Provinciales-, Estudiar y recuperar la fauna originaria de la estepa patagónica y concientizar a los habitantes de las localidades cercanas sobre la riqueza que hay “en el patio de su casa”, es parte de los objetivos del equipo de la estación biológica del cañadón Caracoles en el Parque Patagonia. En el noroeste de Santa Cruz, sobre el cañadón Caracoles la vista obsequia paisajes maravillosos de la estepa Patagónica. Con mesetas de altura, grandes lagos, valles y glaciares como marco natural, la estación biológica “El Unco”, cuenta con un equipo de ocho profesionales que viven y proyectan distintas tareas que van, desde la captura y monitoreo de fauna silvestre, translocación de individuos, eliminación de amenazas, colocación de cámaras trampa, control de exóticas, de flora y fauna, hasta el mantenimiento de infraestructura y la comunicación para dar a conocer la evolución de su trabajo. “En la actualidad estamos trabajando fuertemente con el monitoreo de 115 animales entre pumas, guanacos, choiques, chinchillón anaranjado, gallineta austral y huemul. En el caso del coipo y el gato de pajonal, aún estamos intentando capturar y colocar collares”, afirma Emanuel Galetto, técnico y coordinador de rewilding en el Proyecto Patagonia. Además de generar información científica de base de esos animales, los técnicos y científicos que integran la dotación controlan las especies exóticas invasoras introducidas que dañan el ambiente, compitiendo o depredando la fauna autóctona, como los animales domésticos asilvestrados, el visón americano, etc. “La Fundación Rewilding Argentina trabaja para revertir la crisis de extinción de especies, una de las tragedias ambientales que asedia nuestro planeta. Por eso es importante nuestro trabajo, no solo en lo que hace al número si no a la extinción del rol ecológico que debería cumplir esa especie dentro del ecosistema donde vive”, describe Galetto. El trabajo en la estación depende en mucho de las condiciones climáticas y de los hábitos de cada especie. En el caso de que se estén capturando pumas, las tareas serán nocturnas. Si es con guanacos, habrá que hacerlo de día. Se buscará equiparlos con collares VHF, GPS o con conexión satelital, para conocer hábitos, revalorizar su rol ecológico e identificar amenazas para trabajar en eliminarlas. La dotación tiene una relación de ida y vuelta con los vecinos y vecinas de Perito Moreno, Los Antiguos y Bajo Caracoles. Dentro de los objetivos de la Fundación está el desarrollo económico de las comunidades y la valorización del área protegida y su ecosistema. “Sentimos que hemos podido revertir -en parte- cierta valoración negativa que había, en especial sobre el puma y el guanaco. Poco a poco eso va cambiando. Se tiene mucha visita de las localidades vecinas para conocer el parque, la Cueva de las Manos. Además, se sigue fomentando la capacitación de guías locales -que son los que conocen la fauna y donde encontrarla- para que puedan obtener un beneficio económico con un desarrollo local sostenible”, expresa Emanuel. La tarea del equipo incluye el contacto con los productores ganaderos y buscar alternativas para que la opción no sea exterminar al puma y al guanaco, si no encontrar una forma de convivencia donde la actividad ovina y la producción de naturaleza puedan convivir. “De a poco nos van abriendo las puertas, pensé que nos iba a llevar más tiempo”, afirma el técnico. “La gente local, los niños, son los que van a cuidarlo para que las nuevas generaciones puedan disfrutarlo. Hoy por hoy, ven cómo trabajamos y que hay pequeños cambios, que los cambia a ellos y mejoran el ambiente”. Cuando una especie se extingue, perturba los ecosistemas que sostienen el delicado equilibrio en el que coexistimos, perdiendo biodiversidad, cultura y calidad de vida. Galetto es optimista y considera que en la estepa patagónica, “aún hay tiempo de salvarlas”
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En primera persona, el avistaje de pumas en el Parque Patagonia
Regionales-, Gracias a los buenos oficios de un guía local, dos experimentados viajeros bonaerenses pudieron avistar varios ejemplares de pumas. En su relato, los visitantes transmitieron la emoción que les provocó el encuentro. El noroeste de la provincia de Santa Cruz se viene posicionando como uno de los destinos favoritos para quienes buscan una actividad más cercana en espacios que permiten observar especies animales que aún conservan su estado salvaje. Una de estas prácticas es el avistaje de pumas, que ha registrado un progresivo crecimiento en el Parque Patagonia. Hospedados en La Posta de Los Toldos, los bonaerenses Gustavo López Krmac y su esposa Marcel supieron que podrían observar a los felinos y no dudaron en intentar vivirlo. Hay individuos que están siendo monitoreados en la región. Mediante el uso de radio collares y geo posicionadores se busca investigar y profundizar sobre su ecología en paisajes compartidos con el hombre. “El uso de esta tecnología nos ha permitido aprender muchísimo sobre los pumas de esta región” dice Facundo Epul, emprendedor de Perito Moreno quien puso en marcha ‘El Choique’. Un emprendimiento en el que propone salidas guiadas para avistar fauna silvestre y hacer trekking en este lugar con valioso patrimonio cultural y paisajístico. “Conocemos cuáles son las sendas que prefieren para desplazarse, dónde descansan durante el día y cuáles son los principales