la Comunicación de la institución. Mini Mood Thomas fue una peritense que aportó, durante gran parte de su vida, a la historia local como escritora, artesana, coleccionista e investigadora, justamente del patrimonio histórico cultural. El nombre del archivo y Biblioteca que tienen lugar en el Museo de Arqueología Carlos J. Gradin, recoge gran parte de su impronta, y desde 2011 se vienen consolidando como “espacio de consulta pública y en una fuente de para docentes, estudiantes, investigadores, historiadores y porque no personas interesadas justamente en la temática patagónica”, explica Barletta. A mediados del siglo XX, el Salón Iturrióz fue carpintería y salón de fiestas donde se reunía toda la comunidad. La Asociación Civil Identidad llevó adelante su puesta en valor y fue inaugurado como monumento histórico y salón a finales de 2006. “Desde aquel momento permanece abierto al público y cumplió un rol central para la comunidad y los visitantes que llegan de todas partes del mundo. Contamos con servicio de café y gastronomía que se combinan con la exhibición de objetos antiguos de la región, muestras temporales y una tienda donde podemos adquirir libros, recuerdos y artesanías de producción local”, destaca Franco. El Museo Etnográfico Histórico, un proyecto de gran importancia, se encuentra en pleno desarrollo y se espera que sea inaugurado este año. Este museo, al igual que el Carlos Gradin, es de nueva creación. Su objetivo principal es hacer accesible el patrimonio etnográfico e histórico local, tanto del pasado como del presente. Esto incluye diversas piezas materiales, así como elementos intangibles como prácticas, tradiciones, legados e historias orales locales. Este conjunto cultural, que depende de la Municipalidad local, es nodo de encuentros colectivos, educativos y vitales para la vida de la comunidad, generando oportunidades de formación e inclusión, desarrollo cultural, productivo y turístico de la región. Entre sus paredes, hay miles de años de historia y natural cultural ininterrumpida. Se le da el valor que merecen, generando identidad y un sentido de pertenencia. Barletta remarca que el proyecto busca enhebrar en tres dimensiones fundamentales a semejante historia. Lo turístico regional, lo sociocultural y el desarrollo territorial. En el primero, se destacan la ruta nacional 40 y la Cueva de las Manos, entre la gran variedad de atractivos en este circuito, además del desarrollo de la comunidad y su cultura, con una fuerte apuesta al conocimiento, la educación y la inclusión social; “impulsando el desarrollo de nuevos modelos de economías productivas y creativas, apoyándolos principalmente en la capacitación, acompañamiento y gestión sustentable como motor de desarrollo integral para la comunidad”. En la edición 2022 del concurso nacional «Ensayar Museos» de la Fundación Williams, el Complejo de Museos de Perito Moreno resultó uno de los seleccionados con su proyecto: «Pari Aike – un territorio para conversar». Ese nombre tiene un significado especial, “ya que es el primero que recibió esta zona de la mano de los tehuelches, los primeros pobladores. Es precisamente en este lugar donde se encuentra la actual localidad de Perito Moreno. En aquellos tiempos, esta región era un punto de convergencia de antiguas rutas que recorrían viajeros en busca de agua, leña y refugio. Además, también tenía una connotación mística, ya que los tehuelches creían que era el lugar de origen tanto del hombre como de los animales” explica el guía. El nombre de Pari Aike refleja la continuidad histórica que une a los diferentes museos de la localidad, como el Museo de Arqueología Carlos Gradin y el Salón Iturrioz. “Resulta interesante ver cómo conviven distintas actividades culturales que combinan la exhibición de objetos antiguos de la región, muestras temporales y una tienda donde adquirir libros, recuerdos y artesanías de producción local” En el complejo ‘Somos Museos’, el visitante se encuentra con una amplia oferta en cuanto a la historia, la etnografía y las distintas prácticas culturales. Es un lugar de encuentro, de disfrute, de experiencias y sensaciones, como poder disfrutar de la gastronomía o la adquisición de recuerdos y productos locales de emprendedores. “Y ni hablar de la oferta educativa y la relación territorial que tiene con la comunidad”, resalta Franco. Y es que, los visitantes, tanto del país, como del resto del mundo, podemos afirmar que siempre se llevan alguna que otra sorpresa al adentrarse en el Mundo del Complejo de Museos y entenderlo como un ‘todo’ integral, recorriendo nuestra …

