Fotografiando la magia del invierno en Parque Patagonia

Santa Cruz-, Horacio Barbieri, fotógrafo y generador de contenidos para Parque Patagonia, describe las maravillosas postales invernales que obsequia el noroeste de Santa Cruz. Parque Patagonia, un paraíso natural en Patagonia que se transforma en un espectáculo visual único durante los fríos meses de invierno. Horacio Barbieri, un apasionado de la fotografía, es testigo de los sorprendentes cambios que la naturaleza experimenta en esta época del año. Con su cámara en mano, se adentra en un mundo mágico lleno de paisajes cambiantes y oportunidades únicas de capturar la esencia del paisaje invernal. En esta época del año, el noroeste de Santa Cruz es una montaña rusa de sorpresas climáticas. “Acá, la nieve cae, pero no se acumula permanentemente, lo que crea un desafío emocionante, porque hay que estar alerta, preparado y listo para salir porque las condiciones climáticas pueden cambiar en cualquier momento. Podés tener las cuatro estaciones en un solo día”. Las bajas temperaturas exigen una preparación meticulosa: abrigarse adecuadamente, llevar equipamiento fotográfico en óptimas condiciones, tener en cuenta que con bajas temperaturas la carga de las baterías tienen menor rendimiento y estar atento a los horarios de luz. “En esta época amanece alrededor de las 9:30 a.m. y el sol se pone temprano, alrededor de las 5:00 p.m.”. Horacio expresa su fascinación por los amaneceres, a los que describe como auténticamente «mágicos». Estos momentos le brindan la oportunidad única de capturar con su cámara diversos escenarios, bañados por la luz temprana que pinta los paisajes con colores inigualables. Además, las largas noches invernales se convierten en la ocasión perfecta para adentrarse en la fotografía nocturna, donde la oscuridad y el silencio dan paso a un cielo estrellado impresionante. “Uno de los lugares que más llamativos del Portal Cañadón Pinturas en invierno, es el mismo río Pinturas y sus vertientes, que por las temperaturas bajo cero permanecen congeladas varios meses. Observar cómo cambia semana a semana, el paisaje es cautivante”. Para el fotógrafo, la inmensidad del parque, teñida de blanco, es un horizonte infinito, que invita a la contemplación y transforma el entorno en un escenario único para la fotografía. Además de los paisajes, la fauna también tiene un atractivo especial en esta época, por ejemplo, cuando los guanacos se reúnen en grandes manadas  para realizar sus habituales migraciones de invierno, cuando bajan de la meseta a refugiarse en los cañadones ofreciendo una escena poco común, extraordinaria para fotografiar. En los senderos, se encuentran huellas de zorros, pumas, choiques, que agregan un toque de misterio y magia al paisaje Horacio destaca que este rincón de Argentina, con su gran diversidad de paisajes y climas, es excepcional para visitar en cualquier época del año. “El parque está abierto todo el año. Las redes sociales están siempre disponibles para brindar información actualizada sobre los senderos habilitados, los horarios de ingreso y el estado de las rutas y caminos internos”. Horacio y su equipo se aseguran de que los visitantes disfruten de una experiencia sin imprevistos y puedan sumergirse en la magia del invierno en Parque Patagonia. Con su pasión por la fotografía y su amor por la naturaleza, Horacio Barbieri continúa capturando la esencia única del invierno en Parque Patagonia, llevando a quienes lo ven a través de sus lentes en un viaje visual lleno de maravilla y asombro en cada imagen.

A través de proyecciones y charlas invitan a conectar con el mar de Santa Cruz

Provinciales-, Buscando “hacer visible lo invisible”, la Fundación Por el Mar (PEM) promueve actividades en Río Gallegos, abiertas a toda la comunidad, que invitan a conectar con el ambiente marino de Santa Cruz y los paisajes sumergidos del mar patagónico. Las citas son este sábado 29 y el lunes 31 de julio. Hace algunos meses, la fundación de conservación marina Por el Mar (PEM) se propuso conocer -mediante la realización de encuestas- cuánto sabe la población de las diferentes localidades de Santa Cruz sobre el ecosistema marino y la biodiversidad que existe bajo el agua. De los resultados de esas entrevistas con la comunidad, surgieron nuevos proyectos y propuestas de actividades para promover el interés y conocimiento del público en general. Una de las encuestas estuvo enfocada en el Parque Nacional Monte León, y de ella surgió la idea de hacer proyecciones de un “mini documental sobre las expediciones que se hicieron al Parque”, cuenta Ana Fernández, galleguense por adopción desde los 10 años y representante local de PEM, que entre otras cosas trabaja explorando y protegiendo los bosques gigantes de macroalgas de las costas santacruceñas. “Es muy poco lo que se conoce de los bosques de algas en Monte León, y queremos acercarle a la gente las imágenes que registramos en nuestras campañas en estas costas, así todos tienen la oportunidad de presenciar las maravillas que hay en nuestro mar”. La propuesta denominada “Proyecciones Por El Mar” se llevará adelante el sábado 29 de julio a las 17 hs. en la Sala Auditorio de Río Gallegos (Ramón y Cajal 38) y toda la comunidad está invitada. “En las ‘Proyecciones Por el Mar’ vamos a estar hablando de qué es lo que hace el equipo científico y mostrando imágenes del fondo del mar patagónico, para que la gente lo pueda conocer y saber qué hay allí, y por qué es importante cuidarlo”, explica Ana. Fernández cuenta también que las actividades menos estructuradas son las que más convocan, sobre todo al hablar de cuestiones ambientales: “Lo primero que intentamos es que las personas se sientan relacionadas con la temática; los bosques de macroalgas, por ejemplo, están acá, en las costas de la Patagonia, y saber que los tenemos tan cerquita, ayuda a despertar interés. Desde PEM buscamos impulsar una agenda marina a través de acciones concretas que puedan dar a conocer la importancia que tienen estos ecosistemas, tanto para las especies que allí viven, como para nosotros”. El lunes 31 a las 11 de la mañana tendrá lugar un taller abierto sobre macroalgas en el Centro de Interpretación Ambiental Estuario del Río Gallegos (CIERG). “Desde Por el Mar creemos que es muy importante accionar en equipo , por eso trabajamos en articulación con diferentes organizaciones locales como Ambiente Sur con quienes coordinamos este taller”, agrega Ana. “El taller sobre macroalgas será una introducción a la temática: vamos a entender cómo hacen la fotosíntesis las algas, qué especies dependen de los bosques de kelp, etc. Si bien invitamos especialmente a educadores y estudiantes, se trata de un taller abierto a la comunidad, brindado por parte del equipo científico de conservación para el público en general y no hace falta inscripción previa para asistir”. “Se trata de propuestas didácticas y relajadas; no es como en una conferencia en la que alguien se sienta a dar una charla larguísima hablando con tecnicismos, sino que es algo relajado para que cualquier persona se pueda sentir cómoda, sin necesidad de tener conocimiento previo”, dice Ana Fernández y aclara que ambas actividades son libres y gratuitas. Todas las actividades están enfocadas en aumentar el interés de las comunidades respecto del cuidado del ecosistema marino. “Las macroalgas que forman los bosques sumergidos que encontramos en la costa de nuestra provincia, se denominan kelps gigantes ya que pueden llegar a medir más de 20 o 30 metros dependiendo el sitio. En ellas viven estrellas de mar, erizos, bivalvos, pulpos y un montón de otras especies que dependen de estos bosques de macroalgas para refugiarse y alimentarse. Además, proveen oxígeno y son sumideros de carbono, por eso nos parece muy importante dar a conocer este ecosistema, bajo la premisa de hacer visible lo invisible”. “Proteger los bosques de kelp es proteger el Mar Argentino y su biodiversidad”, afirma Ana. “Me gusta mucho la frase que dice que uno no puede querer lo que no conoce, ni proteger lo que no se quiere, por eso estamos felices de poder brindar a la sociedad más información a través de estas charlas, talleres y actividades que iremos brindando en lo que queda del año”.