sitios donde emboscan a los guanacos, su principal presa”. Luego de muchas jornadas de intensa capacitación, Epul sabe perfectamente que los pumas tienen principalmente hábitos nocturnos, por eso, estas salidas de dos noches fueron todo un éxito. “La experiencia fue fantástica”, describe López, es “una mezcla de intriga e incredulidad en la primera salida”. Luego de caminar unos 200 metros por un cerro y al iluminar con una linterna, a lo lejos asomaron “dos ojos verdes brillantes en la oscuridad. Facundo, el guía, nos dijo que había otro más, entonces la sensación se transformó en excitación y un poco de miedo, por qué no confesarlo”, se sincera. Los pumas depredan grandes herbívoros, favoreciendo el desarrollo de la vegetación, removiendo animales enfermos, disminuyendo la posibilidad de contagio y proveyendo alimento a aves carroñeras amenazadas como el cóndor andino. El segundo intento fue más intenso. Era casi medianoche, sin luna todavía, cuando salieron solo el guía con Gustavo. El ripio crujía bajo las ruedas de la camioneta. Entrando a una curva amplia, Facundo señaló con su linterna: “¡Ahí, a tu izquierda!”. En la oscuridad, López alcanzó a ver dos pumas al lado de un animal muerto, pero inmediatamente corrieron perdiéndose en la oscuridad. López Krmac recuerda que Facundo, lejos de desanimarse, lo alentó a que siguieran más adelante, porque sabía que era muy posible encontrarlos al final de la curva. “Rápidamente maniobró la camioneta y a lo lejos nos pareció ver que cruzaban el camino subiendo a una loma”, describe el visitante. Esta vez, el guía lo invitó a subir caminando a la lomada para verlos desde arriba. “Debo decir que por un momento dude en dejar la seguridad de la camioneta, pero decidí confiar en el guía” dice López. Subieron unos 150 metros hasta lo alto de la loma. Miraron del otro lado, pero nada. El guía recorría el paisaje con el haz de su linterna, pero aparentemente ya se habían ido. “Ya resignados, comenzamos a bajar la loma de nuevo hacia la camioneta y cuando nos dimos vuelta, la luz de la linterna se tropieza ahí, a unos veinte metros nuestro, detrás de unos matorrales con un “bicho” imponente. ¡Quedé impactado! Era precioso y enorme, nos miró con displicencia y siguió caminando loma arriba”. Este viajero, conocedor de otras experiencias en la naturaleza, destaca el trabajo de “El Choique Guía”. “Es excelente, muy cuidadoso, respetuoso y conocedor del terreno. Un verdadero baqueano además”. El rol del puma es indispensable para el equilibrio del ecosistema de la Patagonia, debido a que es el depredador top de la cadena alimenticia. Determina el buen estado y funcionamiento al regular el número de herbívoros y carnívoros medianos, con un impacto positivo sobre la flora y fauna. Su avistaje es una herramienta mediante la cual, distintos operadores de la región, buscan reconectar a los turistas con la naturaleza. López remarca que “aun cuando vayas con tu propio vehículo o con el del guía, o que tengas un snack o un vino para degustar, eso no significa nada si el guía no conoce el terreno y el comportamiento de los animales al detalle”. “Tuve la posibilidad de hacer avistaje de fauna en Sudáfrica y debo decir que, más allá de que siempre es excitante ver a los animales en su hábitat natural, desde el punto de vista de la experiencia, lo esencial es contar con alguien que conozca la zona y las costumbres de las especies a avistar”. Para los visitantes, la experiencia es totalmente recomendable: “Debo decir que, aunque hubiese que salir varias veces hasta avistar alguno, vale la pena!”
Crece el interés local e internacional por la flora del noroeste de Santa Cruz
Provinciales-, La estepa patagónica no solo es rica en fauna. Su flora encierra una diversidad que es admirada por expertos y visitantes de todo el mundo. Crece el interés de los habitantes del noroeste santacruceño para descubrirla y disfrutarla.. Muchas veces pensamos a la estepa como una inmensidad marrón, polvorienta, con algunas matas achaparradas a lo lejos. Sin embargo, la estepa guarda un montón de tesoros para quienes estén dispuestos a mirar de nuevo, con otros ojos. Así descubrirán el universo de su flora, lleno de colores, tamaños y aromas. En la Argentina viven unas 11 mil especies, incluidos todos los tipos de vegetación, de las cuales 1070 son introducidas. “Como la Patagonia tiene la fama de ser solo un sitio inhóspito y ventoso, la gente piensa que no hay tantas especies de plantas y sin embargo, en la estepa patagónica hay aproximadamente 2500 especies, lo que representaría casi un cuarto de todas las especies que hay en el país” explica Marcela Ferreyra, Licenciada en Cs. Biológicas, autora de Guías de reconocimiento de especies de guías de Flora de la Patagonia.