De África a la Patagonia, el espectáculo único de las migraciones de animales

Santa Cruz-, Qué similitudes hay entre las grandes movilizaciones animales del África y la de los guanacos en la estepa patagónica. Con sus particularidades diferentes, pero parecidas, dos emprendedores turísticos argentinos que posibilitan disfrutar de ambas experiencias nos dan algunas pistas. Todas las migraciones de animales son mucho más que simples movilizaciones colectivas, definidas no por las distancias, sino por las necesidades que la impulsan. Allí donde ocurran, será siempre un viaje perfectamente planificado, grabado a fuego en el instinto de cada especie y son espectáculos de los más impresionantes y asombrosos de la naturaleza. Estos eventos ocurren cuando enormes grupos de animales se desplazan en masa de un lugar a otro en busca de alimento, agua, mejores condiciones climáticas o para reproducirse. A lo largo de la historia, diferentes especies de mamíferos han realizado migraciones épicas en diferentes partes del mundo. En Sudamérica, por ejemplo, durante miles de años, los guanacos han migrado a lo largo de su hábitat natural en busca de recursos alimenticios y refugio. Estas movilizaciones se han producido en respuesta a los cambios estacionales, las variaciones en la disponibilidad de agua y pastos, y la presión de depredadores y otros factores ambientales. Las migraciones de guanacos han sido especialmente notables en la región de la Patagonia, en el sur de Argentina y Chile. Del otro lado del globo, mientras tanto, también existen estos maravillosos espectáculos, impulsados por similares motivos. Una de las migraciones más famosas es la de los ñus en la región del Serengeti, en África, que junto a grandes cantidades de cebras y otros antílopes se mueven en busca de pasturas frescas entre Kenia y Tanzania, dentro de los colindantes Reserva Nacional Masai Mara y Parque Nacional Serengeti. Nada es al azar, los ñus pueden oler la lluvia a grandes distancias, pero no saben cómo llegar al lugar, de algún modo les transmiten a las cebras “las coordenadas”, éstas se convierten en las grandes guías de la manada. Esta migración es conocida por las gigantescas manadas de animales que se extienden a lo largo de kilómetros y por los peligrosos obstáculos que deben enfrentar, como ríos infestados de cocodrilos y depredadores acechando en cada paso. Daniela María Rodríguez y Norberto Rosetti dirigen, hace más de 25 años, la Agencia de Viajes AfricaPatagoniaSafaris. Le pusieron ese nombre en homenaje a esos lugares del mundo donde vivieron momentos “intensos y felices”. Dicen que el objetivo de este emprendimiento turístico es fomentar el avistaje responsable en esas dos regiones únicas del planeta. Junto a quienes deciden acompañarlos en estas intensas experiencias, han podido maravillarse y sorprenderse ante las hordas de “miles de animales moviéndose simultáneamente”: antílopes, ñus, cebras, jirafas, elefantes, búfalos, grandes felinos y tantos otros, moviéndose como verdadero “mecanismo de relojería”. “Los Parques Nacionales y Reservas Naturales en África cuentan con distintos grados de infraestructura dependiendo del país que se visite. Alojamientos en campamentos, cabañas o lujosos “lodges”, vehículos todoterreno acondicionados para la actividad de observar, guías y baqueanos experimentadísimos. Y mención especial merece la población local que en muchos casos encontró una manera digna de integrarse a la actividad y ganarse la vida con el turismo. Por citar solo un caso, muchos de los porteadores y guías baqueanos que nos acompañan en las caminatas en la búsqueda de los gorilas de montaña, tanto en Uganda como en Rwanda, fueron antes rastreadores al servicio de los cazadores furtivos. Algo parecido a lo que pasó en Argentina, en Iberá, con los “mariscadores” que buscaban cueros y plumas y hoy se convirtieron en guías de los Esteros. En ambos casos, fieles aliados de la conservación del ambiente, su fuente de trabajo”, explica Rosetti. Frente a semejante espectáculo, ¿habrá lugar para la sorpresa de este lado de la geografía?. “Es diferente, pero parecido”, dice Norberto cuando define la experiencia que tuvieron en el noroeste santacruceño. “Ver desfilar los guanacos en la estepa, recortados en el horizonte de una hondonada, es un símbolo de esta Patagonia profunda”, resalta. “Tenemos una gran oportunidad, más cercana, de disfrutar del avistaje de fauna silvestre. Sitios como el nuevo y magnífico Parque Patagonia, o el Parque Nacional Perito Moreno, tal vez el menos visitado de la Argentina. O cualquiera de los parques y reservas del bosque sub antártico, nos ofrecen la posibilidad de contemplar a los guanacos, pumas, zorros, huemules, choiques y tantísimas otras aves, solo por citar algunos”. Las migraciones de guanacos también han sido de importancia cultural para las poblaciones indígenas de la región. Durante siglos seguido sus rutas migratorias, cazándolos para obtener carne y utilizar su fibra para la confección de ropa y otros productos, transformándose en parte integral de la vida y la cultura de estas comunidades. Sin embargo, es importante destacar que en las últimas décadas, las migraciones de guanacos han sido afectadas por la expansión de la actividad humana, incluyendo la agricultura, la ganadería y la urbanización. Estos factores han alterado los patrones de migración de los guanacos y han llevado a la disminución de sus poblaciones en algunas áreas. En la actualidad, existen esfuerzos de conservación para proteger a los guanacos y sus éxodos milenarios. Esto incluye la creación de reservas naturales y áreas protegidas, así como la implementación de medidas para reducir los conflictos con las actividades humanas. Estas iniciativas buscan preservar no solo a los guanacos, sino también los ecosistemas en los que habitan y las tradiciones culturales asociadas a su presencia. La Fundación Rewilding Argentina lleva adelante el monitoreo de 25 ejemplares que portan collar con GPS. El objetivo es proteger las rutas migratorias como una forma de mantener funcional y completo al ecosistema de la estepa en el Parque Patagonia Argentina y sus alrededores. Entendiendo el comportamiento de los animales, realizado con guías y operadores turísticos comprometidos con la conservación, el avistaje de fauna tiene un valor educativo que promueve beneficios a las comunidades vecinas, generando fuentes de trabajo, diversificando la industria turística local. Tal como afirman desde Africa Patagonia Safaris, “los mamíferos migran, las aves migran, los peces migran, los …