Parque Patagonia: Vacaciones de invierno en el noroeste santacruceño

Santa Cruz-, En estas vacaciones, jóvenes del noroeste de Santa Cruz disfrutan del invierno en la naturaleza a través de una serie de actividades con inscripción gratuita. Iniciación a la fotografía, aprender sobre la fauna autóctona y pasar un día con los guardaparques del Parque Nacional Patagonia son algunas de las actividades propuestas. El invierno en el Parque Patagonia Argentina es testigo de una fascinante adaptación de la fauna y la flora local. Durante esta época, es posible avistar a diversas especies de animales como guanacos, cóndores, zorros y hasta pumas en su hábitat natural. Para los amantes de la ornitología, la temporada invernal también ofrece la oportunidad de observar las aves que viven en la zona. En el marco de las vacaciones de invierno, el Parque Patagonia Argentina, con la coordinación de Rocío Navarro y equipo, han puesto en marcha la serie de actividades “Estepa Invernal”.  “Está diseñado para niños y niñas, y buscamos proporcionar experiencias educativas y divertidas que fomenten el cuidado del entorno natural silvestre y una convivencia saludable entre la biodiversidad y las acciones humanas”, explicó la coordinadora de Comunidades de Parque Patagonia. Las temperaturas frescas y los paisajes vestidos de los colores propios del invierno brindan una experiencia distinta para descubrir, recorrer y disfrutar de la naturaleza, también en esta temporada. Una de las actividades insignia de «Estepa Invernal» es la foto aventura, dirigida especialmente a los más pequeños. Rocío explica que “el objetivo es enseñarles a fotografiar la naturaleza y, al mismo tiempo, inculcarles la importancia de protegerla para las generaciones futuras”. En la actividad “Somos Naturaleza en Acción”, se promueve la reflexión sobre la necesidad de una convivencia armoniosa entre la biodiversidad y las acciones humanas. “Se busca concienciar a los participantes acerca de la importancia de cuidar el entorno natural y ser parte activa en la protección de los ecosistemas”. Otro día está dedicado a la fauna autóctona, y los jóvenes exploradores tendrán la oportunidad de conocer y participar en la conservación de los ecosistemas. Acompañados por el equipo de conservación de Parque Patagonia, aprenderán sobre el registro y monitoreo de fauna, fortaleciendo sus conocimientos a través de una experiencia práctica. La actividad “Un día con los Guardaparques” tiene como propósito mostrar a los exploradores los objetivos de creación de un área natural protegida y presentarles a los guardaparques del Parque Nacional Patagonia, que trabajan para cumplir con esos objetivos. Además, se llevarán a cabo juegos de integración para resaltar la importancia de la colaboración en la conservación de la naturaleza. El programa terminará con una jornada despedida, con un encuentro alegre y místico alrededor de un cálido fogón. Tanto los exploradores como sus familias están invitados a compartir los recuerdos y anécdotas de los encuentros con la naturaleza durante el programa “Estepa Invernal”. Esta serie de actividades es parte del programa de educación ambiental del “Exploradores de Parque Patagonia”. Para participar, los interesados deben comunicarse al 297 592-5266 Rocío concluye que el objetivo de todas estas actividades “es proporcionar a los niños y niñas de la comunidad de Perito Moreno una serie de experiencias enriquecedoras relacionadas con la naturaleza, la conservación, la fotografía y la conexión con el entorno natural”.