“El 60 % de todas esas especies está en los sitios áridos, es decir en la estepa y en el monte y no como suele pensar la gente en el bosque o en la selva”, agrega. En la región abundan el neneo, la leña de piedra o yareta, la melosa, la topa topa o zapatito, la petunia y la mata negra además de la tortilla de huevos, el té pampa o tomillo y el cuye colorado o rosado, entre otras. Todas estas variedades poseen alguna propiedad utilizada en la medicina ancestral, además de sus propiedades ornamentales o como forraje. A modo de ejercicio, Ferreyra nos invita a “imaginar un rectángulo de una hectárea en un sitio cualquiera de la estepa”. Ahí “podríamos apreciar una gran diversidad de especies. Si lo moviéramos a distintos sitios de la estepa, las condiciones cambiarían muchísimo, porque de pronto te encontrás con un curso de agua, o tenés napas corriendo cerca de la superficie donde puede desarrollarse un mallín (tierras bajas inundables), con un tipo de flora completamente diferente al que podés encontrar en un lugar arenoso árido o en un sitio rocoso”, detalla. La flora, aparte de estar condicionada por los factores geográficos y climáticos, también lo está por los biológicos. Así es como la mayoría de las especies dependen de la fauna -por ejemplo- para la polinización y la dispersión de semillas. “La estepa es sumamente rica en polinizadores, como mariposas, abejas, y hasta aves como la agachona que poliniza la Calceolaria uniflora (zapatitos de la virgen). Entre los dispersores de semillas se cuentan numerosas especies de aves y hasta mamíferos como el zorro y diversos roedores, que al comer los frutos, van dispersando las semillas. De esta manera colaboran con la dispersión de especies que a su vez les ofrecen alimento y refugio” explica la científica. En Santa Cruz hay una nutrida historia de viajeros, especialmente extranjeros, que llegan a observar la flora específica y endémica de la montaña o la estepa: “Tenemos plantas extrañisimas y a ellos les fascina, tanto eso como la inmensidad del paisaje”, afirma la bióloga. En los últimos tiempos son cada vez más los visitantes locales atraídos por la biodiversidad de la estepa patagónica: “Una vez que uno los ayuda a ver el puntapié inicial, a descubrirlo, a mirar de nuevo, la apertura de esa ventana es irreversible y contagia. Empiezan a disfrutar de otra manera y encuentran que la naturaleza es una increíble fuente de disfrute al alcance de la mano y gratis”. La flora del Parque Patagonia, “es digna de una exploración exhaustiva de porque es muy heterogénea”, afirma la científica. “Si un turista sale de la zona de Los Antiguos, y llega hasta la meseta o sube al Zeballos, es increíble la diversidad de plantas que va a encontrar de acuerdo a las condiciones de relieve y climáticas que van variando con la altitud y la exposición de las laderas. Por ejemplo, entre las dos rutas, la Ruta Escénica 41 hacia Lago Posadas y la 43 que va al Perito Moreno, es increíble la variación ambiental que hay, y por lo tanto florística”. Como parte de los hallazgos, en sus innumerables recorridos, los expertos han encontrado en la cima de la meseta del Lago Buenos Aires, en cercanías de la laguna El Sello, plantas que son de alta montaña, con una diversidad enorme. “Si pensamos que ese monte, que está aislado de la línea cordillerana tiene plantas de alta montaña que están aisladas ahí desde hace miles de años, es muy factible que existan especies endémicas que todavía no han sido descritas” sostiene la bióloga. “Desde todo punto de vista, ese parque es un tesoro en el medio de la estepa. Me produce mucha emoción recorrerla especialmente esos días de viento y ver lo increíble de la adaptación de esas especies para vivir en un ambiente tan desfavorable y apropiárselo y tener ese éxito”. Florecer en la adversidad “Las plantas de esos ambientes encuentran la solución a todos los problemas, ya sea adoptando formas achaparradas, viviendo dentro de otras matas, perdiendo la parte aérea cuando las condiciones se vuelven desfavorables, o transformando las hojas en espinas, hasta asociándose con otros animales. Logran colonizar esos ambientes. “Para mí, cuando una persona logra descubrir eso, no hay vuelta atrás” Las floraciones se van escalonando. Algunas comienzan en noviembre y se extienden hasta fines de febrero, donde podemos llegar a encontrar distintas flores. “Las plantas después entran en reposo, entonces muchas estructuras aéreas desaparecen o adoptan solo una estructura subterránea y es ahí donde vemos la estepa un poco marrón o amarilla, pero está toda esa vida en reserva porque están las semillas que están esperando para brotar en la temporada siguiente. La vida sigue, pero no es tan aparente como en la época de mayor floración”. “Hay que caminarla a la estepa, con tiempo y en la época indicada”, recomienda Ferreyra. A la distancia solo …
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Huerteros Perito Moreno. Alimentos agroecológicos para cientos de familias
Regionales-, Lo que comenzó como la iniciativa para que un pariente llevara lo mejor posible su enfermedad durante la pandemia, se convirtió en un movimiento del que participan cientos de peritenses en la zona noroeste de Santa Cruz, produciendo de manera agroecológica sus propios alimentos. En épocas excepcionales como las que nos tocan vivir, la sensibilidad comunitaria permite encontrar los lazos que unen las iniciativas particulares con necesidades más colectivas. Es así que a partir de una situación personal, la vecina de Perito Moreno Roxana Taritolay, fue la iniciadora de un movimiento local de huerteros que no para de sumar voluntades. Todo comenzó cuando Liliana, Fernando y Carlos -trabajadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, INTA – le regalaron a Roxana semillas de temporada, apenas comenzaba la pandemia. El estrés social que se percibía y la enfermedad de un familiar que debía estar aislado, la llevaron a realizarle una huerta en el patio de la casa para que le ayude como terapia mental y física. “Supe desde el inicio que los que peor la