Día Mundial del Ambiente y el ciclo vital de la estepa patagónica

Regionales-, Los ocres del otoño presagian la llegada del invierno. El clima y miles de años de exitosa adaptación, hacen que cientos de especies sobrevivan en la estepa patagónica o reciban el mandato ancestral de migrar. El noroeste santacruceño es el escenario de un prodigio que se repite cada año. La estepa abarca unos 730.000 Km² y comprende desde el suroeste de Mendoza, el centro de Neuquén, el suroeste rionegrino y casi todo Chubut y Santa Cruz, excepto su parte más occidental. Al oeste limita con los bosques andinos y al este con la costa atlántica. Es -en definitiva- la ecoregión patagónica con mayor superficie. Se calcula que en la estepa del noroeste de Santa Cruz conviven más de 350 especies nativas, entre animales y plantas. Según el Sistema de Biodiversidad de Parques Nacionales, en la región hay 12 especies nativas amenazadas, entre aves y reptiles. Todo este ambiente se ve moldeado por un clima que se hace notar, con vientos de variada intensidad y nevadas invernales que pueden resultar severas. “El frío, las horas diarias de luz natural y la radiación solar, en conjunto con la nieve y el viento, afectan el balance energético de los animales en una época donde, además, la comida suele escasear. Ante este enorme desafío, los animales resisten, migran o mueren”, explica Emiliano Donadio, director Científico de la Fundación Rewilding Argentina. Chinchillon anaranjado, guanaco, puma, zorro gris y colorado, gato de pajonal y montés, hurones, huroncitos patagónicos, coipos y zorrinos; junto a las aves como los choiques, cauquenes, gallineta austral, el majestuoso cóndor andino o el emblemático Macá tobiano; todos ellos acumulan grasa para poder resistir el invierno. Estas reservas cumplen la función de “aislar el cuerpo del frío exterior, permitiendo mantener la temperatura corporal sin invertir energía”, afirma Donadío. Y también “las grasas pueden ser metabolizadas para proveer la energía necesaria si la disponibilidad de alimento disminuye”, agrega. Otros animales cambian su comportamiento y pasan más horas en sus cuevas y madrigueras para reducir la exposición al duro clima invernal. Los chinchillones anaranjados del Cañadón Pinturas utilizan esta última estrategia. “Durante el verano puede verse a estos roedores durante gran parte del día asoleándose en los acantilados, algo que es más raro de observar durante el invierno”. En invierno, los grandes depredadores, como el puma, suelen incrementar la cantidad de tiempo para alimentarse, especialmente cuando lo cazado es de gran tamaño. “En invierno la presa se descompone más lentamente, extendiendo el intervalo de tiempo durante el cual puede ser ingerida. Así, el depredador maximiza la cantidad de energía que obtiene: cada bocado de carne ingerido puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, remarca Emiliano. En lugar de resistir y adaptarse a las duras condiciones invernales, algunos animales buscan evitarlas. El ejemplo clásico es el de aquellas especies migratorias que sortean los duros inviernos desplazándose a zonas con climas más benignos. Algunos animales que durante el verano habitan la meseta del lago Buenos Aires, utilizan esta estrategia. Un ejemplo es el macá tobiano, que “deja la meseta a fines del verano y se desplaza hacia los estuarios de varios ríos en las costas australes del océano Atlántico”. “Asimismo, los guanacos, que durante el verano aprovechan los brotes verdes en las alturas de la meseta, migran hacia zonas más bajas cuando el invierno con sus intensas nevadas azotan la región”, explica Emiliano. Este movimiento migratorio, que involucra a cientos de individuos que se desplazan por más de 40 kilómetros en un espectáculo conmovedor, ocurre principalmente durante la última semana de marzo. “El áspero clima invernal tuvo y tiene un rol fundamental en modelar el comportamiento y la composición de la maravillosa fauna nativa que da vida a la inhóspita Patagonia. Cientos de miles de años habitando este inconmensurable ecosistema le han permitido a la fauna nativa desarrollar una serie de estrategias para sobrevivir a los rigurosos inviernos australes”, resalta Donadío. Tal como describe el biólogo Santiago de la Vega en su libro “Las leyes de la Estepa”, la famosa frase de “la lucha por la existencia”, es una metáfora, y no una mención exclusiva de luchas. “Darwin ejemplificó que en el desierto, una planta debe vencer a la sequía en su lucha por la existencia”. Para aquellos que logren atravesar el invierno, inexorablemente les llegará primavera y protagonizarán el estallido de la vida en la estepa. Las plantas empezarán a brotar. Los durmientes despertarán y los que han migrado, retornaran. Otros cambiarán pelaje o plumaje. Las manadas se reunirán y la interacción entre especies alcanzará su máximo esplendor, y se renovará el ciclo, y llegará el comienzo del renovado llamado a reproducirse.

Etroglifos de la Meseta del Lago Buenos Aires: un grito ancestral

Regionales-, La riqueza cultural y arqueológica del noroeste de Santa Cruz es reconocida mundialmente gracias a sitios excepcionales como la Cueva de las Manos y el Alero Charcamata. A estas pinturas icónicas se suma una manifestación menos conocida del patrimonio cultural ancestral de la Patagonia: petroglifos milenarios tallados en las rocas volcánicas de la Meseta del Lago Buenos Aires. La Meseta del Lago buenos Aires es una formación de origen volcánico de gran extensión y altura. Alberga una media docena de cumbres que alcanzan los 2700 msnm y la salpican pequeños cuerpos de hielo que alimentan arroyos y lagunas, en medio de un paisaje que rememora la superficie lunar. Quienes se animan a explorar el área, viven la experiencia de atravesar paisajes prístinos y salvajes, formados por roca basáltica, volcanes y vegetación esteparia. Entre otros valores ambientales, albergan a uno de los glaciares extra andinos del país, y en sus lagunas se nidifica y se reproduce el emblemático Macá tobiano, un ave endémica de Santa Cruz. Enmarcados en estos extraordinarios paisajes, sobresalen los vestigios de aquellos habitantes que transitaron y ocuparon esta región desde hace más de 9.000 años: puntas de flecha, raspadores y parapetos de piedra, junto a una cantidad todavía no determinadas de singulares dibujos rayados sobre roca. “No se tratan de pinturas rupestres como las muy fotografiadas manos de los cañadones, sino de petroglifos”, explica el guía de montaña, experto en geología, historia y botánica, Guido Vittone. Vittone explica que la diferencia entre las pinturas rupestres y los petroglifos es tan grande como los ambientes donde cada uno fue plasmado: “Mientras las pinturas se encuentran en cuevas y aleros resguardados en los cañadones, los grabados sorprenden por su ubicación a más de 1200 metros sobre el nivel del mar, sin mayor protección que unas bardas rocosas de poca altura en la inmensidad de la inhóspita meseta”. Un dato importante que aporta Vittone, es que “la extensa meseta, por sus condiciones climáticas extremas, sólo fue utilizada por los pueblos originarios durante el verano como espacio de cacería estacional”. Si bien los relevamientos, dadas las dificultades de acceso, son escasos y la ubicación temporal de los grabados relativa, se cree que no tendrían una antigüedad mayor a 3000 años. “Su vinculación con los parapetos, campamentos y abundante material lítico en la meseta es obvia, pero no ha sido aún estudiada”, explica Vittone. Entre los múltiples motivos grabados en las rocas de la meseta, se destacan lo que los arqueólogos llaman “estilo de pisadas”. El guía señala que es un nombre muy apropiado, ya que “se han representado con gran fidelidad huellas humanas, de choiques y de felinos. Además, líneas y puntos simbolizarían rastros o recorridos, en esencia mapas de un territorio casi desconocido para nosotros, pero pleno de sentido para quienes estuvieron allí antes” Carlos Gradín fue el primer arqueólogo en dar a conocer la presencia de nuestra especie en la meseta a través de publicaciones en 1976 y 1996. También plasmó por escrito, en sus últimos años, un texto evocador de la mística del paisaje mesetario en el cual se integran sus observaciones científicas con su fascinación por un lugar mágico. “Algunos sitios con grabados exhiben también las marcas de pobladores más recientes. Muchos de los reparos naturales empleados por los antiguos, fueron reutilizados como campamentos de chulengueadores o puestos de veranada de las estancias, y en algunos casos pueden leerse sus nombres o iniciales, también grabados en la roca”. Muchos de los sitios arqueológicos del centro y sur de la meseta se encuentran en el territorio del Parque Nacional Patagonia y otros sobre la franja oriental dentro de campos privados y siempre protegidos por leyes nacionales y provinciales. Inactivos desde hace de miles de años, los volcanes de la meseta, al igual que los picos nevados, las torres graníticas y los extensos glaciares, ocupan un lugar central en la mitología de los pueblos originarios de toda la Patagonia. “Hablamos del volcán, de donde salió el hombre y los animales. Tal vez por eso sus huellas están ahí, donde dieron sus primeros pasos”, reflexiona Guido. ¿Qué significado tienen? ¿Qué querían reflejar? Todavía queda un mundo por descubrir. Lo que sí parece es que era una forma de expresión artística, lingüística y un sistema que refleja la eterna necesidad que tenemos de comunicarnos.