La magia invernal de Parque Patagonia, una experiencia inolvidable

Santa Cruz-, El noroeste santacruceño deslumbra con sus paisajes todo el año, y en invierno, con su magia y la creciente oferta de actividades turísticas, es una irresistible invitación a disfrutarlo. Parque Patagonia alberga una amplia variedad de ecosistemas, con montañas, valles, estepas, bosques, ríos y lagos, lo que crea un hábitat diverso para numerosas especies de flora y fauna y ofrece a los visitantes una experiencia única incluso en invierno, cuando despliega su belleza a la luz de los tímidos rayos del sol, que pintan a la estepa nevada con colores y contrastes que impresionan. “El visitante podrá ingresar por el Portal del Cañadón Pinturas, que tiene habilitados los senderos y las áreas de acampe durante todo el año”, explica Mauro Prati, peritense responsable del emprendimiento turístico ‘Kau’. “En el centro de informes del Portal Cañadón Pinturas, ubicado sobre la Ruta 40, los visitantes recibirán la información necesaria antes de emprender el recorrido por los seis senderos que comienzan a pocos metros de la entrada”. El sendero que conduce al sitio arqueológico de la Cueva de las Manos se extiende a lo largo de 60 km., atravesando un paisaje que, posteriormente, se puede apreciar en forma de arte rupestre en sus paredes y aleros, datado hace más de 9000 años. Aunque el clima puede influir en la accesibilidad de los caminos vehiculares hacia los senderos y el cañadón, en lo que va de este invierno hubo escasas precipitaciones, sin acumulación de nieve. “En esta estación, generalmente no tenemos fuertes vientos, y todo aparece con una gran quietud, más claro”, destaca Mauro, “se crea un ambiente sereno que permite que se pueda disfrutar plenamente esta parte de la Patagonia”. Kau, el nombre de su emprendimiento, significa “casa” en Ahonikenk, la antigua lengua de las comunidades originarias que habitaron estas mismas tierras hace cientos de años.  “Kau representa mi profundo vínculo con este lugar y toda su historia”. Es un emprendimiento que propone una experiencia inmersiva, recorriendo el ambiente de estepa patagónica, pasando entre cañadones, humedales, valles, estepa de altura, entre mesetas basálticas, lagos, lagunas y cordillera. “Nuestras salidas de trekking y senderismo incluyen traslados, guiadas, almuerzo y merienda. Las experiencias que ofrecemos se personalizan a medida de los grupos que se conforman”, explica Mauro y agrega que el invierno, también es óptimo para este tipo de actividades. Y es que, es en esta estación, cuando la naturaleza da paso a otro tipo de espectáculos. Por ejemplo, las nubes bajas casi hasta rozar el suelo. “La humedad, junto con la alta presión atmosférica, hace que los mantos de nubes bajen convirtiéndose en una postal única. “Ver esa neblina que se traslada por los cañadones emulando lo que fueron las grandes glaciaciones que tuvimos en esta región de Santa Cruz, es realmente muy esclarecedor”, describe. El cuadro no estaría completo sin la fauna, que también brinda espectáculos únicos. Los guanacos, que en esta época se reúnen en grandes manadas para migrar. Esta congregación de herbívoros, atrae a los depredadores tope: los pumas, “lo que crea una cadena trófica vibrante, con las especies carroñeras que se aprovechan de esta actividad, pudiéndose avistar zorros, águilas moras, cóndores, zorrinos y caranchos, entre otros”, un espectáculo natural para observar. “Los senderos del parque están diseñados para que los visitantes puedan explorar por sí mismos, pero también es posible contratar guías locales que desvelen los secretos mejor guardados de este ambiente único”, explica el emprendedor. Las actividades disponibles incluyen senderismo, trekking, interpretación ambiental y avistaje de fauna. Cada experiencia será valiosa y enriquecedora, dando al visitante la oportunidad de sumergirse en la belleza natural del Parque Patagonia. Para planificar una visita, se puede encontrar una amplia gama de opciones para alojarse en las localidades cercanas al PP, como Perito Moreno, Los Antiguos y Lago Posadas. Además, en estas localidades, los turistas podrán encontrar además de una variada oferta de actividades que incluyen museos, paseos en sus reservas urbanas, eventos culturales y una amplia propuesta gastronómica. El invierno en Parque Patagonia promete deleitar a todos los sentidos y dejar una impresión duradera en los corazones de quienes lo visiten.