pasarían serían los pacientes de alto riesgo. Y proyecté hacia las huertas familiares. A finales de abril de 2020 publiqué la entrega gratis de unos 200 plantines que me habían sobrado de mis germinados. La sorpresa fue enorme. En unas horas hubo cientos de mensajes. El #yoquieroplantines se viralizó. Desde ese momento y hasta hoy nuestra comunidad huertera peritense viene creciendo en cada hogar”. Desde entonces se sumaron vecinos, amigos y amigas y ya tiene un nombre: Huerteros PM. “Somos un grupo organizado que estamos construyendo una personería jurídica para legalizarnos. Si bien todo empezó en casa el mérito siempre digo que es grupal. Queremos que resuene todo el tiempo ‘gratis y voluntario’, y que Perito Moreno sea noticia en todos lados como un pueblito alejado del sur argentino que se llenó de huertas familiares y orgánicas”. Para Taritolay, un hito en el desarrollo de esta movida huertera fue el año pasado cuando el INTA y el municipio de Perito Moreno entregaron kits de semillas en forma gratuita a unas 700 familias. “Nuestra intención es enseñar autonomía. Que se entienda la importancia de cultivar la tierra que habitamos para producir nuestros propios alimentos, favoreciendo la relación que por muchos años descuidamos con nuestro ambiente” También en 2020 fue que ayudaron a iniciar la huerta con pacientes y profesionales de salud mental del hospital local. “Los profesionales y el personal del hospital se pusieron el proyecto al hombro y acompañamos. Sembramos aromáticas, lechugas, arvejas, habas, cilantro y mucho más. Les enseñamos tips a los pacientes. Verlos relajarse y disfrutar entre sonrisas era nuestro regalo más lindo. Pudieron cosechar su propia fruta y participar de varias ferias locales donde vendieron sus dulces”, resaltó. Este año ya realizaron tres eventos donde entregaron gratuitamente a la población de Perito Moreno, a sus vecinos y vecinas, parte de lo que producen las familias que integran la organización y que donaron. Fueron más de 1300 kilos de frutas orgánicas. “La gente nos daba billetes porque pensaba que vendíamos! Las familias se iban agradecidas y felices y luego nos mandaban fotos de sus dulces, tortas, compotas, etc.”. Además, la agrupación viene trabajando con el hogar de ancianos de la localidad para que tengan su propia huerta. “La idea es hacerles un huerto elevado con bancales para que los abuelos y abuelas y las cocineras, puedan estar y trabajar sin dolores de columna en su huerta, y comer una que otra comidita a base de su cosecha”. La premisa de Huerteros PM, explicó Roxana Taritolay, es enseñar -sin imponer- a cultivar lo que cada familia quiera. “El proyecto llega a miles de personas en la comunidad. Sabemos que es muy importante nuestro accionar porque todo culmina en un plato de comida orgánico”. Promover el consumo de alimentos producidos localmente, de forma orgánica genera el movimiento de ese círculo virtuoso que fortalece no solo las economías locales de la región noroeste de Santa Cruz, sino una mejor alimentación de una comunidad cada vez más consciente, con iniciativas generadas desde la ciudadanía que buscan encontrar una mejor relación con la naturaleza. “Por sobre todo queremos que se sepa que en Perito Moreno estamos encaminados y activos en las huertas. Todo pasito a pasito y con mucha creatividad e innovación. Soñamos en grande como grupo y queremos que se sepa que es nuestra forma de vida ser huerteros/as en esta hermosa y muy fértil localidad”, finalizó la productora.
Histórico freno a la minería en favor del patrimonio natural y arqueológico de Santa Cruz
Provinciales-, Con un fallo sin precedentes, la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia confirmó el 31 de mayo la sentencia a favor de Fundación Rewilding Argentina de la Jueza Marta Yañez del Juzgado Federal de Caleta Olivia, por la cual puso freno a la actividad minera en el área cercano a Cueva de las Manos en el noroeste de la provincia de Santa Cruz. El Parque Provincial Cueva de las Manos, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, da cuenta de la trascendencia cultural y natural de la región noroeste de Santa Cruz. Un tesoro arqueológico de los primeros pobladores cazadores recolectores de la zona que demuestra cómo vivían y su relación con la naturaleza. La riqueza arqueológica y antropológica de los más de 80 aleros con pinturas registrados a lo largo del Cañadón del Río Pinturas cuenta con los reconocimientos de Monumento Provincial, Monumento Nacional, Paisaje Protegido y Sitio Patrimonio de la Humanidad. Con este fallo, se reafirma la importancia del respaldo legal para proteger el medio ambiente y las historias que nos condujeron al presente. La creación del Parque Provincial Cueva de las Manos ha garantizado el manejo adecuado para la conservación del sitio y su acceso público con una visitación cuidada y de calidad gracias a la permanencia continua de guías, esenciales para entender e interpretar las pinturas, así como el desarrollo de la región como destino turístico de excelencia. Con una naturaleza que se conserva prístina y enriquecida por el trabajo de las comunidades locales para su protección, la promoción de la región como destino de turismo arqueológico y el nuevo destino de actividades de senderismo y avistaje de fauna, nos llena de júbilo saber que las leyes nos protegen a todos y al patrimonio de los santacruceños y de todos los argentinos.