Centro de Interpretación y Planetario en el Portal Cañadón Pinturas del Parque Patagonia Arg.

Regionales-, El legado de Elsa Rosenvasser Feher para entender el mundo y reconocer los cielos patagónicos Con toda una vida dedicada a la divulgación científica a través del diseño de museos interactivos, la enseñanza y la escritura, Elsa ha dejado un rico legado, que incluyó la donación del Centro de Interpretación y Planetario que lleva su nombre, en el Portal Cañadón Pinturas del Parque Patagonia Argentina. «El misterio y la poesía de los cielos no sólo no se desvirtúan porque sepamos un poquito, sino que se magnifican. La maravilla está en mirar y reconocer». La frase forma parte del epílogo del libro de divulgación científica «Cielito lindo: astronomía a simple vista». Su autora: Elsa Rosenvasser Feher. “Elsa Feher fue mi maestra en el tema de museos (así como la maestra de muchos otros) porque fue una de las creadoras de los museos interactivos del mundo” cuenta el director y diseñador de contenidos, Leandro Panetta, a cargo de la obra en el noroeste santacruceño. “Luego de mucho tiempo de no verla, vino a Argentina a presentar uno de sus libros. En ese momento yo participaba del equipo organizador de TEDx Río de La Plata, y me habían dado la misión de convencerla de dar una charla. Elsa había enviudado, estaba muy triste y no quería saber nada de hablar. Me dijo que ahora solo le interesaba cerrar su vida… Fue por eso que le propuse dar una charla sobre cómo se cierra una vida y aceptó, a condición de que yo la acompañara en el proceso de escritura. Así fue que volvimos a conectarnos y tuvimos encuentros maravillosos hablando de su vida, y un poco de la mía”. Finalmente, Elsa dio su charla TED en el Teatro Colón, y según Leandro, al poco tiempo tuvieron la idea de que aún quedaba tiempo para un proyecto más, uno en conjunto. “Ella proponía costearlo y yo hablé con la gente de la Fundación Rewilding Argentina (FRA) para saber si les interesaba recibirlo y dónde hacerlo. Así surgió este proyecto, con un planetario para que Elsa desarrolle su pasión por los cielos… Elsa falleció el año pasado luego de una vida larga y hermosa, y nosotros continuamos con nuestro proyecto, que ahora lleva su nombre”. Paola, hija de Elsa, cuenta que a su mamá le fascinaban las estrellas del sur. “Desde el avión cuando veníamos nos contaba todas las constelaciones” y es por eso que no dudó en celebrar el proyecto de su madre, con “mucho orgullo por la fuerza y la vitalidad que a sus más de 80 años”. Se trata de un Centro de Interpretación y Planetario de casi 800 m² que recorre temas de astronomía, geología y biología de la Patagonia, e invita a conocer el modelo de producción de naturaleza. Si bien Rewilding Argentina plantea la restauración de ecosistemas dañados por la acción humana como una solución para revertir la catástrofe ecológica que estamos viviendo, “este centro comienza un paso antes, y nos propone recorrer los últimos 300.000 años de nuestra historia para entender cómo fue que, como humanos, generamos esta crisis ambiental y por qué es tan importante tomar consciencia y pasar a la acción”, explica el director. Con base en la formación artística y cinematográfica del director, para este proyecto de museo se están utilizando una gran variedad de recursos artísticos. La idea es que el visitante se sorprenda a cada paso y que además se vea involucrado en las historias. De hecho, dice Panetta, “muchos temas están contados a través de la narración de historias en pequeños escenarios con personajes holográficos. Imágenes en movimiento, sonidos y música son los principales recursos de los que nos valemos para este recorrido”. Al ingresar a la muestra, el visitante se ve inmerso en un recorrido espacio/temporal, ya que cada paso que dé avanzando en la exhibición, tiene también un valor temporal. “En la primera parte del recorrido, cada paso que demos es el equivalente a 10.000 años de historia, mientras que en la segunda parte, cuando comienza a haber más eventos en nuestra historia, cada paso equivale a 1000 años”. Ubicado dentro del Portal Cañadón Pinturas del Parque, con acceso por la Ruta Nacional 40, el Centro propone una original e interactiva muestra permanente, donde el visitante podrá asombrarse con el proceso de la formación geológica de la región, desde el Big Bang, la evolución de sus especies, la crisis de biodiversidad y la producción de naturaleza como estrategia para restaurar los ecosistemas de la estepa. El edificio, que incluye un recorrido que finaliza en un planetario donde se hacen proyecciones para interpretar el cielo, fue diseñado para integrarse al paisaje y construido bajo los mayores estándares ecológicos. El espíritu de este centro de interpretación “es tomar consciencia de nuestro recorrido como especie humana, y de cómo ese recorrido nos condujo a este momento de nuestra historia, en el que estamos enfrentando una crisis eco-social sin precedentes”. Aun cuando la temática puede sonar “dura”, los especialistas están creando este espacio con clima lúdico y distendido, donde prima el humor, la ironía y la espectacularidad visual que nos permita entender en detalle las maravillas y particularidades de los cielos patagónicos, de las que escasean ya las grandes ciudades. Leandro explica que “la idea es generar en los visitantes un recorrido placentero y lleno de sorpresas, que nos permita generar consciencia, proponiendo una visión “ecocéntrica” del mundo, en la que nos entendamos como una especie más en el concierto de todos los seres vivos que habitan el planeta” «Poder decir cierro mi vida y mi vida me cierra», dijo Elsa en esa ya mítica charla xTED. Comparaba su paso por este plano con un pino armonioso y coherente, que al desprenderse de sus semillas generaba un pinar: «Eso es la inmortalidad», afirmaba. Y es allí, en la belleza austera de la estepa patagónica, donde germina otro de sus proyectos, una forma de prolongar su legado y celebrar su maravillosa vida mirando esos cielos que la deslumbraron.