Contra viento y marea por el cuidado marino

Santa Cruz-, Pablo Merlo, especialista en biología marina, cuenta el detrás de escena de las expediciones científicas en las frías aguas del mar santacruceño. Sorteando el frío y las condiciones climáticas, Merlo, junto a otros investigadores de CONICET y la fundación Por El Mar, se sumergen en busca del conocimiento científico, con el objetivo de hacerlo visible, y que promueva la conservación. Además de los cinco integrantes científicos que participaron de la última expedición realizada en el Parque Interjurisdiccional Isla Pingüino (Puerto Deseado, Santa Cruz), el frío cuenta como un participante más, de las campañas en las heladas aguas del mar santacruceño. El áspero clima de la zona -especialmente en esta época del año- juega un rol condicionante en las expediciones científicas, más aún a la hora de sumergirse en el agua. De hecho, el último viaje que realizó el equipo, estaba planeado para que se hiciera algunas semanas antes, pero ante los malos pronósticos climáticos, debieron postergarlo. “Teníamos hasta el pasaje comprado y debimos suspender”, cuenta Pablo Javier Merlo, uno de los investigadores que ha participado de las últimas dos expediciones en el Parque Interjurisdiccional. “Venían semanas de tormenta y viento y directamente iba a ser imposible meterse al agua. Así que tuvimos que reacomodar las fechas de la campaña por la cuestión climática. Sucede que, a diferencia de otros lugares donde las condiciones son más favorables, en este tipo de expediciones hay que ser cuidadoso y no es posible tirarse en cualquier momento u hora del día, ni cualquier día” Pero incluso el clima adecuado, no les asegura contar con las mejores condiciones para trabajar sumergidos: “La visibilidad bajo el agua es una variable cambiante y difícil de predecir, más allá del clima. En las dos expediciones de Puerto Deseado tuvimos dos condiciones contrastantes: una con muy buena visibilidad, de varios metros y, en la siguiente, no se veía nada. Tenías un buzo a un metro y no lo veías hasta que aparecía la luz del flash, cuando sacaba una foto; después, desaparecía la figura por completo. Se trata de una de las variables sobre la que menos control tenemos a la hora de estar a campo”. Merlo, es biólogo marino perteneciente al Centro Nacional Patagónico (CENPAT), y miembro de Proyecto Arrecife, su área de estudio son los condrictios, un grupo de peces que incluye a los tiburones. Son animales marinos cartilaginosos, lo que significa que su esqueleto está hecho principalmente de cartílago en lugar de hueso. Fue invitado por la Fundación Por El Mar a sumarse a este equipo de conservación que viene trabajando en Santa Cruz, buscando acceder a más y mejor material de estudio científico. “Sumando nuevos eslabones a su materia de estudio, que son los bosques de macroalgas, la gente de PEM me convocó a participar de las expediciones”. “En una de las campañas pudimos registrar tiburones: cada nueva especie que se suma aporta significado para la conservación de estas regiones”, explica Merlo. “Me parecen muy positivas este tipo de iniciativas donde se van generando grupos interdisciplinarios, de mucha gente que trabaja en cosas distintas, pero apuntando hacia un mismo fin”. La voluntad de conservar y proteger estos valiosos ecosistemas marinos, es la motivación que lleva a los científicos a bucear en las heladas aguas australes, hasta en pleno junio. Es esta época del año, cuenta Pablo, “es necesario tener ciertas consideraciones especiales que comienzan con la preparación en la casa: hay que salir con varios bolsos que son solamente de lo que hace falta para bucear. Luego está también la logística particular para ir a campo, donde nos preparamos todos juntos, poniéndonos el traje a la mañana, para salir ya cambiados y no pasar frío. La temperatura es un tema que te va condicionando, y que requiere de mucha preparación”. Ese compañerismo de los preparativos de la inmersión, existe también a la hora de distenderse, después de cada jornada: “Estamos arriba del bote desde la mañana hasta la tarde trabajando, pasando frío y hambre; realmente se viven momentos muy cansadores cuando estás en el agua. Así que, para mí, los espacios de dispersión son parte del programa de la campaña y muy necesarios. Son los que al día siguiente te levantan y dan fuerzas para que repitas lo mismo, y así toda una semana, diez días o lo que te toca estar en la campaña”. Cristian Lagger (Director científico de PEM) fue quien lideró esta expedición y, además de Merlo, participaron la bióloga Carolina Pantano y la bióloga marina Natalia Aga Milovic (también de PEM) y el buzo científico Manuel Novillo, becario postdoctoral del CONICET y la UNC. Al respecto de la conformación del grupo, Pablo opinó: “En la actualidad -y no sólo en este equipo de trabajo- la generalidad son las campañas mixtas, cuando antes eran exclusivamente para varones. Eso ha cambiado y es algo positivo”. Merlo se mostró optimista a propósito de los Convenios recientemente firmados entre la provincia de Santa Cruz, la Administración de Parques Nacionales y ONG locales. En su opinión: “A mí, como científico, me toca aportar desde mi lugar, tratando de generar información y conocimiento de la zona. Creo que cada sector, con el poder y el alcance que tenga, debe fomentar y meterse en asuntos de conservación”. Buscando potenciar el conocimiento científico, el relevamiento de datos duros es uno de los objetivos de la expedición, como así también popularizar la ciencia. “La gente patagónica tiene estos ecosistemas en el patio de su casa, y está bueno poder brindarle lo que nosotros llegamos a conocer. La difusión es una pata muy necesaria porque, si no, estás generando conocimiento que después nadie conoce. Es importante incentivar a la sociedad a que empuje para la conservación de estás áreas”.

El choique patagónico: un tesoro natural para conservar

Regionales-, Conocé los resultados de un innovador estudio de conservación que revela los sorprendentes movimientos y los desafíos que enfrenta el emblemático choique en la región de la Patagonia. Descubrí por qué su preservación es esencial para garantizar un futuro sostenible en esta tierra de maravillas naturales. El choique, también conocido como ñandú petizo o ñandú patagónico, es una especie de ave no voladora que habita en la región de la Patagonia, en el sur de Argentina y Chile. Entre marzo de 2021 y septiembre de 2022, a partir de un trabajo de investigación que aplica la última tecnología en la zona noroeste de Santa Cruz, el equipo de conservación de Rewilding Argentina, liderado por el guardaparque Emanuel Galetto y el biólogo Emiliano Donadío, ha capturado trece choiques para conocer más detalles de una de las aves más emblemáticas de la región Patagónica. Todos los animales fueron capturados y equipados con collares en el Portal Cañadón Pinturas. La zona presenta una geografía caracterizada por extensas llanuras y mesetas, con la presencia de algunos ríos y arroyos. La cantidad promedio anual de lluvia es relativamente baja, sumado al infaltable compañero de la Patagonia: el viento, lo que contribuye al carácter árido de la zona. La captura se realiza utilizando un sistema de redes fijas, extendidas entre arbustos, y arreos a pie. Emiliano explica que “el arreo se hace caminando lentamente, e involucra hasta cinco personas que siguen a los animales y los van llevando hacia las redes donde quedan atrapados. Luego, se procede a inmovilizar el animal mecánicamente, tomándolos fuertemente de las patas y evitando que abran las alas para que no se lastimen, y así inmovilizados, se los saca de las redes. A continuación, se coloca un collar de monitoreo que pesa 60 gramos y cuya batería dura 365 días. Luego se libera al animal.” Todo el proceso dura unos entre unos 10 y 15 minutos. El collar tiene un GPS que toma el registro de la ubicación cada 4 horas. Al año, el collar se cae y lo podemos recuperar para bajar la información en una computadora. Esta tecnología se utiliza por primera vez con esta especie y los datos que aporta, ayudarán a tomar medidas que promuevan su conservación. El Choique es la más pequeña de las dos subespecies de ñandúes, alcanza 1,10 metros de altura y unos 20 kg aproximadamente. Presenta un cuello largo y delgado, y unas patas poderosas y veloces, adaptadas para correr a altas velocidades. Se mueve en grupos de entre 5 y 30 aves, excepto en época de celo, donde se agrupan en un número significativamente mayor. Los machos son polígamos y son los que se encargan de empollar los huevos producidos por varias hembras. Su plumaje es mayormente marrón y grisáceo, lo que le permite camuflarse entre la vegetación de su hábitat natural. Con relación al dimorfismo sexual, “la coloración es idéntica en ambos sexos, pero las hembras son ligeramente más pequeñas”, explica Emiliano, aunque aclara que, como son los machos los que incuban los huevos y crían a los pichones, “si ves un adulto con pichones, es casi seguro que sea un macho”. “Hasta ahora, hemos recuperado seis collares, que en total registraron 3602 posiciones de GPS durante un período de 174 días” agrega Emiliano. ¿Y qué datos han sido los más relevantes en este período? “En principio, al analizar los datos, pudimos estimar el área en el que se mueven estas aves. A mí, lo que me llama la atención es el gran tamaño del área de acción que tienen. Esperaba que ocuparan áreas más chicas” explica el biólogo. De hecho, el animal, que se movió sobre un área menor de uso, ocupó 890 ha. Y el que lo hizo en un área mayor, lo hizo en 4.901 ha. Los datos también indican que las áreas de los distintos choiques se superponen extensamente. Consultado sobre los hábitos de la especie entre las distintas estaciones del año, “los datos brindados por los GPS, no indican que los choiques migren durante el invierno, más bien, se mantienen en la misma área todo el año”. La especie está catalogada como amenazada a nivel local y sus poblaciones naturales se encuentran fragmentadas y en disminución. Según Donadío, las principales amenazas son “la expansión de la frontera agrícola, la caza y la recolección de sus huevos”. Esta expansión “involucra la modificación del hábitat de la especie; en otras palabras, el paisaje natural donde habita es reconvertido a áreas de plantaciones o áreas de pastoreo, donde las condiciones de vida para el choique se vuelven más difíciles” explica Emiliano. Con su singular belleza y elegante presencia, el choique no solo enriquece el paisaje, sino que, al igual que otras aves, también actúa como un importante indicador de la salud ambiental de la región. El choique y una conexión sagrada con la naturaleza En los confines de la región sur de Chile y Argentina, el pueblo mapuche se mantiene arraigado a sus tradiciones y costumbres ancestrales. Entre ellas, destaca una manifestación cultural única: la danza del Choique Purrún. Un cautivador ritual, profundamente enraizado en la cosmovisión mapuche, constituye un vínculo sagrado con la naturaleza. «Purrún» hace referencia al sonido que emite esta ave. Por lo tanto, la danza del Choique Purrún es una representación simbólica de la forma de vida y el comportamiento del choique. Para estos pueblos la danza representa una forma de establecer un equilibrio armonioso con la naturaleza y las divinidades que la habitan. Durante el baile, los participantes imitan los movimientos y los sonidos del choique. Usualmente, los hombres visten trajes que imitan el aspecto del ave, con plumas y elementos decorativos característicos. Cada paso, cada gesto, evoca un profundo respeto por el entorno natural y una reverencia hacia los antiguos saberes transmitidos de generación en generación. El choique se convierte, así, en un eslabón esencial en la cadena de vida patagónica. Desde lo cultural, ancestral y natural, su preservación es vital para garantizar un futuro sostenible en esta tierra de maravillas naturales. …