22 de mayo día Mundial de la Biodiversidad. Proteger y recuperar el esplendor patagónico
Provinciales-, La gran variedad de ambientes de la Patagonia brinda el hábitat adecuado para un mosaico extraordinariamente diverso de especies. Sin embargo, estos ecosistemas no estuvieron exentos de procesos de extinción y reducción poblacional. Hoy, sus especies autóctonas necesitan del compromiso de los gobiernos, comunidades y científicos para lograr recuperarse. Se conoce como biodiversidad a la variedad de especies vegetales y animales que viven en un espacio determinado. En la Patagonia, la gran multiplicidad de ambientes brinda el hábitat adecuado para una notable diversidad de especies animales. Sin embargo, como resultado de la depredación y las migraciones humanas, los ecosistemas de la Patagonia no fueron inmunes a procesos de extinción y reducción poblacional. En la región noroeste de Santa Cruz, en las 52 811 hectáreas ahora protegidas por el Parque Nacional Patagonia, se puede dar el libre traslado y migraciones de las especies silvestres y también el mantenimiento de poblaciones aisladas, lo que posibilita el trabajo de conservación. Considerada “una isla en tierra firme”, la Meseta Lago Buenos Aires suministra el agua necesaria para que fluyan interminables lagunas, manantiales, mallines y arroyos, convirtiendo al área en un refugio único de la flora y fauna autóctonas. En este rincón prístino de la Patagonia, se pueden avistar gran variedad de especies como choiques, guanacos, piches, pumas, chinchillones anaranjados, zorros y reptiles. Es el lugar ideal para el avistamiento de aves: gallaretas, cóndores, perdices martinetas, águilas moras y halconcitos colorados sobrevuelan los recorridos de este circuito. Es además, la zona de anidada en primavera y verano del endémico macá tobiano. A partir de este pequeño zambullidor exclusivo de la provincia de Santa Cruz y categorizado como “en peligro crítico de extinción”, se impulsó la creación del Parque Nacional Patagonia, concretada en el 2014. Luego de los trabajos que se desarrollaron para garantizar la conservación del macá tobiano, los científicos agregaron a sus investigaciones otras especies de la zona, como el chinchillón anaranjado (poco conocido por la comunidad Internacional de la conservación), el puma, el guanaco, el choique y la gallineta chica entre otras. En este ecosistema, el puma, por su condición de predador tope, es fundamental para asegurar la salud y el funcionamiento del ecosistema patagónico, regulando la cantidad de herbívoros (el guanaco es su presa principal) y carnívoros medianos. Se distingue además por su asombrosa capacidad de adaptarse a variados ambientes. En esta época del año, las temperaturas comienzan a bajar en la Patagonia y es inevitable ver mayor cantidad de guanacos bordeando las rutas. Y es que es la temporada en que estos animales realizan las llamadas “migraciones estacionales”, desplazándose hacia zonas más bajas buscando mejores temperaturas, pero sobre todo la disponibilidad de alimento. La estepa patagónica es uno de los lugares donde pueden encontrarse grandes poblaciones de esta especie. Otra de las postales que aportan colorido a la región noroeste, la encontramos como un puntito naranja entre los cañadones. Conocido localmente como vizcacha o incluso ardilla, el Chinchillon anaranjado es una especie que solo habita un sector reducido del oeste de Santa Cruz y zonas aledañas de Chile. Generalmente vive en ambientes rocosos cordilleranos y acantilados o roquedales de cañadones esteparios, alimentándose de las escasas y pequeñas plantas que crecen cerca de sus refugios. Si bien se puede avistar con facilidad en algunas partes del Cañadón del Río Pinturas, el chinchillón anaranjado ha visto sus poblaciones disminuir drásticamente, además de ver la conectividad entre sus poblaciones alterada. Otras especies como el coipo y la gallineta austral han conocido la misma desdicha. En cuanto al huemul y al huillín, ya desaparecieron regionalmente. Recuperar el delicado equilibrio en el que coexisten estas especies y así garantizar el buen funcionamiento de este ecosistema es un objetivo que comparten distintos actores gubernamentales, ONGs y comunidades locales. Gracias a su compromiso, unido al de científicos y voluntarios que trabajan arduamente en esa región, de a poco se van logrando avances significativos. En tiempos tan particulares como los que estamos viviendo, es imprescindible entendernos parte de este ecosistema global. Es momento de que como sociedad logremos ser más conscientes que nunca, de la importancia de conservar la biodiversidad de esta, nuestra casa común. Sin dudas, un pequeño granito de arena, es conocerla para reconocernos parte de ella.