Santa Cruz. El desafío de conservarla como santuario para las aves migratorias

Provinciales-, Día mundial de las aves migratorias// Mantener limpios los espejos de agua es elemental para el ciclo migratorio de miles de aves que llegan desde el norte y el sur a Santa Cruz cada año, recorriendo miles de kilómetros. La cooperación entre Estado, privados y ONG resulta fundamental para reducir al mínimo el impacto de la actividad humana. Las aves migratorias dependen del agua y los hábitats que ella genera. Serán los lagos, ríos, arroyos, estanques, todos los humedales continentales y costeros a donde se trasladaran para alimentarse, beber, invernar, anidar y reproducirse, o para retomar fuerzas para enfrentar sus largos viajes. La creciente demanda humana, la contaminación y el cambio climático, tienen amenazados a esos valiosos ecosistemas y a las especies migratorias que dependen de ellos. De allí que este año, el Día Mundial de las Aves Migratorias 2023, que se conmemora este 13 de mayo, viene asociado a un lema que no deja lugar a dudas: «Agua: Sustentar la vida de las aves». Todos los años, muchas especies de aves y en gran cantidad llegan a Santa Cruz para el verano. Algunas (las más numerosas) nidifican en el Ártico, como los chorlos o los playeros. “Esas son las migraciones más grandes, pero hay especies que vienen desde el sur, desde la Antártida. O algunas golondrinas que vienen de la zona del Amazonas o del norte de Argentina. Muchas aves pueden estar en el invierno en el norte de Argentina y en el verano llegar hasta acá”, explica Hernán Povedano, licenciado en Biología egresado de la Universidad Nacional de la Plata y fotógrafo profesional. Principalmente, la búsqueda del alimento es lo que determina los desplazamientos. “Por lo general, cuando los lugares que habitan, empiezan a ponerse fríos, escasea el alimento y se ven impulsadas a desplazarse a lugares más cálidos”. En Santa Cruz, las aves migratorias más conocidas, son las playeras que nidifican en el ártico, y que en la primavera llegan a las costas santacruceñas. “Podemos mencionar el Cauquén colorado y las otras especies de cauquenes, aves pequeñas, que nidifican en la estepa y después migran; las dormilonas, el picaflor rubí, también algunos gaviotines”. También contamos a las especies playeras, que son las que nidifican en el ártico y hacen miles de kilómetros de distancia hasta las costas santacruceñas, “el Playero rojizo, el Playerito blanco, Trinador, algunas especies de chorlos que son característicos de la provincia de Santa Cruz, porque tienen la mayor área de nidificación ahí, como el Playerito ceniciento, el Chorlito pecho canela, que nidifican en las estepas de Santa Cruz y después migran un poco hacia el norte”. ¿Y cómo hacen para trasladarse tantos kilómetros? El biólogo explica que “lo más importante para un ave es tener un peso adecuado y reservas de grasa suficientes como para enfrentar el gasto energético tremendo que implica una migración de largas distancias. Es por eso que, generalmente, están un tiempo alimentándose, ganando peso antes de iniciar la migración”. n el medio de su ruta migratoria pueden parar a alimentarse en algunos lugares, “por eso es importante que los sitios de alimentación estén suficientemente cuidados. Muchas veces, los impactos antrópicos pueden causar problemas en estos sitios, o en las presas de las que las aves se alimentan de ellos y que son vitales, ya que al llegar más delgadas, necesitan ganar peso” explica Povedano. Con relación a la importancia del agua para las aves, el Parque Patagonia puede dar testimonio de ello, ya que los espejos de agua de la meseta del Lago Buenos Aires -destino de las migraciones del Macá tobiano en verano- son vitales para la supervivencia de la especie. Declarado como Monumento Natural Provincial, el Macá tobiano es un ave única y en peligro de extinción, no solo amenazada por especies invasoras como el visón americano y la gaviota cocinera, sino también por el cambio climático. Y es que, según explica Hernán “muchas de las lagunas donde la especie tradicionalmente nidifica, se secaron por completo, y además, muchas veces los fuertes vientos arruinan las nidadas, y no permiten que se produzcan las condiciones para el crecimiento de la vinagrilla, que es la planta que ellos utilizan para nidificar sobre las lagunas. Esto genera una producción de pichones muy baja o en muchos casos, nula”. Hernán tuvo “la suerte” —dice— de ser parte de algunas campañas para fotografiar al Macá tobiano, y su impacto es fuerte al ver que actualmente algunas de estas lagunas, como la de “El Cervecero”, de donde son la mayoría de sus fotos, están secas. Es una especie poco fotografiada porque vive en un lugar muy inhóspito climáticamente y muy difícil de acceder. “Estuvimos mucho tiempo en las lagunas haciendo observaciones, acompañando a los investigadores que están trabajando en los proyectos de conservación ahí, de Aves Argentinas y la Asociación Ambiente Sur, que trabajan permanentemente por la conservación de la especie”. Desde su lugar, Povedano siente que aporta con estas fotografías, ayudando a difundir para que se conozcan estas aves, generando conciencia de la importancia de cuidar de ellas y de sus hábitats. “Pienso que todas las especies de animales deben ser respetadas per se. Muchas veces son especies paraguas; conservando una, conservamos todo. Es importante generar conciencia, para que las decisiones políticas sobre su territorio, ya sea permitiendo algunos desarrollos que las perjudican, se puedan evitar”.