Museos dedicados a preservar el patrimonio natural e histórico del noroeste santacruceño

Perito Moreno-, El complejo «Somos Museos» en la localidad de Perito Moreno, en el noroeste santacruceño, es un ejemplo de dedicación para preservar el inmenso patrimonio natural, arqueológico, histórico y cultural de la región. Este desafío ha sido asumido por los vecinos y autoridades de la localidad, quienes han creado un complejo cultural de gran importancia. El Complejo de Museos de Perito Moreno “Somos Museos” es un conjunto de espacios y paisajes culturales dedicado a indagar las identidades, las historias y la naturaleza que lo conecta con la región patagónica y está integrado por el Museo de Arqueología Carlos Gradin desde el año 2018 y la incorporación de los ya existentes, Salón Iturrioz – Monumento Histórico y Mini Mood Thomas Biblioteca y Archivo, junto al nuevo Museo Etnográfico e Histórico, que será próximamente inaugurado. ¿Habrá un mejor homenaje para un investigador que dedicó su vida a desentrañar parte de los misterios naturales y culturales que encerró y encierra la región, que un museo lleve su nombre? El Museo de Arqueología Carlos Gradin resalta a quien realizó importantes investigaciones en la zona. Inaugurado en el año 1992 y constituido en una referencia, cuenta con una variada colección de artefactos y restos arqueológicos pertenecientes a las culturas prehispánicas que habitaron la zona. “Aquí recuperamos, protegemos, investigamos y divulgamos el patrimonio cultural y natural de la cuenca del río Pinturas y sus áreas circundantes. Especialmente el Sitio Arqueológico Cueva de las Manos, declarado Patrimonio de la Humanidad por Unesco. A Gradin se le deben las primeras publicaciones sobre el área y la cueva, por eso siempre decimos que su legado nos representa como uno de primeros gestores culturales del patrimonio argentino”, afirma Franco Barletta, responsable de la Comunicación de la institución. Mini Mood Thomas fue una peritense que aportó, durante gran parte de su vida, a la historia local como escritora, artesana, coleccionista e investigadora, justamente del patrimonio histórico cultural. El nombre del archivo y Biblioteca que tienen lugar en el Museo de Arqueología Carlos J. Gradin, recoge gran parte de su impronta, y desde 2011 se vienen consolidando como “espacio de consulta pública y en una fuente de para docentes, estudiantes, investigadores, historiadores y porque no personas interesadas justamente en la temática patagónica”, explica Barletta. A mediados del siglo XX, el Salón Iturrióz fue carpintería y salón de fiestas donde se reunía toda la comunidad. La Asociación Civil Identidad llevó adelante su puesta en valor y fue inaugurado como monumento histórico y salón a finales de 2006. “Desde aquel momento permanece abierto al público y cumplió un rol central para la comunidad y los visitantes que llegan de todas partes del mundo. Contamos con servicio de café y gastronomía que se combinan con la exhibición de objetos antiguos de la región, muestras temporales y una tienda donde podemos adquirir libros, recuerdos y artesanías de producción local”, destaca Franco. El Museo Etnográfico Histórico, un proyecto de gran importancia, se encuentra en pleno desarrollo y se espera que sea inaugurado este año. Este museo, al igual que el Carlos Gradin, es de nueva creación. Su objetivo principal es hacer accesible el patrimonio etnográfico e histórico local, tanto del pasado como del presente. Esto incluye diversas piezas materiales, así como elementos intangibles como prácticas, tradiciones, legados e historias orales locales. Este conjunto cultural, que depende de la Municipalidad local, es nodo de encuentros colectivos, educativos y vitales para la vida de la comunidad, generando oportunidades de formación e inclusión, desarrollo cultural, productivo y turístico de la región. Entre sus paredes, hay miles de años de historia y natural cultural ininterrumpida. Se le da el valor que merecen, generando identidad y un sentido de pertenencia. Barletta remarca que el proyecto busca enhebrar en tres dimensiones fundamentales a semejante historia. Lo turístico regional, lo sociocultural y el desarrollo territorial. En el primero, se destacan la ruta nacional 40 y la Cueva de las Manos, entre la gran variedad de atractivos en este circuito, además del desarrollo de la comunidad y su cultura, con una fuerte apuesta al conocimiento, la educación y la inclusión social; “impulsando el desarrollo de nuevos modelos de economías productivas y creativas, apoyándolos principalmente en la capacitación, acompañamiento y gestión sustentable como motor de desarrollo integral para la comunidad”. En la edición 2022 del concurso nacional «Ensayar Museos» de la Fundación Williams, el Complejo de Museos de Perito Moreno resultó uno de los seleccionados con su proyecto: «Pari Aike – un territorio para conversar». Ese nombre tiene un significado especial, “ya que es el primero que recibió esta zona de la mano de los tehuelches, los primeros pobladores. Es precisamente en este lugar donde se encuentra la actual localidad de Perito Moreno. En aquellos tiempos, esta región era un punto de convergencia de antiguas rutas que recorrían viajeros en busca de agua, leña y refugio. Además, también tenía una connotación mística, ya que los tehuelches creían que era el lugar de origen tanto del hombre como de los animales” explica el guía. El nombre de Pari Aike refleja la continuidad histórica que une a los diferentes museos de la localidad, como el Museo de Arqueología Carlos Gradin y el Salón Iturrioz. “Resulta interesante ver cómo conviven distintas actividades culturales que combinan la exhibición de objetos antiguos de la región, muestras temporales y una tienda donde adquirir libros, recuerdos y artesanías de producción local” En el complejo ‘Somos Museos’, el visitante se encuentra con una amplia oferta en cuanto a la historia, la etnografía y las distintas prácticas culturales. Es un lugar de encuentro, de disfrute, de experiencias y sensaciones, como poder disfrutar de la gastronomía o la adquisición de recuerdos y productos locales de emprendedores. “Y ni hablar de la oferta educativa y la relación territorial que tiene con la comunidad”, resalta Franco. Y es que, los visitantes, tanto del país, como del resto del mundo, podemos afirmar que siempre se llevan alguna que otra sorpresa al adentrarse en el Mundo del Complejo de Museos y entenderlo como un ‘todo’ integral, recorriendo nuestra …