Tecnología satelital para monitorear a los Choiques en el Parque Patagonia
Provinciales-, Con el objetivo de ayudar a la conservación de esta especie, se utiliza la última tecnología para entender los hábitos del más pequeño de los ñandúes suramericanos. Viajar por las rutas patagónicas nos llena la retina de paisajes tan particulares que, con solo pensar en ellos, no importa donde estemos, los podemos recordar. Así es como resulta típico ver guanacos pastando, lentos, a su ritmo. De pronto, en un instante esa calma se ve interrumpida por otra especie patagónica. De cuello y patas largas, ojos mansos y grandes, emplumado y a los trotes. Hablamos de los choiques, tan habituales en Patagonia y tan poco que se sabe de ellos. Los choiques son aves de la familia de los ñandúes, exclusivas de Sudamérica y las de mayor tamaño del continente. Se dividen en dos especies de la misma familia: Rhea americana (ñandú andino) y Rhea pennata (la que conocemos como choique). El choique es la más pequeña de las dos subespecies. Alcanza 1,10 metros de altura y un peso de 20 kilogramos. Se mueven en pequeños grupos de 5 a 30 aves, excepto en época de celo, en que se agrupan en un número mucho mayor. Los machos son polígamos (poseen varias hembras) y las hembras poliándricas (poseen varios machos). El macho se encarga de la incubación y cuidado de los charitos (pichones) mientras que varias hembras proveen de huevos a su nidada. Se alimenta de vegetales y pequeñas presas. Habita en pastizales abiertos, cultivos y bañados. No vuelan, pero son muy buenos corredores. Tanto es así que cuando es perseguido, supera los 60 km/h y cambia de dirección realizando carreras en zigzag. El Parque Patagonia alberga poblaciones en buen estado, lo que podría convertirse en un aliado para recuperar a esta especie en lugares donde ha desaparecido. Es por eso que un equipo de profesionales, trabaja utilizando la tecnología para conocer más sobre esta especie. Los radio collares con GPS que portan los choiques, se activan una vez a la semana para entregar los puntos de localización. En el caso de estas aves, es la primera vez que se utiliza esta tecnología y los datos que aporta ayudarán a tomar medidas para su conservación. Para obtener estos datos, los científicos se conectan con un receptor que les permite descargar los datos a una computadora, lo que permite observar los movimientos realizados por cada individuo. El biólogo Emiliano Donadío, director científico de Fundación Rewilding Argentina, explica que “con estos collares esperamos aprender sobre lo que se llama ecología espacial del Choique, que traducido es qué ambientes usa, cuáles selecciona y cómo va usando distintas partes del paisaje -si es que lo hace- en distintas partes del año. También si tiene algunos movimientos vinculados con el invierno, si deja de visitar algunos lugares porque la nieve está muy alta y no puede alimentarse o no le ofrecen refugio, etc.”. Hay estudios que indican que en otras zonas de la Patagonia la abundancia de choiques declinó bastante a partir del desarrollo de la ganadería. “Hay comentarios de antiguos viajeros que dan cuenta de grandes bandadas de choiques que se dejaron de ver. Ahora, en algunos sitios donde los campos han sido abandonados por problemas productivos, empiezan a verse, pero muy poquito”, explica el biólogo. “De los choiques se sabe muy poquito en todos los aspectos de su ecología. Hay algunos trabajos publicados sobre la dieta y el conocimiento sobre las distintas especies se basa en eso”, afirma Donadío. La forma y la finalidad que motivó la merma de su población han variado en el tiempo. Desde su caza exclusivamente para subsistencia –alimentación por los antiguos habitantes, hasta la captura furtiva solo por el precio de sus productos. Ampliar lo que se sabe, utilizando la tecnología, permitirá iniciativas más eficaces que ayuden a su conservación y a recuperar a esta llamativa especie en aquellos lugares donde ha desaparecido.
Las rutas del noroeste santacruceño entretejen paisajes, historias y culturas
Regionales-, ¿Qué son las rutas además de la posibilidad de trasladarse? En el noroeste de Santa Cruz permiten acceder a paisajes, historias y culturas únicas, y son el ambiente propicio para el -siempre necesario- viaje a nuestro interior. Sitios con fósiles de millones de años, evidencias pictóricas de antiguos habitantes, localidades que fueron protagonistas de los sucesos históricos trascendentes o las más recientes ‘Huelgas Patagónicas’. Todo “hilvanado” por las rutas del noroeste santacruceño con un presente que promueve a la región como uno de los nuevos destinos de turismo por su paisaje de abrumadora belleza. Dispuestas casi estratégicamente, una gran variedad de postales permiten disfrutar, a quien recorra estos caminos, de la experiencia de vivir la naturaleza salvaje de la región: sus cielos interminables, la meseta del Lago Buenos Aires, su estepa infinita y la abundante fauna silvestre que acompaña a los viajeros. “Viniendo desde el sur, descender a la zona de Bajo Caracoles es espectacular. Es un gran cuenco que alguna vez contuvo un lago glaciario. La vista abarca la cordillera, el Cerro San Lorenzo y el alto horizonte de la Meseta Lago Buenos Aires”, describe Guido Vittone, guía de montaña, especializado en geología, glaciología, botánica, e historia de la región. Desde ‘Bajo Caracoles’, los caminos se bifurcan: hacia el oeste, rumbo al Lago Posadas y la inmensidad de la estepa y al Paso Roballos, cruzando al Parque Nacional Patagonia, con la Cordillera siempre al frente, pasando por el ‘Portal El Sauco’ y las sorprendentes aguas de turquesa intenso del lago Ghio. O. Subiendo por la 40 hacia el norte a la localidad de Perito Moreno, se puede optar por tomar la RP 97 a Cueva de las Manos, que permite observar el Cerro Chato, el Cerro Poivre y grandes manadas de Guanacos, Choiques, Cóndores y Águilas moras. Viniendo desde el norte, poco antes de Perito Moreno, el viento nos acompaña -siempre- y la 40, que en el km 1251 se vuelve la avenida principal de Perito Moreno e invita a continuar hacia el sur, en un sinfín de curvas, subidas y bajadas, entre tierras de múltiples colores. Desde Perito Moreno hacia Los Antiguos, se recorre la ruta escénica 43, bordeada por una llamativa línea de grandes bloques y fragmentos volcánicos. A la vuelta de una