Un tesoro oculto en la Patagonia

Regionales-, Un tesoro oculto en la Patagonia Una nueva investigación sugiere que los bosques de kelp generan hasta $562 mil millones de dólares cada año al aumentar la productividad pesquera, eliminar nutrientes dañinos del agua de mar y secuestrar dióxido de carbono. Por El Mar, una fundación argentina, trabaja para preservar el corredor de Bosques de macroalgas de la Patagonia y dar a conocer su valor excepcional. Un reciente estudio de la revista científica Nature Communications, cuantificó el valor económico de los bosques sumergidos de macroalgas en el mundo. La investigación fue encabezada por Aaron Eger, un científico marino que se dedica a abordar el conocimiento científico (ambiental, social y económico) con el objetivo de solucionar los problemas que atraviesan los océanos en el planeta. Los bosques de macroalgas son un ecosistema formado por algas pardas gigantes de distintas especies que forman bosques en las costas frías y rocosas del mundo, también llamadas kelp. Ocupan el 28% de las costas del planeta y, a nivel global, se ha perdido aproximadamente 40% de este ecosistema. Mediante la información que Eger ha ido investigando y acumulando, pudo medir cuánto valor entregan los bosques de macroalgas, considerando sus aportes a la pesca, el ciclo de nutrientes y su capacidad de absorber dióxido de carbono, lo que los convierte en un aliado indispensable contra el fenómeno del calentamiento global y el desarrollo de la economía global. Por el Mar (PEM), es una organización de conservación marina independiente impulsada por un equipo de científicos, conservacionistas, activistas, comunicadores y expertos en políticas públicas, que trabaja activamente para dar a conocer y proteger los bosques sumergidos tan valiosos para los argentinos y el mundo. “Estos bosques de estructuras tridimensionales y de rápido crecimiento (algunas de las especies de macroalgas que forman parte de este ecosistema pueden crecer 40 cm diarios y alcanzar más de 30 metros de largo) proporcionan refugio, alimento y hábitat para cientos de especies, desde microorganismos hasta grandes depredadores. También, contribuyen al ciclo de nutrientes, la filtración de agua y la protección de la línea de costa, además de jugar un papel clave en la mitigación del cambio climático, ya que son altamente efectivos en la captura de carbono del océano a través de la fotosíntesis” explica Carolina Pantano, bióloga marina y coordinadora de conservación en Por el Mar (PEM). Las cifras recogidas en el estudio publicado el 18 de abril en Nature Communications, son contundentes y determinan que, en las costas de todo el mundo, los bosques de macroalgas generan un promedio de 500 mil millones de dólares al año. ¿Cómo se llegó a este valor? El cálculo sugiere que los bosques sumergidos generan 147 mil dólares por hectárea al año, un número hasta tres veces mayor de lo que habían determinado anteriores cálculos. Además de eliminar el nitrógeno del agua contaminada, los bosques de macroalgas son hábitat para más de mil valiosas especies de peces y mariscos. Según el estudio, los bosques de algas proporcionan una cosecha promedio para la pesca de más de 900 kilogramos por hectárea al año. Los bosques de kelp en Argentina En nuestro país, aún quedan una gran cantidad de zonas por relevar, por lo que es difícil contar con precisión la cantidad de hectáreas de bosques sumergidas de la especie Macrocystis pyrifera que existen (esas que Aaron Eger valuó en 147 mil dólares cada una). Pero, sin dudas, se trata de un número grande, ya que desde el sur de la provincia de Chubut crece un corredor costero de bosques sumergidos que pasan por Santa Cruz y llegan hasta Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur, siendo hacia el sur aún más extensos y abundantes. Carolina Pantano, asegura que “a pesar de que los bosques de macroalgas cubren kilómetros y kilómetros de la costa patagónica, los planes para su conservación y el conocimiento sobre este ecosistema en nuestro país son muy escasos. Aún así, la profunda importancia ecológica, y socioeconómica que estos bosques submarinos representan, debe empezar a tener más visibilidad. En algunos lugares del mundo ese valor ya está calculado en millones (Australia, Sudáfrica para mencionar algunos), pero en Argentina aún debemos estudiar con más profundidad este ecosistema para poder tener datos de su extensión, distribución y los servicios ecosistémicos que provee”. Por causa de la acción humana, la degradación de estos bosques de algas ocurre entre dos y cuatro veces más rápido que la de los bosques tropicales o los arrecifes de coral. En el caso de los bosques marinos patagónicos, estudios recientes aseguran que estos ecosistemas son de los mejor conservados y menos afectados por el cambio climático a nivel global. Natalia Aga Milovic, quien también trabaja como bióloga marina en la fundación Por El Mar, cuenta que parte de su trabajo es “buscar evidencia científica para que los tomadores de decisiones conozcan la importancia de proteger estos bosques; no solamente por su capacidad de hacerle frente al cambio climático, sino porque dan sustento a gran parte de las actividades económicas que se dan en el mar. Estoy segura de que si pudieran ver y escuchar cómo es el mundo de los bosques de kelp, si pudieran ver la cantidad de especies que conviven en ellos, llenos de movimiento, colores, ruidos, vida, con eso alcanzaría. Estamos hablando de un ecosistema que sustenta importantes redes tróficas del océano.” Por El Mar, junto a otros investigadores, viene realizando periódicamente expediciones científicas en la provincia de Santa Cruz y Tierra del Fuego para investigar, descubrir y promover este tesoro oculto en el mar Argentino: los bosques sumergidos de la Patagonia. La nota de Nature Communications que informa sobre los billones que valen las macroalgas, concluye que, al tratarse de un estudio que contempla sólo tres de todos sus valores ecosistémicos para realizar la medición económica y, siendo que sólo se consideraron algunos pocos géneros de la especie, el monto calculado está evidentemente subestimado y se multiplicará en el futuro, en la medida en que avancen las investigaciones. El tan grande como incalculable valor de …