De África a la Patagonia, el espectáculo único de las migraciones de animales

Santa Cruz-, Qué similitudes hay entre las grandes movilizaciones animales del África y la de los guanacos en la estepa patagónica. Con sus particularidades diferentes, pero parecidas, dos emprendedores turísticos argentinos que posibilitan disfrutar de ambas experiencias nos dan algunas pistas. Todas las migraciones de animales son mucho más que simples movilizaciones colectivas, definidas no por las distancias, sino por las necesidades que la impulsan. Allí donde ocurran, será siempre un viaje perfectamente planificado, grabado a fuego en el instinto de cada especie y son espectáculos de los más impresionantes y asombrosos de la naturaleza. Estos eventos ocurren cuando enormes grupos de animales se desplazan en masa de un lugar a otro en busca de alimento, agua, mejores condiciones climáticas o para reproducirse. A lo largo de la historia, diferentes especies de mamíferos han realizado migraciones épicas en diferentes partes del mundo. En Sudamérica, por ejemplo, durante miles de años, los guanacos han migrado a lo largo de su hábitat natural en busca de recursos alimenticios y refugio. Estas movilizaciones se han producido en respuesta a los cambios estacionales, las variaciones en la disponibilidad de agua y pastos, y la presión de depredadores y otros factores ambientales. Las migraciones de guanacos han sido especialmente notables en la región de la Patagonia, en el sur de Argentina y Chile. Del otro lado del globo, mientras tanto, también existen estos maravillosos espectáculos, impulsados por similares motivos. Una de las migraciones más famosas es la de los ñus en la región del Serengeti, en África, que junto a grandes cantidades de cebras y otros antílopes se mueven en busca de pasturas frescas entre Kenia y Tanzania, dentro de los colindantes Reserva Nacional Masai Mara y Parque Nacional Serengeti. Nada es al azar, los ñus pueden oler la lluvia a grandes distancias, pero no saben cómo llegar al lugar, de algún modo les transmiten a las cebras “las coordenadas”, éstas se convierten en las grandes guías de la manada. Esta migración es conocida por las gigantescas manadas de animales que se extienden a lo largo de kilómetros y por los peligrosos obstáculos que deben enfrentar, como ríos infestados de cocodrilos y depredadores acechando en cada paso. Daniela María Rodríguez y Norberto Rosetti dirigen, hace más de 25 años, la Agencia de Viajes AfricaPatagoniaSafaris. Le pusieron ese nombre en homenaje a esos lugares del mundo donde vivieron momentos “intensos y felices”. Dicen que el objetivo de este emprendimiento turístico es fomentar el avistaje responsable en esas dos regiones únicas del planeta. Junto a quienes deciden acompañarlos en estas intensas experiencias, han podido maravillarse y sorprenderse ante las hordas de “miles de animales moviéndose simultáneamente”: antílopes, ñus, cebras, jirafas, elefantes, búfalos, grandes felinos y tantos otros, moviéndose como verdadero “mecanismo de relojería”. “Los Parques Nacionales y Reservas Naturales en África cuentan con distintos grados de infraestructura dependiendo del país que se visite. Alojamientos en campamentos, cabañas o lujosos “lodges”, vehículos todoterreno acondicionados para la actividad de observar, guías y baqueanos experimentadísimos. Y mención especial merece la población local que en muchos casos encontró una manera digna de integrarse a la actividad y ganarse la vida con el turismo. Por citar solo un caso, muchos de los porteadores y guías baqueanos que nos acompañan en las caminatas en la búsqueda de los gorilas de montaña, tanto en Uganda como en Rwanda, fueron antes rastreadores al servicio de los cazadores furtivos. Algo parecido a lo que pasó en Argentina, en Iberá, con los “mariscadores” que buscaban cueros y plumas y hoy se convirtieron en guías de los Esteros. En ambos casos, fieles aliados de la conservación del ambiente, su fuente de trabajo”, explica Rosetti. Frente a semejante espectáculo, ¿habrá lugar para la sorpresa de este lado de la geografía?. “Es diferente, pero parecido”, dice Norberto cuando define la experiencia que tuvieron en el noroeste santacruceño. “Ver desfilar los guanacos en la estepa, recortados en el horizonte de una hondonada, es un símbolo de esta Patagonia profunda”, resalta. “Tenemos una gran oportunidad, más cercana, de disfrutar del avistaje de fauna silvestre. Sitios como el nuevo y magnífico Parque Patagonia, o el Parque Nacional Perito Moreno, tal vez el menos visitado de la Argentina. O cualquiera de los parques y reservas del bosque sub antártico, nos ofrecen la posibilidad de contemplar a los guanacos, pumas, zorros, huemules, choiques y tantísimas otras aves, solo por citar algunos”. Las migraciones de guanacos también han sido de importancia cultural para las poblaciones indígenas de la región. Durante siglos seguido sus rutas migratorias, cazándolos para obtener carne y utilizar su fibra para la confección de ropa y otros productos, transformándose en parte integral de la vida y la cultura de estas comunidades. Sin embargo, es importante destacar que en las últimas décadas, las migraciones de guanacos han sido afectadas por la expansión de la actividad humana, incluyendo la agricultura, la ganadería y la urbanización. Estos factores han alterado los patrones de migración de los guanacos y han llevado a la disminución de sus poblaciones en algunas áreas. En la actualidad, existen esfuerzos de conservación para proteger a los guanacos y sus éxodos milenarios. Esto incluye la creación de reservas naturales y áreas protegidas, así como la implementación de medidas para reducir los conflictos con las actividades humanas. Estas iniciativas buscan preservar no solo a los guanacos, sino también los ecosistemas en los que habitan y las tradiciones culturales asociadas a su presencia. La Fundación Rewilding Argentina lleva adelante el monitoreo de 25 ejemplares que portan collar con GPS. El objetivo es proteger las rutas migratorias como una forma de mantener funcional y completo al ecosistema de la estepa en el Parque Patagonia Argentina y sus alrededores. Entendiendo el comportamiento de los animales, realizado con guías y operadores turísticos comprometidos con la conservación, el avistaje de fauna tiene un valor educativo que promueve beneficios a las comunidades vecinas, generando fuentes de trabajo, diversificando la industria turística local. Tal como afirman desde Africa Patagonia Safaris, “los mamíferos migran, las aves migran, los peces migran, los …