curva, aparece repentinamente el inmenso Lago Buenos Aires, el segundo más grande de Sudamérica. El camino bordea la orilla del imponente espejo de agua y sus enormes olas que lo asemejan al mar, con vista a la Cordillera de los Andes con sus montañas y macizos de diversas formas. Siguiendo unos kilómetros adelante, las construcciones de una histórica estancia indican que se ha llegado al “Portal La Ascensión” del PNP. El guía afirma que “las recorridas por el antiguo casco, hasta la costa del lago o las caminatas en los senderos hacia la meseta, atraen cada vez más visitantes”. A solo 20 km se ubica Los Antiguos, una tranquila localidad a orillas del gran lago, donde las alamedas protegen del viento a las chacras productoras. En Los Antiguos nace la RP 41, también conocida por los locales como el “Camino del Zeballos”. Con dirección sur, bordeando la frontera con Chile, la ruta trepa hasta 1500 msnm y desciende hasta el Paso Roballos. Esta ruta conecta las localidades de Los Antiguos y Lago Posadas. Sus 170 km de recorrido atraviesan ríos, lagos, cerros, bosques y estepa y ofrece un sinfín de paisajes increíbles con caprichosas formaciones volcánicas y donde se pueden avistar gran cantidad de aves y Guanacos, realizar caminatas o simplemente disfrutar del recorrido. “Fue mejorada en los últimos años y cuenta con una audioguía que describe los puntos más notorios. Este camino está convirtiéndose en un emblema de la región”, explica Vittone. Los dos pasos fronterizos de la región son opción para extender el viaje al vecino país. El Paso Jeinimeni une Los Antiguos con Chile Chico y permite alcanzar la costa sur del Lago Buenos Aires, que en Chile se denomina Gral. Carrera, e invita a visitar las imponentes “Capillas de Mármol”. El cruce sur por Paso Roballos conecta con el Parque Nacional Patagonia Chile. Sus grandes montañas y caudalosos ríos de impactantes colores verdes y azules permiten disfrutar de actividades náuticas. “Estos caminos conservan intacto el espíritu de la Patagonia: grandes distancias donde es común ver fauna nativa, las estancias y la hospitalidad de sus poblaciones”. Vittone cree que ofrecen bastante más: “Estos horizontes interminables invitan a un viaje al interior de nosotros mismos”.
Parque Patagonia: más y mejores sendas para los amantes de la naturaleza
Regionales-, En el Parque Patagonia se trabaja para mejorar la oferta turística optimizando los circuitos y senderos, ampliando la experiencia sensorial de los visitantes y cuidando el entorno.. Podría decirse que una buena senda es la que permite el disfrute de la naturaleza dejando el menor impacto posible. Su diseño, mantenimiento y los servicios que ofrece en el trayecto se vuelven imprescindibles para la accesibilidad y seguridad de los visitantes a las zonas de uso público de una reserva ambiental. Una senda requiere el estudio de la topografía, trazado y marcación, definir pendientes para que sean menores de 10º, ubicación de puentes o escalones y los lugares de descanso y puntos de control. A veces se incluye la colaboración de técnicos por si en la traza elegida hay vestigios culturales de pueblos originarios o vegetación o animales únicos en ese lugar. Al momento de proyectar, construir y mantener un sendero, es imprescindible un enfoque conservacionista para que no sean solo facilitadores del paso de los visitantes. “Una cosa es mejorar algo histórico, una huella antigua de ganado o de caballos y otra cosa es hacer una senda como corresponde, de cero, que es lo que estamos haciendo en el Cañadón del Río Pinturas”, explica Alejandro Caparrós, coordinador del equipo de sendas del Parque Patagonia. Desde hace un año, el equipo que encabeza Caparrós viene trabajando en “lugares que son de alto contenido paisajístico, cercanos al hospedaje de la ‘Posta de los Toldos’. Hay lugares de estacionamiento, con señalética, cartelería orientativa, y a partir de ahí se inician las caminatas. El objetivo es hacerlos accesibles y que se ensamblen con el entorno, que no tengas que mirar el piso y te concentres en el paisaje”. La “Bajada de los Toldos”, es un sendero que permite bajar por el cañadón del Río Pinturas con una hermosa vista hacia la Cueva de las Manos, para llegar al área arqueológica, cruzando el río por un puente metálico hacia el lado del Parque Provincial. El desafío de Caparros y su equipo es convertir ese recorrido que comprende un desnivel de 159 m en un sendero de exigencia media accesible a la gran mayoría de los visitantes. El equipo de construcción y mantenimiento de los senderos incluye mano de obra local a la que se capacita con la colaboración de una empresa estadounidense especializada en el desarrollo de estos servicios. “La idea es que sean chicos locales para que después puedan ser contratados por Parques Nacionales para seguir los trabajos”, remarca el coordinador. Se sigue extendiendo el circuito de senderos. “Uno va a rodear cerro Amarillo, entrará hacia el Cañadón, se va a conectar todo por el río con dos o tres puentes a Casa de Piedra y de ahí con el sendero de Balcones. Va a ser una oferta de una caminata de todo el día, con lugares de acampe”, cuenta Alejandro. También se están pensando nuevos centros de visitantes, refugios que permitan estadías y caminatas de 3 a 4 días y lugares para practicar escalada. “Uno viene a estos lugares si las rutas están buenas, y las sendas son la continuidad de las rutas. Le dan un plus a la región, generando una economía mucho más sustentable para todos los pueblos vecinos”, afirma. “Si las sendas están buenas la gente se quiere quedar y utiliza servicios del lugar. Es vital para la economía de la región que existan sendas en buenas condiciones”, remarca. Esta temporada, los visitantes “volvieron muy contentos, se sintieron seguros. Vieron cóndores, guanacos, chinchillones, choiques, a la distancia algún puma o zorros. Los chicos no se quieren ir. Las experiencias son de bienestar humano, siempre acompañados de buena infraestructura de uso público”. Caparrós no disimula. Se siente “honrado de abrir estos caminitos para que los argentinos lleguen a conocer su Patria”. Siente que es “un eslabón en este mecanismo de un gran equipo en el cual estamos trabajando todos con el mismo propósito. El premio es ver a los visitantes contentos, es poder dar esa accesibilidad a estos diamantes que tiene Argentina”.