El noroeste santacruceño, entre los mejores destinos para el astroturismo

Provinciales-, Son objetos a los que podemos ver como fueron hace 240 mil años. El cielo diáfano que ofrece la región, sigue concitando el interés de divulgadores y turistas en busca de los mejores lugares para adentrarse en el eterno misterio de los astros. El exceso de iluminación artificial en el mundo actual es lo que llamamos “contaminación lumínica”. Es una de las causas por la que mucha gente nunca haya podido ver las constelaciones en un cielo estrellado. Pero, ¿qué hay para ver? Las constelaciones son nuestro mapa del cielo, agrupaciones de estrellas que el ser humano observó y denominó, como herramienta para orientarnos “bóveda celeste”. De hecho, una rama de la ciencia —la astronomía— que estudia la estructura y la composición de los astros, ha elaborado una división del cielo en 88 regiones o constelaciones. Argentina ofrece una enorme variedad de destinos donde experimentar el misterioso espectáculo del cielo nocturno. Con varios planetarios y observatorios astronómicos de referencia internacional, hay una apuesta al recurso que ofrece el cielo y nuestro país se posiciona en el mapa internacional del turismo de estrellas. Ezequiel Brahim es periodista y guía de astroturismo y pudo conocer gran parte de las perspectivas del cielo que ofrece la Argentina. En la Patagonia “la limpieza de la atmósfera y la bajísima contaminación lumínica hace que sea uno de los mejores cielos del país. Obviamente, tenés un clima patagónico en cuanto a que está muy fresco o ventoso” resalta. Si bien su pasión por el cielo es bastante reciente, a fines de 2019, luego de su incursión y formación, ha brindado más de 100 charlas de astronomía, por las que han pasado “más de 11 mil personas”. Lo que este intercambio terminó de confirmarle a Ezequiel, es que muchos de aquellos asistentes que tenían un pequeño interés por la astronomía, creían que lo primero que tenían que hacer es comprarse un telescopio. “Y en ese punto es que en su momento yo hice un clic, por un consejo que recibí. Y es que, si tenes un poquito de interés en la astronomía, hay que salir de noche, buscar cuáles son las estrellas más brillantes, donde están, cómo se llaman, cuáles son las diez constelaciones más fáciles de dibujar, los cinco planetas que se pueden ver a simple vista. Quizás todo el mundo conoce las Tres Marías, pero hay como 20 estrellas más brillantes que las Tres Marías. Ahí vas a empezar a encontrar Sirio, Canopu, Alfa Centauris, Vega. Ya con eso, tenés para entretenerte un montón de noches sin tener que comprar un telescopio”. En su paso por el Parque Patagonia, Brahim pudo disfrutar del observatorio de estrellas, un espacio de encuentro para observar el cielo a resguardo del viento y del frío. “Es un espacio fantástico. Está reparado del viento, con un pequeño anfiteatro como para unas quince personas. Tiene una salamandra que todo el tiraje pasa por debajo de donde se sienta la gente, entonces va calefaccionando donde están sentados. Es muy práctico para poder ver el cielo”, destaca el guía. El observatorio es de uso libre, se accede por un sendero que comienza detrás de la hostería La Posta de los Toldos. La construcción, realizada con materiales de la zona, tiene forma de espiral y, en su interior, cuatro espejos de agua alineados con la Cruz del Sur permiten observar el cielo en su reflejo, a la vez que un banco estufa brinda calidez y cobijo para disfrutar de la contemplación. El Parque Patagonia “tiene las particularidades de un cielo rodeado de cerros en los que, por ejemplo en el atardecer, rápidamente el sol se oculta. Empieza a refrescar, a oscurecer y cuando menos te das cuenta, tenés la noche encima. Otra de las cosas curiosas, para quienes son habitantes de llanuras, es que el horizonte que está marcado por los cerros, se ve con mucha claridad y tenés miles de estrellas arriba de tu cabeza”, dice el guía. “Vas a ver muchas más estrellas que no ves en otros lugares, las más tenues”, afirma el comunicador. En los cielos despejados de otras ciudades se pueden “ver las grandes, las más brillantes: Sirio, Canopus, Alfa, Centauris, unas veinte aproximadamente. Pero en Santa Cruz, ves mil”.

El Día de la Tierra desde una perspectiva santacruceña

Provinciales-, Santa Cruz es una provincia que posee valiosos ecosistemas como los glaciares, la estepa y el mar, a los que celebramos en el Día de la Tierra. Especialistas en la materia opinan sobre cómo y por qué es necesario protegerlos. Si hay una celebración que, sin dudas, podemos mencionar como global, es el Día Internacional de la Madre Tierra que se conmemora cada 22 de marzo. Sin embargo, sigue siendo la mirada local, la perspectiva que tenemos —y los cambios que podemos hacer— desde el lugar donde habitamos, los que pueden verdaderamente ayudar a la preservación de la biodiversidad que afecta y forma parte de nuestras vidas; la veamos, o no. En Santa Cruz, existen variados y valiosos ecosistemas: la estepa, el mar y los glaciares, se ven, en la actualidad, afectados por el fenómeno del cambio climático, lo que implica retrocesos y modificaciones que, en algunos casos, pueden ser irreversibles. Pero, ¿qué ocurriría si no existieran? Crisitan Lagger, científico con vasta experiencia en las profundidades patagónicas (Investigador del CONICET, Explorador de National Geographic y asesor científico de la Fundación Por El Mar) habla de la enorme importancia que tiene su materia de estudio: “El océano es como un gran conector de toda la vida a nivel del planeta. Lamentablemente, muchas veces tenemos una ceguera oceánica que nos impide visibilizar esta profunda conexión que tenemos con el océano”. “Los bosques de macroalgas son uno de los ecosistemas más productivos del planeta y más bio diverso. Al igual que ocurre en los bosques terrestres, la estructura tridimensional de los bosques de macroalgas (que pueden llegar a medir más de 20 metros) sustentan un enorme número de especies: brindan refugio, funcionan como zonas de cría, de guardería, áreas de desove; promueven significativamente el reclutamiento de una gran cantidad de organismos”. Lagger explica que debido al aumento en la temperatura del agua por el cambio climático, “en los últimos 50 años se han reducido, a escala global, aproximadamente el 38% de este ecosistema en el mundo”. Su retroceso reviste gravedad porque, “además de que pueden perderse una gran cantidad de especies, los bosques sumergidos contribuyen especialmente a mitigar el cambio climático, como almacenes de grandes cantidades de carbono”. “Buceando en estos bosques uno va descubriendo muchas especies asociadas (peces, moluscos, crustáceos, mamíferos, equinodermos) que habitan en ellos y donde tienen zonas de reproducción y crianza. De esta manera, logramos dimensionar la enorme importancia que tienen a la hora de estructurar la biodiversidad a nivel oceánico: todo está conectado con todo, por eso, en este día tan especial, yo invito a pensar en esa enorme integración biológica”. Junto con la Fundación Por El Mar, Cristian se encuentra estudiando principalmente los bosques de Tierra del Fuego y Santa Cruz. “Me encanta poder ir a lugares como el Parque Nacional Monte León o el Parque Interjurisdiccional Marino Isla Pingüino, para poder visibilizar estos ecosistemas”. El experimentado buzo opina también que es una responsabilidad de los divulgadores científicos “interpelar a la gente y dar a conocer ciertos ecosistemas que directamente impactan sobre nuestra vida”. En ese sentido, la protección de los océanos es un objetivo claro: “Los bosques marinos son uno de los ecosistemas menos perturbados de la tierra: tenemos la responsabilidad de desarrollar planes de conservación y, para eso, utilizamos a la ciencia, para que nos brinde las herramientas necesarias de conocimiento para su conservación”. Sobre el valor que tiene la estepa patagónica opina Germán Montero, director de la Asociación Ambiente Sur: “La estepa es un ambiente poco conocido y poco valorado pero, a su vez, muy importante para el sustento tanto de la biodiversidad como de las personas”. Es que, similar a la idea que explicaba Lagger sobre el ecosistema marino, Germán opina que existe una percepción sesgada de lo que es la naturaleza: “Muchas veces la visión que tenemos de la naturaleza es un árbol grande o un bosque, y no prestamos atención a la estepa, que es un sostén de biodiversidad. Nosotros adherimos a la frase del Perito Moreno que dice: ‘En la humilde aridez de la estepa se esconde la vida’, porque realmente es mucha la vida que se sustenta. Es un ambiente clave para una gran cantidad de especies que no podemos dejar que se pierda”. Montero cuenta que en este momento se encuentran trabajando en la iniciativa Re Estepa, que busca la revalorización del ecosistema, desde las ciudades: “Empezado con Río Gallegos, trabajamos en la revalorización, el rescate, la restauración y la reconexión con la estepa, un ambiente que, además de todos los beneficios que brinda, es muy importante para la mitigación del cambio climático. En este proyecto tratamos de reconectarnos, de generar un circuito virtuoso para que no se pierdan estos pequeños ambientes, en una ciudad que está creciendo”. En ese rescate de la espeta que lleva adelante, vienen trabajando fuertemente con dos especies emblemáticas: “el conocido macá tobiano —en peligro crítico de extinción— y otra especie clave de la estepa patagónica como es el chorlito ceniciento, un ave playera muy poco conocida, y que probablemente también sea categorizada en un futuro como en peligro de extinción, debido a su bajo número poblacional. Estas son sólo dos especies de las tantas que se esconden en la estepa, pero creemos que pueden ser banderas para lograr que se tenga más conciencia de la necesidad de conservación”. Los glaciares, por su parte, también se encuentran bajo las consecuencias del cambio climático. Semanas atrás, el Ingeniero Pedro Svarka, brindó una charla abierta sobre la situación actual del Glaciar Perito Moreno, en donde expuso que en los últimos tres años, el Glaciar “adelgazó 15 metros”. Según un estudio expuesto por el glaciólogo, debido al aumento de temperatura y derretimiento del hielo, el glaciar está perdiendo masa, “por lo que se debilita y termina cediendo ante la presión del agua que está por debajo. Los glaciares de desprendimiento en la Patagonia son sensibles a pequeñas variaciones en la presión del agua basal, cuando el glaciar se encuentra cerca de la línea de …