Día Mundial del Ambiente y el ciclo vital de la estepa patagónica

Regionales-, Los ocres del otoño presagian la llegada del invierno. El clima y miles de años de exitosa adaptación, hacen que cientos de especies sobrevivan en la estepa patagónica o reciban el mandato ancestral de migrar. El noroeste santacruceño es el escenario de un prodigio que se repite cada año. La estepa abarca unos 730.000 Km² y comprende desde el suroeste de Mendoza, el centro de Neuquén, el suroeste rionegrino y casi todo Chubut y Santa Cruz, excepto su parte más occidental. Al oeste limita con los bosques andinos y al este con la costa atlántica. Es -en definitiva- la ecoregión patagónica con mayor superficie. Se calcula que en la estepa del noroeste de Santa Cruz conviven más de 350 especies nativas, entre animales y plantas. Según el Sistema de Biodiversidad de Parques Nacionales, en la región hay 12 especies nativas amenazadas, entre aves y reptiles. Todo este ambiente se ve moldeado por un clima que se hace notar, con vientos de variada intensidad y nevadas invernales que pueden resultar severas. “El frío, las horas diarias de luz natural y la radiación solar, en conjunto con la nieve y el viento, afectan el balance energético de los animales en una época donde, además, la comida suele escasear. Ante este enorme desafío, los animales resisten, migran o mueren”, explica Emiliano Donadio, director Científico de la Fundación Rewilding Argentina. Chinchillon anaranjado, guanaco, puma, zorro gris y colorado, gato de pajonal y montés, hurones, huroncitos patagónicos, coipos y zorrinos; junto a las aves como los choiques, cauquenes, gallineta austral, el majestuoso cóndor andino o el emblemático Macá tobiano; todos ellos acumulan grasa para poder resistir el invierno. Estas reservas cumplen la función de “aislar el cuerpo del frío exterior, permitiendo mantener la temperatura corporal sin invertir energía”, afirma Donadío. Y también “las grasas pueden ser metabolizadas para proveer la energía necesaria si la disponibilidad de alimento disminuye”, agrega. Otros animales cambian su comportamiento y pasan más horas en sus cuevas y madrigueras para reducir la exposición al duro clima invernal. Los chinchillones anaranjados del Cañadón Pinturas utilizan esta última estrategia. “Durante el verano puede verse a estos roedores durante gran parte del día asoleándose en los acantilados, algo que es más raro de observar durante el invierno”. En invierno, los grandes depredadores, como el puma, suelen incrementar la cantidad de tiempo para alimentarse, especialmente cuando lo cazado es de gran tamaño. “En invierno la presa se descompone más lentamente, extendiendo el intervalo de tiempo durante el cual puede ser ingerida. Así, el depredador maximiza la cantidad de energía que obtiene: cada bocado de carne ingerido puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, remarca Emiliano. En lugar de resistir y adaptarse a las duras condiciones invernales, algunos animales buscan evitarlas. El ejemplo clásico es el de aquellas especies migratorias que sortean los duros inviernos desplazándose a zonas con climas más benignos. Algunos animales que durante el verano habitan la meseta del lago Buenos Aires, utilizan esta estrategia. Un ejemplo es el macá tobiano, que “deja la meseta a fines del verano y se desplaza hacia los estuarios de varios ríos en las costas australes del océano Atlántico”. “Asimismo, los guanacos, que durante el verano aprovechan los brotes verdes en las alturas de la meseta, migran hacia zonas más bajas cuando el invierno con sus intensas nevadas azotan la región”, explica Emiliano. Este movimiento migratorio, que involucra a cientos de individuos que se desplazan por más de 40 kilómetros en un espectáculo conmovedor, ocurre principalmente durante la última semana de marzo. “El áspero clima invernal tuvo y tiene un rol fundamental en modelar el comportamiento y la composición de la maravillosa fauna nativa que da vida a la inhóspita Patagonia. Cientos de miles de años habitando este inconmensurable ecosistema le han permitido a la fauna nativa desarrollar una serie de estrategias para sobrevivir a los rigurosos inviernos australes”, resalta Donadío. Tal como describe el biólogo Santiago de la Vega en su libro “Las leyes de la Estepa”, la famosa frase de “la lucha por la existencia”, es una metáfora, y no una mención exclusiva de luchas. “Darwin ejemplificó que en el desierto, una planta debe vencer a la sequía en su lucha por la existencia”. Para aquellos que logren atravesar el invierno, inexorablemente les llegará primavera y protagonizarán el estallido de la vida en la estepa. Las plantas empezarán a brotar. Los durmientes despertarán y los que han migrado, retornaran. Otros cambiarán pelaje o plumaje. Las manadas se reunirán y la interacción entre especies alcanzará su máximo esplendor, y se renovará el ciclo, y llegará el comienzo del renovado llamado a reproducirse.