Cruce de la Meseta del Lago Buenos Aires, 100 km de trekking y aventura
Provinciales-, Cien kilómetros de caminata entre los incomparables paisajes y la biodiversidad del noroeste de Santa Cruz. Guías capacitados e instalaciones renovadas completan una propuesta en la que se viene trabajando desde hace dos años.. La iniciativa surgió desde los visitantes aficionados al trekking. La búsqueda de nuevas experiencias durante las caminatas es una demanda creciente entre los que llegan al Parque Nacional Patagonia. Sin dudas, el noroeste santacruceño ofrece un gran potencial para desarrollar nuevas y seductoras propuestas para los amantes de esta actividad física. En esa búsqueda se lanzó Pablo Agnone, intendente del Parque Nacional Patagonia, junto con Federico Djeordjian, titular de la agencia de viajes “Chelenco Tours”. Ambos comparten el interés por las actividades de montaña, siempre pensando en el desarrollo turístico. “En mi caso, como administrador de un área trato de promover las actividades que tienen que ver con el disfrute y el desarrollo de un área protegida”, cuenta el intendente. La idea es incorporar al uso público un sendero de largo recorrido que cruce la meseta del Lago Buenos Aires. “Lo que estamos buscando es que la gente, con un perfil más experimentado, pueda subir un escalón y encarar este tipo de travesía”, dice el administrador. Fue así que comenzaron la caminata desde el “Portal La Ascensión, para atravesar toda la Meseta del Lago Buenos Aires hasta su margen sur, para llegar al destacamento de guardaparques en el paraje ´El Sauco´. Son aproximadamente 100 km. Hacer el relevamiento nos llevó dos días largos”, relata Agnone. “Fuimos explorando para conocer la viabilidad del recorrido, para que la gente pueda acceder. La idea que surgió es acondicionar cinco antiguos puestos de campo para que sirvan de refugio y se pueda hacer la travesía en aproximadamente en 5 días, 4 noches, pernoctando en ellos”, agrega. “La primera sensación que me dio la meseta, es estar en otro planeta”, dice Agnone al comparar el paisaje que sale desde el Lago Buenos Aires, con molles, coirones, calafates, y llega a un lugar donde la vegetación es totalmente adaptada y predomina la piedra, salpicada por algunas lagunas de altura. “Tenemos el Monte Zeballos y una vista inmejorable del Monte San Lorenzo. En la Laguna ´El Sello´ pudimos avistar más de mil flamencos y cisnes”, cuenta el explorador. Una variable que hay que tener en cuenta es la climática. “Va a depender de la época del año, pero independientemente de eso, son condiciones extremas, con fuertes vientos, bajas temperaturas y un suelo totalmente agreste, conformado por afloramientos rocosos, pequeños volcanes. Es el ambiente característico de la estepa patagónica muy interesante de ver”, explica Agnone. Desde la administración del parque se viene trabajando en un relevamiento que busca ampliar los circuitos y sus servicios, con instalaciones acordes y personal capacitado. “El Rincón”, “El Huevo”, “La Gaucha”, “Méndez” y “El Sauce” son los puestos a los que se le relevaron sus condiciones. La idea original es ponerle calefacción con combustión lenta, mantener las cocinas económicas que existen y hacer trabajos de mantenimiento de cierre, aberturas, ventanas, reparación de techos, etc. “Queremos que tengan una misma fisonomía, para que la gente los pueda identificar y que puedan acceder con pautas similares a las de un refugio de montaña tradicional. Que hagan un uso sustentable, seguro y responsable”, dijo el intendente del Parque. En 2020 se pudo conformar un grupo de guías en conjunto con la Fundación Rewilding Argentina. Una vez que ya esté consolidado el circuito, “la idea es tener guías que puedan acompañar a la gente, utilizando la mano de obra local calificada y resguardar este recurso natural y cultural que tenemos en el Parque Nacional Patagonia”. Agnone afirma que “estamos trabajando también con el Club Andino de Perito Moreno, que se está consolidando fuertemente en la localidad, y buscamos que puedan ser precursores de esto y puedan acompañar a las personas en el recorrido”. La fragilidad del ambiente no permite desarrollar actividades de forma masiva. “Pensamos en grupos reducidos, quizás no mayor a diez personas, con el acompañamiento de un guía Queremos velar por las condiciones de conservación más allá de la flora y la fauna, allá arriba tenemos un recurso arqueológico enorme”. La segunda etapa de este ambicioso proyecto contempla unir este circuito con el Parque Perito Moreno, atravesando y conociendo la zona del Lago Posadas e ingresando al parque por la zona del Lago Belgrano. Eso podría insumir unos 15 días, una experiencia fabulosa para desarrollar en verano. Agnone apuesta a que, el desafío de cruzar la emblemática meseta del Lago Buenos Aires, se convierta pronto en un icono infaltable en los destinos de la comunidad de senderistas. La pandemia no constituye ningún obstáculo para ello. Y, además, tiene un enorme valor agregado: “Es una alternativa muy interesante que sumará al desarrollo turístico de la región”.