El puma Charly, tecnología satelital y un equipo que busca cambiar paradigmas

Provinciales-, Un proyecto, que incluye el uso de las últimas tecnologías en el seguimiento de especies animales, permite revelar el comportamiento del predador tope en el noroeste santacruceño. El proyecto con los pumas en el Parque Patagonia comenzó a principios de 2019. El primer animal capturado fue “Pepito”, un macho de entre 3 y 4 años y unos 60 kg. Se lo pudo monitorear durante 3 años, tiempo en el que está programado, el collar se salga. Los collares con GPS permiten, entre otras cosas, evaluar la dieta de los animales. ¿Cómo funciona? “El GPS toma un punto cada 3 horas, 8 por día, y los envía por satélite. Nosotros lo que hacemos es analizar esos puntos en un mapa, lo que nos permite detectar agrupamientos de puntos que representan momentos en los cuales el animal estuvo mucho tiempo en un solo lugar”, explica Emiliano Donadío, director científico de la Fundación Rewilding Argentina. Investigar esos agrupamientos de puntos, permitirá saber si el animal se quedó descansando, durmiendo, comiendo o si es una hembra, quizás puede ser el sitio donde tiene la madriguera. Entonces, un técnico de campo —con la ubicación de ese agrupamiento de puntos en su GPS— se acerca hasta el sitio, e investiga si hay una presa muerta que el puma cazó. De ser así, anota qué presa es. “Si nosotros repetimos esto durante mucho tiempo, nos podemos dar una idea de cuál es la dieta de un puma a lo largo de un año”, afirma Donadío. A Charly lo capturaron el 16 de diciembre de 2021 en la zona del Cañadón Pinturas. Un macho joven de 3 a 4 años, de unos 58 kilos. El seguimiento que se hizo sobre este ejemplar, entre enero y mayo de 2022, arrojó datos reveladores, que vienen a poner en cuestión algunos preconceptos sobre el comportamiento de esta especie. Se identificaron 78 agrupamientos de puntos, de las cuales el técnico de campo pudo relevar 67. “Es un montón, estamos hablando de miles de hectáreas”, remarca Emiliano. En esos 67 sitios se encontró que el guanaco es en un 90 % la dieta de Charly. “Lo que queda claro es que no es un puma que sale del área protegida para ir a buscar ovejas a los campos vecinos, que es una de las grandes críticas a las áreas protegidas, que se convierten en fuentes de individuos que después van y cazan en los campos vecinos”. “Lo que esto nos indica —afirma el investigador— es que cuando hay presas nativas, los pumas se comen a las presas nativas. Entonces sabemos que para coexistir con la fauna silvestre (sobre todo con un depredador como el puma), es importante mantener cierto número de presas nativas en los campos”. El relevamiento determinó que Charly tiene un área de acción de unos 352 km² y siempre dentro del área de reservas. Hay otros pumas marcados cuya área de acción incluye el parque y una estancia vecina. “Esos son los más críticos a la hora de colectar información sobre el movimiento. Cuando estos pumas están en la parte de su área de acción fuera de la reserva, nos interesa saber qué están haciendo”. Usando esta tecnología se puede evaluar el daño real que causa el puma: si mata un animal en una estancia, el equipo de la Rewilding Argentina puede ir a ver qué cazaron, compartir la información recabada y evaluar acciones de mitigación. “Esta información siempre se socializa, con un impacto interesante: los vecinos empiezan a entender que no todos los pumas son un puma problema. Estos cambios de actitud, son una de las cosas que nosotros estamos buscando. Que eso sensibilice a los productores para empezar a buscar soluciones que no sean solo la erradicación del puma. Y cuando empiezan a buscar soluciones, a veces nos contactan a nosotros o al INTA”. En total, desde el 2019 el equipo científico de Rewilding Argentina  pudo colocar collares con GPS a 29 pumas en Parque Patagonia. Este esfuerzo brinda no solo información biológica o ecológica de los animales, sino que es una herramienta que permite un trabajo social: “Se trata de lograr soluciones que no sea la erradicación”. El puma está presente en el noroeste patagónico, y en el resto de América. Su presencia determina el buen estado y funcionamiento de los ecosistemas. Está en marcha un cambio de paradigma, que encuentra en la tecnología una aliada fundamental.