Etroglifos de la Meseta del Lago Buenos Aires: un grito ancestral

Regionales-, La riqueza cultural y arqueológica del noroeste de Santa Cruz es reconocida mundialmente gracias a sitios excepcionales como la Cueva de las Manos y el Alero Charcamata. A estas pinturas icónicas se suma una manifestación menos conocida del patrimonio cultural ancestral de la Patagonia: petroglifos milenarios tallados en las rocas volcánicas de la Meseta del Lago Buenos Aires. La Meseta del Lago buenos Aires es una formación de origen volcánico de gran extensión y altura. Alberga una media docena de cumbres que alcanzan los 2700 msnm y la salpican pequeños cuerpos de hielo que alimentan arroyos y lagunas, en medio de un paisaje que rememora la superficie lunar. Quienes se animan a explorar el área, viven la experiencia de atravesar paisajes prístinos y salvajes, formados por roca basáltica, volcanes y vegetación esteparia. Entre otros valores ambientales, albergan a uno de los glaciares extra andinos del país, y en sus lagunas se nidifica y se reproduce el emblemático Macá tobiano, un ave endémica de Santa Cruz. Enmarcados en estos extraordinarios paisajes, sobresalen los vestigios de aquellos habitantes que transitaron y ocuparon esta región desde hace más de 9.000 años: puntas de flecha, raspadores y parapetos de piedra, junto a una cantidad todavía no determinadas de singulares dibujos rayados sobre roca. “No se tratan de pinturas rupestres como las muy fotografiadas manos de los cañadones, sino de petroglifos”, explica el guía de montaña, experto en geología, historia y botánica, Guido Vittone. Vittone explica que la diferencia entre las pinturas rupestres y los petroglifos es tan grande como los ambientes donde cada uno fue plasmado: “Mientras las pinturas se encuentran en cuevas y aleros resguardados en los cañadones, los grabados sorprenden por su ubicación a más de 1200 metros sobre el nivel del mar, sin mayor protección que unas bardas rocosas de poca altura en la inmensidad de la inhóspita meseta”. Un dato importante que aporta Vittone, es que “la extensa meseta, por sus condiciones climáticas extremas, sólo fue utilizada por los pueblos originarios durante el verano como espacio de cacería estacional”. Si bien los relevamientos, dadas las dificultades de acceso, son escasos y la ubicación temporal de los grabados relativa, se cree que no tendrían una antigüedad mayor a 3000 años. “Su vinculación con los parapetos, campamentos y abundante material lítico en la meseta es obvia, pero no ha sido aún estudiada”, explica Vittone. Entre los múltiples motivos grabados en las rocas de la meseta, se destacan lo que los arqueólogos llaman “estilo de pisadas”. El guía señala que es un nombre muy apropiado, ya que “se han representado con gran fidelidad huellas humanas, de choiques y de felinos. Además, líneas y puntos simbolizarían rastros o recorridos, en esencia mapas de un territorio casi desconocido para nosotros, pero pleno de sentido para quienes estuvieron allí antes” Carlos Gradín fue el primer arqueólogo en dar a conocer la presencia de nuestra especie en la meseta a través de publicaciones en 1976 y 1996. También plasmó por escrito, en sus últimos años, un texto evocador de la mística del paisaje mesetario en el cual se integran sus observaciones científicas con su fascinación por un lugar mágico. “Algunos sitios con grabados exhiben también las marcas de pobladores más recientes. Muchos de los reparos naturales empleados por los antiguos, fueron reutilizados como campamentos de chulengueadores o puestos de veranada de las estancias, y en algunos casos pueden leerse sus nombres o iniciales, también grabados en la roca”. Muchos de los sitios arqueológicos del centro y sur de la meseta se encuentran en el territorio del Parque Nacional Patagonia y otros sobre la franja oriental dentro de campos privados y siempre protegidos por leyes nacionales y provinciales. Inactivos desde hace de miles de años, los volcanes de la meseta, al igual que los picos nevados, las torres graníticas y los extensos glaciares, ocupan un lugar central en la mitología de los pueblos originarios de toda la Patagonia. “Hablamos del volcán, de donde salió el hombre y los animales. Tal vez por eso sus huellas están ahí, donde dieron sus primeros pasos”, reflexiona Guido. ¿Qué significado tienen? ¿Qué querían reflejar? Todavía queda un mundo por descubrir. Lo que sí parece es que era una forma de expresión artística, lingüística y un sistema que refleja la eterna necesidad que tenemos de comunicarnos.